Según narra el historiador José María Rosa, en febrero de 1811 el capitán de Blandengues José Artigas se presentó ante la Junta Grande en Buenos Aires, para ponerse a las órdenes de la revolución y sublevar a la Banda Oriental.
Es poco lo que pide a las autoridades: doscientos pesos y ciento cincuenta soldados.
Según la tradición, asombrado el Deán Funes ante el módico pedido le pregunta: -¿Quién es usted que con doscientos pesos y ciento cincuenta hombres va a sublevar a la Banda Oriental?
-¿Yo? ¡El Jefe de los Orientales!.
Muy poco tiempo después daría pruebas sobradas de que la vanidad y la jactancia no estaban entre sus defectos.
El 18 de mayo de 1811 se produjo en Las Piedras la primera (*) batalla ganada por los patriotas en el Virreinato del Río de la Plata.
Al mando del ya teniente coronel Artigas, unos mil hombres entre los que se contaban dos centenares de Patricios veteranos de la expedición al Paraguay, enfrentaron durante más de cinco horas a los 1.250 hombres que desde Montevideo enviara Elío al mando del capitán de fragata José Posadas.
La rendición a discreción de las tropas virreinales fortaleció el espíritu revolucionario en ambas márgenes del Plata y la Junta de Buenos Aires ascendió a Artigas, por servicios prestados en el campo de batalla, al grado de coronel.
Se cumplen hoy 198 años de aquella histórica jornada de gloria en la lucha independentista de orientales y argentinos.
Sólo un año antes, el 25 de mayo de 1810, se había iniciado en Buenos Aires el proceso revolucionario con el derrocamiento del virrey Cisneros.
La Primera Junta de Gobierno se instala y da los primeros pasos, no exentos de contradicciones, en el largo camino hacia la independencia definitiva de las por entonces Provincias Unidas del Río de la Plata. Mayo es entonces un mes en el que los pueblos que hoy conforman al Uruguay y a Argentina hicieron historia en la construcción de una Patria común.
Hace dos siglos el rechazo a la dominación monárquica y la voluntad libertaria de nuestros pueblos, su decisión de adueñarse de su propio destino, los hizo marchar juntos tras un horizonte de justicia y dignidad.
Y lo lograron.
Sin olvidar por ello o quizá recordando especialmente a quienes anteponiendo intereses particulares, pretensiones hegemónicas o simplemente una visión estrecha del desafío que enfrentaban, sembraron no sólo en el Plata sino en todo el continente la fragmentación que aún hoy padecemos, ignorando las palabras escritas por San Martín a José Artigas: -Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos todo, y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran atacar nuestra libertad. No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria. (1819).
Pero como la historia se diluye en melancolía si no somos capaces de dejar que nos ilumine el presente, tratemos de llegar a él.
Hoy orientales y argentinos enfrentamos desafíos similares.
Una crisis internacional desatada en los centros del poder mundial amenaza con poner en riesgo los avances que en la construcción de soberanía hemos conseguido en los últimos años y que sólo podrán consolidarse a través de una amplia y profunda integración regional.
Hace casi seis años que uruguayos y argentinos mantenemos una controversia por la instalación de la pastera Botnia en la margen izquierda del río compartido.
Ambos gobiernos, con aciertos y errores, han ejercido la mejor defensa de sus intereses nacionales y el diferendo se encuentra hoy a la espera de una decisión de la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Pero no alentemos ilusiones vanas.
Los fallos reconocen derechos y otorgan razones, pero no resuelven los problemas ni disuelven los desafíos, sobre todo cuando éstos van más allá de un episodio circunstancial.
Al día siguiente del fallo las grandes cuestiones seguirán pendientes.
¿Cómo vamos a defender nuestro sistema ecológico y medioambiental frente a las pretensiones de aquellos que quieren sacar ventaja de la explotación descontrolada de nuestros recursos naturales?
Ya en 1972 Perón nos respondía: -Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo...donde rige la economía de mercado...En defensa de sus intereses, los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria. (Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo).
Frente a la crisis global que nos amenaza y la necesidad estratégica de proteger nuestros recursos no hay otro camino que la integración y la acción solidaria de pueblos y gobiernos.
Integración y solidaridad que sólo pueden sustentarse en la firme conciencia de la construcción del destino compartido y en el afecto y la concordia de las comunidades, aunque de esto se rían los que sólo creen en el peso de los intereses.
De allí que al evocar las jornadas de mayo que nos dieron Patria, con respeto y humildad y teniendo en vista los riesgos comunes que enfrentamos, vuelva a solicitar a mis compatriotas de Gualeguaychú que pongan fin al corte del Puente Internacional General San Martín y que sin resignar sus legítimos reclamos, concluyan con una metodología de protesta que sólo consigue lastimar la sensibilidad de un pueblo hermano, desviando la atención de las verdaderas causas que ponen en riesgo nuestros intereses permanentes.
¡Gloria y Honor a los revolucionarios de Mayo y a los héroes de Las Piedras!
(*) Dice José María Rosa: -Suipacha había sido un combate de media hora. San José, un encuentro contra cien españoles y Campichuelo, una espantada (Historia Argentina, T 2, pag. 273).
(Hernan Patiño Mayer, ex Embajador de la República Argentina en la Republica Oriental del Uruguay. Diario la Republica de Montevideo, domingo, 17 de mayo de 2009)