Tranquilos. Nadie está nervioso. O más bien, los que estaban nerviosos lo siguen estando: ellos –la mafia / Clarín– que no respeta la voluntad popular y desde hace tres años ruge en defensa de privilegios indefendibles en una sociedad democrática. Ellos, que no reconocen una ley votada por amplísimas y plurales mayorías.
Están nerviosos porque hacen negocios con un sector de la justicia que no es nada independiente, sino que es dependiente de Magnetto. Porque hicieron negocios con la dictadura, continuaron haciendo negocios con la derecha en democracia y tienen sucia la conciencia. Entonces los estremece ver que la política es la vía legítima para transformar la sociedad, y que ya no pueden con el apriete, con la amenaza, con la fuerza. Están nerviosos y se atrincheran vergonzosamente. Hacen trampa. No les importa en eso dañar a toda la Argentina: lo han hecho tantas y tantas veces. Porque impedir la plena aplicación de una ley que lleva en su memoria y en su horizonte la marca de los Derechos Humanos es un acto de daño inconmensurable.
Nosotros estamos tranquilos. Los que creemos en la justicia social, en la democracia, en la necesidad de leyes para vivir juntos, en la igualdad, estamos tranquilos. Y sabemos que los caminos de la emancipación no son lineales. Que a veces se dan dos pasos atrás para tomar envión e ir más lejos todavía, hacia adelante.
La plena aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales va a suceder. Es imparable, como fueron imparables los juicios a los genocidas más allá de las negativas de algunos jueces. Lo sabemos todos. Tardaremos más o menos; sortearemos las dificultades; iremos siempre de frente. Tenemos todas las herramientas legales y legítimas para que ello finalmente suceda. Pero sobre todas las cosas, tenemos las convicciones firmes; la certeza de que con las mafias no se negocia.
Por eso estamos tranquilos.
Y vamos a celebrar el domingo todo lo conquistado.
(Diario Tiempo Argentino, viernes 7 de diciembre de 2012)