MENDOZA / Juicios: “Monseñor Rey nos veía torturados y sangrantes” / Escribe: Ramón Abalo






"...y nos decía "tengan paciencia, Dios sabe lo que hace". Dramática y dolorosa fue la declaración de Oscar Guidone, sin que faltaran algunos leves toques de humor. Lo fue este último viernes en la causa que agrupa a las detenciones de él mismo, de Roberto Vélez y Martín Lecea, que pasaron prisioneros en el campo de concentración que el ejército había montado en la VIII Brigada de Montaña, en el Parque San Martín. "Yo militaba en el Frente de Estudiantes de Medicina (FEM), era un derivado de Vanguardia Comunista... había contacto con la realidad social, un trabajo de los estudiantes en los barrios periféricos. Yo tenía cuarto año cursado, era ayudante de la cátedra de Parasitología".


Guidone, testigo y víctima, había sido secuestrado el 2 de junio de 1976: "...en el campo de concentración, los presos éramos como 200 y éramos de todos los colores políticos y sociales... yo me afilié al Partido Comunista... De día torturaban, algo así como de 8 a 18... Vivíamos de noche porque a la noche se iban. Parecían marcar tarjeta de 8 a18 y entonces dejaban de torturar. De noche prendíamos las radios, intercambiábamos libros, ayudábamos a los que habían sido torturados, hablábamos. Después de la segunda tortura caí en un pozo, no podía entender cómo un hombre torturaba a otro... pasé semanas sin querer hablar. El Negro Vélez, Gaitán y Ventura Pérez me ayudaron... por las torturas estuve a punto de morir, pues me habían reventado el bazo. Cuando eso ocurrió los compañeros, con gritos y súplicas, lograron que me atendieran y me llevaron al Hospital Militar".


Cuando le allanaron la casa y lo secuestraron, Guidone explica: "Buscaban armas y les mostré el carnet de estudiante como única arma que yo usaba en las asambleas... buscaban un mimeógrafo por el cual me acusaban de subversivo... nunca lo encontraron porque, al menos en mi casa, no existía, ni existía en ningún lado en el que yo tuviera algo que ver... Había muchas cosas a las que yo consideraba absurdas pero dolorosas, y una de ellas era que había alguien, seguramente un Oficial, que les deba clases de torturas a sus inferiores... más de una vez estaba con nosotros el capellán de la Brigada, el que después fue Monseñor o sea el cura Rey... delante mío el veía a los compañeros torturados, su sufrimiento, y a mí mismo que estaba igualmente mal por las torturas... cada vez que lo teníamos cerca, le pedíamos que interviniera para que terminaran con la tortura... "hijos míos, nos contestaba, tengan paciencia porque Dios sabe lo que hace...".”

Es tan relevante este último testimonio de Guidone, que es más que probable que sea llamado nuevamente a testimoniar, pero esta vez como implicado.

Según se supo, en febrero ya se escucharán los alegatos de los querellantes y defensores para finalmente escuchar los fallos del Tribunal.

(Fuente: LA QUINTA PATA)

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