ARGENTINA / Confrontando ideas / Escribe: Héctor Recalde






De los mismos autores de "La Hora de la Convergencia y Bases para formulación de políticas de Estado", hoy nos llega "El Rol del Estado y el buen gobierno Republicano" (sic), último documento publicado por el Foro de Convergencia Empresarial.

Vale la pena leer estos tres documentos, porque allí se exponen las ideas del empresariado argentino: cómo entienden que funciona la economía, cómo se ven a ellos mismos, cómo ven al Estado y cuáles son las políticas que, según ellos, le vendrían bien al país.

Sostienen que "El empresariado, asumido decididamente como motor generador de condiciones para el crecimiento sostenible e inclusivo y la reducción de la pobreza de nuestra nación, constituye una fuerza viva fundamental y un sujeto activo del cambio económico y social." Es decir, son ellos quienes llevan adelante la economía, creando "empleo genuino" y reduciendo la pobreza.



Desde ya que, entonces, el rol del Estado no va a ser otro que el de "establecer reglas de juego claras y hacer cumplir las leyes, pero más allá de este marco, su injerencia en el ámbito propio de la actividad privada, interviniendo arbitrariamente en la toma de decisiones empresarias lesiona gravemente la economía y obstaculiza el desarrollo económico y social". Más claro imposible; ellos serían el motor de la economía, mientras que el Estado no sólo no contribuiría al desarrollo sino que, para peor, ¡sería un obstáculo!

A partir de esta interpretación, elaboraron un pliego, al mejor estilo Escribano, donde enumeran todas las medidas que el Estado debería llevar a cabo, entre las que se destacan: garantizar la independencia del Poder Judicial, fortalecer los entes reguladores de los servicios públicos, reforzar la independencia del Banco Central y eliminar los impuestos y gravámenes distorsivos que impliquen restricciones a la producción y a la comercialización (léase retenciones a las exportaciones).

Este conjunto de medidas serían las que, según ellos, necesitaría el empresariado argentino para invertir: "La creación de nuevos emprendimientos por parte de las empresas, y, en particular, la puesta en marcha de los proyectos de inversión necesarios para ello, requieren insoslayablemente de un marco de previsibilidad de las reglas de juego."

Unos días después, Juan Carlos Sacco, vicepresidente de la UIA, se encargó de ser más específico: "Es necesario hacer ajustes", porque según él, los problemas de la economía argentina son la "falta de inversiones por falta de confianza": "tipo de cambio"; y "algunas leyes laborales que están impactando fuertemente en la creación de nuevos empleos". (No hay mejor confirmación de ese pensamiento, que algunas aclaraciones asimétricas).

Me gustaría saber cuáles son las leyes laborales que están impactando en la creación empleos. Supongo que no será la de reducir la jornada laboral de 48 a 45 horas, porque países que ellos siempre se encargan de tomar como modelo, Brasil, España, Alemania o Francia, tienen 44, 40, 39 y 35 respectivamente . Si se redujera así la jornada se daría empleo a 200 mil personas. Respecto al tipo de cambio, todos sabemos que implica devaluación y eso lo terminan pagando los trabajadores.

Una frase recurrente presente tanto en las afirmaciones de Sacco como en el documento de la cúpula empresarial, es la idea que para que inviertan tiene que haber "clima de confianza".

Según esta explicación, habría que brindarles certidumbre, y ahí es donde entran todo este tipo de recomendaciones como que se debería contar con reglas claras, mercados flexibles y competitivos, que haya "seguridad jurídica", etc. El gobierno debería entonces aplicar medidas (o dejar de hacerlo, en realidad) para generar un marco de confianza. Según su criterio la intervención del gobierno en cualquier sector de la economía provocaría todo lo contrario.

En realidad este "clima de confianza" y "seguridad jurídica" son un gran eufemismo para decir que hay que hacer lo que los empresarios piden, pero a la vez, que el gobierno intervenga para contener los reclamos salariales (ojo, los salarios, no los precios ni los niveles de ganancias).

Los empresarios deberían saber mejor que nadie que las decisiones de inversión poco tienen que ver con este clima de confianza. Para que haya inversión lo que tiene que haber es una mayor demanda. Por más "seguridad jurídica" y "reglas de juego claras", ¿qué empresario decidiría invertir si observa que su nivel de ventas está cayendo? Paradójicamente, esto es lo que sucedería si se lleva a cabo el ajuste que tanto piden.

Ojo, esto que plantean ellos no sería un anhelo, ni estaría influenciado por sus propias ambiciones. No señor. Según ellos, esto es así: "Como todos, los empresarios a veces acertamos y otras nos equivocamos. Pero hemos aprendido que, para que tengamos la posibilidad –nunca la seguridad– de que nuestras empresas funcionen, y generen progreso y beneficios a la sociedad, es imprescindible que existan ciertas condiciones, ciertos principios y reglas sin los cuales todo esfuerzo termina siendo inútil."



Parece que en estos doce años no aprendieron mucho. Durante todo este tiempo las empresas funcionaron muy bien, ganaron mucha plata y crecieron como nunca, y eso fue gracias al Estado. Porque a diferencia del empresariado argentino, que lo que está pidiendo es un regreso a las políticas neoliberales de los ’90 que nos llevaron a la peor crisis de la historia argentina, el Estado sí aprendió la lección. Las "condiciones" de las que ellos hablan, esas condiciones que estimulan la inversión y el crecimiento, no son otras que salarios dignos, restitución de derechos, un piso mínimo de protección, mayor inversión pública, en fin, un Estado presente y activo. Ese es el camino al desarrollo, el que da "seguridad jurídica" y ese es el camino que va a continuar transitando la Argentina en los próximos años. Ese es nuestro modelo desde Nestor Kirchner y Cristina Fernandez de Kirchner.

El empresariado argentino debería adecuarse a los tiempos que corren, salvo que quiera ser recordado como el pasado, el pasado más cruel que haya vivido nación alguna.

Nosotros seguimos pensando el futuro y profundizando el proyecto que es inclusive e igualitario, por eso es nuestro candidato.

(Tiempo Argentino, sábado 30 de mayo de 2015)

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