MENDOZA / Los glaciares / Escribe: Alberto Lucero






Los glaciares de montaña son masas de hielo existentes en la superficie terrestre, que se originaron por la acumulación, la compactación y la recristalización de la nieve caída en montañas de altura.

La formación de los glaciares se denomina glaciación, que es el proceso de trasformación de la nieve en hielo, lo cual produce pérdida de burbujas de aire y un aumento de su densidad, pasando de una textura suave y esponjosa, a una granular y más dura.

Los glaciares pueden crecer, cuando la caída anual de nieve supera la derretida en verano y viceversa, pueden retraerse, cuando la nieve caída permite formar menos hielo que el que se derrite y son masas de hielo perennes, de diversas dimensiones y formas, que pueden fluir lentamente hacia alturas inferiores, debido a su propio peso o pueden derretirse lentamente cuando las condiciones de temperatura lo permiten, formando los arroyos y ríos cordilleranos. Los glaciares son reservas claves de agua dulce y han sido clasificados según su forma, (de valle, de nicho, campo de hielo etc.); según su régimen climático, (tropical o polar); y según su estructura interna (posición y cantidad de roca o tierra que contenga el hielo del glaciar).



Los glaciares se llaman descubiertos o blancos, cuando el hielo es visible; ó cubiertos, cuando el hielo esta cubierto por tierra o rocas; ó se denominan de roca, cuando el glaciar esta compuesto por una mezcla de hielo y rocas.

Lamentablemente, los Glaciares de la Cordillera de los Andes, desde Colombia hacia el Sur, se encuentran en franco retroceso producto del calentamiento global y se han reducido en una cuarta parte en los últimos 30 años.

Esto significa un serio problema para las comunidades que vivimos en ambas laderas de la Cordillera, por los recursos hídricos que los glaciares nos otorgaban y que hoy se ven reducidos por el cambio climático.

Según el IPCC, (panel de la Organización de las Naciones Unidas que agrupa a las diferentes investigaciones internacionales sobre el cambio climático), estos glaciares podrían desaparecer completamente en los próximos 20 o 30 años.

Por ejemplo, en 1970 existían en el Perú 18 áreas glaciares que cubrían más de 2.000 kilómetros cuadrados y en 1997 esta extensión se había reducido a 1.595 kilómetros cuadrados, lo que significa que en sólo 27 años se produjo una reducción del 22% y este ritmo se está acelerando, mientras el número de habitantes del planeta continúa aumentando, rápidamente, aunque la tierra no tiene ahora más agua que dos mil años atrás, cuando estaba habitada por menos del 3% de la población actua.

Por supuesto, esta demanda creciente de agua está generando una dura competencia para disponer de estos escasos recursos y al calentamiento global y a la retracción de los glaciares, se viene a sumar ahora la demanda para las actividades megamineras, lo que puede llevar a la humanidad a situaciones incontrolables.



Nosotros, queremos llamar la atención sobre este problema, para que se busquen modelos de crecimiento distintos al extractivismo, ya que hay que denunciar con todas sus letras que la megaminería impacta de modo irreversible sobre los glaciares y podemos asegurar que después del calentamiento global, ésta es la acción más nociva para la vida de los glaciares. Desde la construcción de caminos mineros durante la exploración, muchos de los cuales se realizan directamente sobre los glaciares, o cerca de ellos, cubriéndolos de polvo lo cual acelera su derretimiento; en algunos casos se cubre a los glaciares con arena, sal y rocas para estabilizar caminos o para construir plataformas de perforación sobre ellos y a veces se los perfora directamente mediante uso de explosivos.

Luego, en la etapa de explotación, se suman los derrames de aceite, petróleo y tóxicos; la remoción masiva de hielo con maquinaria pesada y el entrerramiento de glaciares bajo depósitos de estériles, lo cual acelera su velocidad de deslizamiento debido al mayor peso.

En todos los lugares en que hay actividad megaminera a gran altura está ocurriendo esto, y es lo que queremos evitar para Mendoza, pues si al retroceso y disminución de nuestros glaciares que nos tienen por 5º año consecutivo en emergencia hídrica, le llegáramos a sumar la destrucción de glaciares por las actividades de la mega minería, directamente estaríamos rifando nuestro futuro.

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