En los momentos que el miedo se apoderó de Argentina.
Luego de que el Ángel Rubio marcara a la Presidenta de Madres Azucena Villaflor y fuera secuestrada y asesinada.
Luego de que la muerte se corporizara en nuestro País y secuestrara miles de Argentinos, se apropiara de sus hijos y estableciera el plan criminal más perverso de nuestra historia, con Videla y Menendez a cargo.
Cuando soslayaron su presencia; cuando establecieron la mordaza en la prensa, y dominaron gran parte de nuestra sociedad e impusieron el “por algo será”.
“Por algo será” se oía como un rezo donde las grandes mayorías encontraban su cobarde consuelo.
En esos momentos negros, en esos momentos sangrientos, en ese precipicio de la historia Argentina.
En ese instante, una madre se puso un pañuelo en la cabeza y empezó a dar vueltas a la plaza de mayo convirtiéndose en el monumento más grande a la valentía y resistencia que yo tenga recuerdo.
Hoy queman un muñeco con su imagen y la atacan en forma permanente, hoy parecen no encontrar un enemigo mayor parecen confundir prioridades.
¿Cómo no distinguir, como no valorar?
¿Qué pueden pensar?
¿Cómo pueden olvidar su ejemplo, cómo pueden atacarla así?
No tienen acaso memoria.
No tienen acaso dignidad.
¿No tienen acaso conciencia de lo que hacen?
Como decía Serrat: ¿a quien sirven cuando alzan sus banderas?
Hebe se convirtió en una luchadora, un ejemplo para todos nosotros.
Una mujer que defendió y defiende sus ideas, el ejemplo de las madres hoy es reconocido en el mundo, el pañuelo blanco es símbolo de resistencia pacífica y lucha.
El odio que le tienen es el odio que le tuvieron a los hijos que la convirtieron en madre de la plaza.
La lucha de Hebe es nuestra lucha y su ejemplo nuestra fortaleza.
Lo que debieron y deben hacer es algo sencillo:
Decir fuerte: GRACIAS HEBE.
Gracias por el pañuelo, por la fuerza de tu pasión, por la dignidad de tu lucha, por las vueltas a la plaza y la dignidad de elegir el barro de la historia.
Gracias eternamente, gracias Hebe querida.
(www.mdzol.com)