CANCION / El habano de Tittarelli / Escribe: Horacio Fontova






Su primer disco fue editado en el año 1982, y ya desde el comienzo mostró una amplitud de géneros que abarcó desde el blues, el rock and roll, el folklore, la salsa (ritmo que predominó en la época de “Fontova y sus Sobrinos”), hasta su actual retorno a la música telúrica, sin perder jamás el acompañamiento de su mejor amigo: el humor.

En la década del 80 se dedicó básicamente a la música recorriendo todo el país.

En 1985 hizo un concierto en el Estadio Obras junto al músico uruguayo Leo Maslíah que se llamó: “Maslíah–Fontova: Bienvenidos a la Argentina”.


Clavado en su tapado de hormigón lo
hallaron en una demolición
Sus uñas eran como de Carey
Su boca parecía fumando

En medio de esa horrible situación
Un obrero chicano exclamó
¡Dios mío que pedazo de porción!
¡Es como un fabuloso andamio!

Era el de Tittarelli el gran ampón
Aquel de los casinos en el broncs
Su fama no fue una cuestión de ley
fue relativa a su tamaño

El Italiano era un gran señor
Siempre dispuesto a hacerte el favor
Con aires de gran lord
y ese olor tan de napolitano.

Y las viejas, en el broncsciento de New York,
aún suspiran por el habano del ampón.
El cilindro, que tantas noches provocó
mil sudores y algún que otro embrión.
Que complicado fue lo de Eliot Ness
tratando de apresar a ese gran pez
Se dice que Eliot hasta se vistió
de loca bataclana a veces.

Las malas lenguas dicen
que no fue que lo hizo
para cumplir con la ley.
Se cuenta que una noche
se lo vió yirando por nueva jersey

Que Tittarelli un día lo siguió
súbitamente se le apareció
le pegó una trompada en el mentón
y el otro se escapó llorando

Y el mismo Eliot fue quien ordenó
que al ganster lo cubriera el hormigón,
al ver que el Italiano despreció tanta carta de amor

Y las viejas, en el broncsciento de New York,
aún suspiran por el habano del ampón.
El cilindro, que tantas noches provocó
mil sudores y algún que otro embrión.

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