HISTORIA / Roca, la generación del 80 y la oligarquía (parte 2) / Escribe: Omar A. Auton



(viene de la edición de ayer)

Roca y la Federalización de Buenos Aires.

El triunfo de Tejedor y la muerte de Alsina habían dejado en libertad a Mitre y a Buenos Aires para lanzarse a consolidar su poder sobre la nación ante los inminentes comicios presidenciales con ese motivo sostienen su derecho a armar fuerzas militares propias y la legislatura aprueba fondos con ese fin. Avellaneda debe retirarse de una ciudad hostil que lo consideraba un “huésped”, se acercaba la hora de las armas.

Los tres años que van desde 1877 hasta 1880 merecen un estudio, los debates parlamentarios los editoriales de los diarios porteños y los discursos exhiben inconfundiblemente los intereses en pugna , en la obra de Eduardo Gutiérrez se traduce toda la soberbia porteña y las grandes familias como los Cantilo, Argerich o Ramos Mejía aportaban grandes sumas de dinero y hasta su “juventud dorada” para conformar las fuerzas que enfrentarían al decir de Gutiérrez a “…los lanceros de la muerte cordobeses y los greñudos del interior del monte, que afilaban ya las chuzas con que habrían de entrar a la gran ciudad”, mientras oponía a la “impureza de sangre” de las fuerzas provincianas la “posición y fortuna” de los “…Casares, Videla Dorna, Lacroze, Quintana, Ramos Mejía” que conformaban las tropas del localismo porteño.(9).


Si esto no resulta suficiente para definir las fuerzas en pugna ante la inminente batalla, digamos que todo el comercio europeo de Buenos Aires e incluso el local, base histórica del mitrismo aportaban a la sedición, las principales firmas, P. y A. Lanusse, Escalada etc, envían provisiones en cantidad a los cuarteles de la Guardia provincial, volviendo a Jorge A. Ramos, podríamos compartir que “…¡ya circulaban los ferrocarriles, funcionaba el telégrafo, existía el Rémington a repetición, el gas iluminaba las calles y poco faltaba para que lo hiciera la luz eléctrica y se tendieran los primeros teléfonos y todavía el cajetilla porteño, según la expresión orillera, que se agringaba paulatinamente de acuerdo a las nuevas modas, se creía la nobleza de la república”, sabe Dios que esta definición resulta mas actual que nunca.

¿Qué había del otro lado? Arturo Jauretche lo define así (10)”La guerra del Paraguay fue un drama demasiado profundo, un desgarramiento demasiado intenso y representa el fracaso de la conducción mitrista del ejército de facción, solo hábil para las operaciones policiales de exterminio. En los esteros del Paraguay comenzó a surgir un nuevo ejército y una nueva política, que no llegará a integrarse en una nueva Política Nacional, pero que tiene conciencia de la unidad nacional, de la defensa de la frontera mínima a la que habíamos sido reducidos y de la continuidad histórica del país. También en la política interna comienzan a gravitar otras fuerzas que incorporan lo popular y con un sentido nacional, se preparan a sustituir la oligarquía porteña”.

Roca es el jefe indiscutido de ese ejército y lo rodea la mejor intelectualidad provinciana y federal sobreviviente al genocidio sarmientino y la traición de Urquiza, destroza a las fuerzas porteñas reforzadas por las brigadas garibaldinas en Barracas, Puente Alsina, Los Corrales y Plaza Constitución, en combates en que se enfrentaron mas de 20.000 hombres y murieron mas de 3.000. Un mes después Avellaneda envía al congreso el proyecto de Ley declarando Capital de la República al municipio de Buenos Aires, la prensa Mitrista enfurecida llama a esta ley N° 1029 “La ley del Krupp” por los cañones del ejército nacional que la habían impuesto a sangre y fuego, terminando con medio siglo de disputas.

Pocos días antes, en pleno fragor de los enfrentamientos se publicaba un manifiesto firmado por Miguel Cané, Dardo Rocha, Bernardo de Irigoyen, Luis Saénz Peña, Aristóbulo del Valle, Hipólito Irigoyen y Eduardo Wilde, anunciando la constitución de “un gran partido nacional” que acompañaría a Roca. Pronto aparecerían diferencias, mientras Hipólito Irigoyen apoyará la federalización de Buenos Aires, su tío Leandro Alem se opondrá con vigor, comenzaban a expresarse dos sectores que se enfrentarán en el futuro en el radicalismo.

El Roquismo en el gobierno

Roca asume el gobierno el 12 de octubre de 1880, con treinta y siete años de edad, preside una nación unificada, con Buenos Aires y su aduana federalizadas, mientras el mundo va saliendo de la crisis capitalista de 1874 y comienza un nuevo ciclo de expansión. Seguramente analizar el ciclo que va hasta la crisis del 90 desde la actualidad con el diario de ayer ya leído es una cosa muy distinta a lo que era tomar decisiones de gobierno en ese momento, al menos recordemos que la palabra “imperialismo” no aparecía en los libros y que los maestros del socialismo como Marx sostenían la progresividad de la incorporación de parte de México por EE.UU y del colonialismo inglés en la India porque “sacarían esos territorios del atraso feudal y al incorporarlos al capitalismo los traería a la civilización moderna”, sin embargo los “izquierdistas” vernáculos acusan al roquismo de haber entregado el país al imperialismo.

