ARGENTINA / ¿Porqué debemos cambiar? / Escribe: Jorge Rachid






Detrás de la demanda electoral opositora está supuestamente la necesidad del cambio de gobierno a partir de las elecciones legislativas de este año. Casi toda la publicidad se da en el cambio, cada candidato, cada alianza enarbola esa posibilidad con definiciones como “es el final del ciclo”, “no se aguanta mas”, “ es peor que la dictadura”, “autoritaria, despechada, rencorosa”, “yegua”, “ella o vos”. Como es dable observar una catarata de reflexiones políticas profundas, destinadas a apuntalar el pensamiento y generar conciencia nacional. Da vergüenza ajena la oposición política.

Supongamos por un instante que todas las adjetivaciones fuesen ciertas, aún así, no se expresa ningún análisis político serio sobre la marcha de la Patria en los últimos 10 años. Ninguna mención a la recuperación del estado en su rol excluyente, en la pugna de intereses que anida en cualquier sociedad, superando la teoría del mercado neoliberal, darwiniano y egoísta que condenó a los argentinos durante cuatro décadas desde 1976. Como la lista de realizaciones sería exageradamente larga para un artículo sólo haré un repaso de las contradicciones, supuestamente ideológicas, que anidan en la oposición, en especial en las que vienen del campo nacional, aunque alejadas de lo popular.


Se plantea que esto no es peronismo, que el gobierno es montonero, que es evitista y camporista, que son los que Perón echó de la Plaza de Mayo, que desprecia a los trabajadores, que es corrupto y trabaja para sus empresas amigas, que sus funcionarios son de “otro palo”, desde ucedé a marxistas, todo expresado bajo un manto de pureza franciscana, ahistórica y virginal.

A Perón no se lo recita, se lo ejecuta en la práctica y este gobierno desde el 2003 viene sistemáticamente aplicando peronismo. La leyes laborales recuperadas, los derechos sociales ampliados en todos los rubros desde jubilaciones a la AUH, los espacios de decisión nacional ejercidos soberanamente tanto en lo económico como en el plano internacional, siendo protagonista la Argentina del grupo de los 20 exigiendo la modificación del Consejo de Seguridad de la ONU, además de pedir la incorporación de la OIT a ese ámbito, como asimismo la adecuación de los organismos de créditos internacional a los procesos de desarrollo antes que al apuntalamiento del sector financiero global, terminar con la hipocrsía de los paraísos fiscales, todos elementos de trágica fama en los años del neoliberalismo. En lo regional el fortalecimiento del MERCOSUR con la incorporación de Venezuela, la creación del UNASUR y la CELAC herramientas que ya están siendo atacadas por los agentes locales del imperialismo para debilitarlo, como la Alianza del Pacífico motorizada por EEUU para fracturar un frente de gobiernos democráticos y populares que no han podido desplazar, como en Venezuela en el golpe de estado del 92, el intento de golpe de Ecuador con la policía, la fractura intentada de Bolivia entre los llanos oligárquicos y la sierra profunda indígena, para debilitar a Evo Morales en una nueva balcanización. Lo lograron en Paraguay con un golpe palaciego teñido de democrático por las Cámaras Legislativas, también en Honduras con un golpe militar y expulsión del presidente Zelaya.


Si hubo en nuestro país, redistribución de la riqueza, aumento impresionante del trabajo, se puso en calidad de beneficiarios plenos de la seguridad social a la mayoría de los argentinos, en especial los de edad jubilatoria con una cobertura del 94%, la mayor de América, si se recuperaron los fondos de las AFJP. YPF, el Banco Central al servicio de los argentinos, la Bolsa de Valores, la distribución de energía, aguas argentinas, Aerolíneas Argentinas, las leyes laborales, las paritarias, el Consejo del Salario y podría seguir con transformaciones estructurales que modificaron sustancialmente la vida de nuestro pueblo, en especial a través de la obra pública, en particular agua corriente y cloacas, verdadero logro del apuntalamiento de la salud pública.

Si el pueblo tiene trabajo, la Argentina tiene dignidad internacional para no someterse, ni a los fondos buitres, ni a las demandas de los organismos internacionales, si la industrialización está avanzando, la investigación y el desarrollo hoy tienen ámbito y logros, entre ellos haber repatriado casi mil científicos argentinos que políticas neoliberales habían desparramado expulsando al exterior, si volvimos a producir tecnologías de punta y estamos en carrera de articular nuevos logros en materia satelital, con un mercado interno que acompaña con protagonismo el fortalecimiento del PBI, sin déficit y con balanza comercial equilibrada, manteniendo índices de crecimiento, con trabajo argentino, en un mundo que se derrumba: ¿Por qué debemos cambiar? ¿ a que abismo nos debemos asomar? ¿ que teoría ajena debemos adoptar? O es que nos acostumbramos a la “profecía autocumplida”, si todavía nos va bien, seguro se acaba, en la repetición automática de los ciclos de 10 años. Pues bien en el 2015 serán 12 años y el modelo seguirá.

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