MENDOZA / Vecinos del barrio Flores trabajan en la prevención de riesgos / Nota






Taller comunitario para la prevención de riesgos es el nombre del proyecto de extensión Prof. Mauricio López en el cual un grupo de extensionistas trabaja en el Barrio Campo Flores, de Ciudad, junto a la Asociación del mismo nombre, con el objetivo de brindar herramientas de prevención a la comunidad frente a los riesgos del territorio. El equipo, coordinado por el docente Jorge Horacio Barón, está compuesto por estudiantes, docentes y egresados de las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas, Agrarias e Ingeniería.

Un desastre es una interrupción seria del normal funcionamiento de la vida de la comunidad que provoca fuertes pérdidas y daños en el ámbito humano, material y ambiental. A partir de esta definición es que un grupo de extensionistas trabaja en la concientización de la comunidad del Barrio Campo Flores con el objetivo de “promover una cultura de prevención frente a riesgos de desastres en el Asentamiento para ayudar a reducir la vulnerabilidad de sus habitantes ante emergencias y desastres”.


El equipo, conformado por estudiantes, docentes y egresados de las carreras de Ingeniería Civil y en Recursos Renovables, Ciencia Política y Geografía, es coordinado por el Jorge Horacio Barón. En su proyecto, estos afirman que la nuestra “es una provincia, que tal como tantas otras regiones del mundo, se encuentra sometida a la posibilidad permanente de sufrir desastres de carácter tanto de índole natural como antrópicos”.

Además, “la relevancia de esta situación deriva de la amenaza que representa el agente detonante en cada uno de estos desastres”, como así también de las condiciones sociales de determinado grupo por un lado, y las fortalezas y herramientas que poseen las comunidades para enfrentar dichas situaciones por el otro. A partir de esto es que aseguran que es posible reducir la vulnerabilidad de las sociedades, en este caso mediante la educación y concientización de los habitantes de la Provincia a través del fomento de una visión proactiva, integral, multisectorial y previsora de los peligros existentes.

José Lambarri, geógrafo y extensionista del proyecto, dijo que la dinámica de los talleres “varía según el contenido” de los mismos. Así, se han hecho desde “actividades con presentación de audiovisuales” hasta actividades lúdicas o ejercicios de “cartografía social a escala del Centro” en el que trabajan; siempre “fomentando la participación activa de los chicos”. Por su lado, Emilce Vaccarino, estudiante de geografía, asegura que ellos, que tienen “entre 12 y 15 años”, “han respondido muy bien, les interesa”.

En el proyecto, los extensionistas aseveran que “puntualmente en la Provincia de Mendoza no se han desarrollado acciones tendientes a propiciar un marco de prevención de desastres” y por esto es que se hace necesario “implementar un modelo de educación no formal, donde sea la comunidad quien identifique los potenciales peligros y amenazas y ponga en marcha un plan destinado a fomentar la prevención de riesgos, tanto naturales como antrópicos”.

Por considerarla fundamental para los objetivos del proyecto, perteneciente a la convocatoria Prof. Mauricio López 2012, los extensionistas llevarán a cabo el proyecto “conjuntamente con la Asociación Campo Flores, quienes trabajan desde hace varios años sobre diferentes ejes abarcando temáticas educativas y comunitarias”. Además, el grupo extensionista ha trabajado con dicha Asociación en varias oportunidades y ha detectado junto con la comunidad la importancia de abordar esta problemática. Como se acostumbra en la ejecución de los Mauricio López, el equipo buscará lograr un diálogo de saberes que permita integrar los mecanismos ya existentes en la comunidad de gestión de riesgos, con los saberes académicos que logren sistematizarlo y darle perdurabilidad. Para esto, el equipo ha fijado como meta del proyecto la realización de “una cartografía social a escala del barrio”, dijo José.


Los saberes comunitarios incluyen “procesos de representación y percepción de la realidad construidos por los integrantes de la misma comunidad, que implican un saber adquirido a través de la experiencia”; mientras que los académicos tienen que ver con los aportes multidisciplinares de carreras como Ingeniería en Recursos Renovables, Ciencia Política y Geografía.

La Asociación Campo Flores empezó a trabajar aproximadamente en el año 1979. Cuenta con una comisión directiva constituida por 10 personas y un grupo de “16 voluntarios que trabajan en forma permanente en contacto diario con jóvenes y familias. Entre sus objetivos se encuentra la promoción de prácticas que persiguen “la promoción integral de las personas, grupos y comunidades, que carezcan de los medios, necesarios para llevar una vida digna promoviendo en ellos el esfuerzo propio y la ayuda mutua para obtención de dichos medios”.

Respecto a la relación que mantiene la Universidad con la comunidad, Emilce piensa que “es un poco acotada”. “La primera vez que fuimos, cuando dijimos que éramos de la Universidad, les chocó, se sentían invadidos”. Agregó que “hacemos trabajo científico en el que la comunidad no participa; el que no tiene algún tipo de participación en la Universidad, no se relaciona directamente con ella”. Por otro lado, José dijo que “se hace estudios desde afuera, como si la Universidad fuera un ente separado de la sociedad”. “La iniciativa de los Mauricio López es buena, se podría hacer más pero se ve una intención de trabajar con la comunidad”, aseguró José.

(Secretaría de Extensión de la UNCuyo, 3 de octubre de 2013)

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