Hace algunos años no había confrontación en nuestra sociedad clasemedista mendocina. Los músicos hacíamos música, los zapateros zapatos, los verduleros vendían vegetales, los médicos sanaban gente. ¡Eran épocas de gran consenso!!!
No había discusiones agrias, ni desencuentros con la gente cercana. Estábamos en paz. Si habían problemas en otros sectores que no eran los nuestros, no nos importaba. Nosotros estábamos bien, o tal vez no tan bien, pero no pensábamos en eso. Siempre lejos de todo cuestionamiento, SIEMPRE UNIDOS.
Unidos en la apatía por lo cívico, unidos en el rechazo por pensar en nuestro país, unidos en la falta de dignidad nacional, unidos en las ganas de irnos a cualquier lado que no fuera acá. Unidos en la idea de que acá no era lindo… ...unidos por la frustración, por la ignorancia, por la desidia, por la decepción, por el individualismo. Unidos en la convicción que lo más importante era cuidar de nosotros mismos y de nuestros intereses. Unidos en el rechazo de la política como herramienta, descreídos de todo. Unidos en la impotencia ante las decisiones que tomaban otros a los que no les convenía en nada que fuéramos libres. Unidos en la desgracia, el espanto y la desilusión.
Hoy nos estamos dividiendo y yo, particularmente, lo celebro.
Celebro el debate, el repensar la realidad, celebro que se manifiesten las personas en la dimensión a la que realmente pertenecen y que podamos elegir con quien juntarnos, de acuerdo al afecto y también a la afinidad para saber con quién compartir la vida, con quiénes disentir, con quiénes soñar y con quiénes trabajar. Celebro la vuelta a la militancia y a la dolorosa experiencia de las ideas y el compromiso.
CELEBRO ESTE PROCESO VITAL DE CRECIMIENTO, que duele como le duele a la crisálida cuando se rompe y deja salir a la mariposa. O la semilla cuando le sale el brote…
YO NO VEO LA CONFRONTACIÓN COMO ALGO NEGATIVO... ¡Todo lo contrario! Hay personas e ideas con las que no quiero acordar y hay un mundo lleno de personas con las que sí. A lo mejor otras, distintas…
Cambios profundos son las señales de este tiempo y yo le doy la bienvenida ¡con toda felicidad!
