Tomar una bolsa de arpillera gigante e introducir en ella a VHM, el staff completo de 678 y atar con firmeza la bolsa cerrándola. Luego rociar con líquidos solventes. A continuación acercar la llama y listo. El comienzo de una buena acción." Gustavo Dubiansky.”
Buenos días, arquitecto. Y buenos días a ustedes que acaban de leer lo que publica el diario Clarín en su versión online. El comentario anterior lo encontré leyendo la nota en la que Clarín cuenta que Roberto Caballero, Cynthia García y Ari Lijalad fueron declarados personas no gratas en Radio Nacional. Por trabajadores que hoy son considerados por este diario como ejemplo de lo que toda persona de bien debería hacer con los “periodista K”: declararlo persona no grata, claro. “Los vamos a matar a todos. La cacería empieza en unos meses!!! Hasta me parece que me pierdo las vacaciones por salir a buscarlos los antes posible… Usaremos unos cuántos Focus verdes. Cristian Faust.” Y sí. Son los lectores del gran diario argentino. Gente tierna. Porque el periodismo independiente cree en la libertad de expresión y además en el ahorro de energías. Y qué mejor ahorro que usar a sus lectores como editorialistas que firman lo que ellos todavía no se animan a firmar: el deseo de terminar para siempre con tantas molestias. Si no fuera así ¿qué sentido tendría hacer públicos este tipo de mensajes todos los días? Clarín desea y alienta que estas cosas ocurran. La prueba es el siguiente comentario que sale en la misma nota. “Anónimo. Este comentario está pendiente de moderación.” O sea que el diario decidió no publicar a este señor anónimo, como decidió que la idea del hombre de la bolsa sí fuese conocida por el gran público. Vuelvo. Los conflictos sindicales en Radio Nacional son una cuestión que me excede.
Desconozco los detalles. Claro que uno sabe que los laburantes tienen derechos. Tienen derecho a exigir por sus derechos, tienen derecho a elegir la manera en que exigen por sus derechos, y hasta tienen derecho a declarar persona no grata a quien le parezca. Así debe ser. Y hasta tienen derecho a equivocarse en cualquiera de estas decisiones. Como las autoridades de la radio tienen derecho a equivocarse. Y yo también.
“Karneros hijos de puta. Fernando Gallo”. La letra K no debe faltar en los insultos. Pero el comentario más inteligente de un opositor acérrimo es “Que se maten entre ellos. ¡Qué lindo! Ana Buron”. Esta Ana entiende de estrategia básica y va al hueso del asunto: que nos matemos entre nosotros. Que nos matemos –así les ahorramos el trámite- los que logramos que la radio esté desde hace varios años entre las que más se escuchan. Cada uno haciendo su laburo que en algunos pocos casos incluye poner el nombre y la cara para que en Clarín los deshonren y los amenacen de muerte. (A Caballero y otros más Clarín quiso meterlos presos hace un par de años.) Ese diario que alienta la muerte de periodistas, y donde las actividades gremiales son resistidas como la peste, y cuando se puede: solucionadas como se soluciona una peste. Fumigando. Sabrán que yo también trabajo en Radio Nacional. Hace 20 años que hago radio y hoy difícilmente tendría trabajo en un medio que no fuera oficialista. Porque la libertad de expresión para las empresas que sostienen al periodismo independiente es la libertad de expresar ideas contrarias al oficialismo. Pero no me quejo porque me siento muy bien trabajando en medios estatales. Me gusta estar del lado de los que pensamos que la información es un derecho de los pueblos y que la libertad para expresar ideas es mejor no usarla para quitarle al pueblo sus derechos. Del lado de los que pensamos que cuando eso ocurre, cuando los periodistas trabajan en contra de la sociedad, se les responde con ideas mejores que esa. Y no amenazándolos con quemarlos vivos como hace Clarín. Eso hacemos en los medios públicos, comunicamos para el bienestar general. Porque el pueblo nunca consigue sponsors que lo auspicien. Por eso es una pena lo que pasó en nuestra radio. Porque quizá fue un error no negociar de otra manera con los sindicatos. Y capaz fue un error no ceder a todas sus demandas. Y capaz fueron erradas algunas de sus demandas. Y capaz fue un error que se convocara a una huelga de 48 horas. Y capaz fue un error grabar un par de programas para transmitirlos durante esa huelga. Y capaz fue un error no pedir la conciliación obligatoria para seguir negociando. Y capaz fue un error declarar personas no gratas a nuestros compañeros. Y capaz fue un error ponerme a escribir sobre este tema en lugar de hacerme el distraído. Pero no fue haciéndonos los distraídos como conseguimos ponernos de pie como país. Con errores se construyó este presente. Y con aciertos. Y mirándonos a los ojos en estos últimos doce años. Para saber que cuando hay una Ana que dice “qué lindo, se matan entre ellos”, somos un Ellos, la misma gente. Y quieren prendernos fuego. Pero no por nuestros errores, sino por todos los aciertos. No porque tengamos conflictos, sino porque estamos juntos.
(Tiempo Argentino, domingo 12 de julio de 2015)