El gabinete se conforma de hombres de provincia de indudable prestigio como Antonio del Viso en Interior, Bernardo de Irigoyen en Relaciones Exteriores o Juan José Romero en Hacienda y desde sus primeras acciones queda claro la orientación de la gestión.

Se busca la integración del territorio con la extensión de las vías férreas y además consolidar la institucionalidad orgánica del Ejército. Pero además se adoptan medidas que hacen a la constitución definitiva de un Estado Nacional al igual que lo ocurrido en la Europa moderna, Aduana única y federalizada, un solo ejército nacional, y la unidad monetaria al quitar a los bancos privados la potestad de emitir papel moneda igual que a las provincias.

Hacia el interior se crea el Consejo Nacional de Educación, el registro Civil poniendo en manos del Estado la inscripción de nacimientos y defunciones hasta ahí en manos de las parroquias, se sancionan la Ley de límites provinciales, se envía al congreso los proyectos de Códigos Penal, de Comercio y de Minería, de Procedimientos en lo Civil y en lo Criminal, se organizan los territorios Nacionales, se envía la ley de ascensos militares y se crean mas de 600 escuelas.

Bajo la intendencia de Torcuato de Alvear, la ciudad de Buenos Aires se modifica y la Gran Aldea se va convirtiendo en una ciudad moderna, se crea la Municipalidad de Buenos Aires, se construye el puerto y se abre la Avenida de Mayo.

Al finalizar su primera gestión podía mostrar un crecimiento vertiginoso de los ferrocarriles de 2318 km en 1880 a 6142 km y de 5000 Km. de extensión de las líneas telegráficas se llegó a 13.000 Km. en 1886. gigantescos recursos del gobierno nacional se vuelcan sobre las provincias, se construyen puertos, telégrafos, pueblos, diques (recordar el penoso fin del ingeniero Cassafousth, diseñador del dique de San Roque), por primera vez no se produce un solo motín o rebelión provincial.

Quizás uno de los datos mas increíbles es que toda la exaltación que los intelectuales progresistas han hecho siempre de la Ley 1420, de Educación Pública, omite sistemáticamente que es obra del roquismo.

Al final de su mandato, impulsa la candidatura de Juarez Celman, el país ya no era el mismo, era una nación moderna y hasta habían aparecido gran cantidad de nuevas actividades económicas en las provincias otrora arrasadas por el despotismo porteño, pero el imperialismo, que nacía por esos mismos años 80, penetró en la Argentina así como en otros países coloniales y semicoloniales, apoderándose de las palancas fundamentales de nuestra economía, Juarez Celman se encontraría envuelto en ese proceso que no era local ni resultado de la cobardía o decisión de nuestros gobernantes, sino que reproducía un fenómeno mundial, al decir de Ramos, “…el sucesor de Roca se transformó hasta cierto punto en un agente de esa colonización imperialista, en víctima, no en demiurgo”.

La crisis del 90, viejos y nuevos actores en la política.

Seguramente se podrá objetar que este trabajo da algunos saltos históricos o no se detiene en el análisis de la época, pero esa no es la intención, para ello se agrega una guía bibliográfica que seguramente tampoco abarca todo lo escrito pero sirve para comenzar, lo que intento es abrir un debate acerca de la verdadera naturaleza social, política, histórica y de clase de la llamada generación del 80, convencido que la generalización y simplificación, por ignorancia o interés, que caracteriza a muchos autores, de derecha a izquierda, encierra una tragedia, la naturaleza antinacional de gran parte del pensamiento”oficial¨.


Nuevos y viejos actores de la vida nacional confluyen en sucesos claves de la época. La oligarquía lejos estaba de darse por vencida luego de los sucesos del 80, la crisis capitalista mundial de 1890, repercutió en la Argentina con la profundidad propia de los eslabones mas débiles del sistema, y en setiembre de 1890 se produce una gran reunión llamada del “Frontón Florida”, adherían a la misma, Celedonio Bunge, Leonardo Pereyra Iraola, Felipe Martínez de Hoz, Alfredo Ayerza y, paradójicamente Juan B. Justo, representante del “socialismo argentino”.

Surge del mismo la Unión Cívica que le ofrece la presidencia a Bartolomé Mitre, quien la declina, constituyéndose entonces un Comité Ejecutivo integrado por Leandro Alem como presidente, Bonifacio Lastra y Mariano Demaría como vicepresidentes, desde “La Nación” se hablaba de “libertades públicas conculcadas”, “ruina moral del país” y toda esa retórica que se repetirá en cada interrupción constitucional y ahora se sumaban las voces del clericalismo vernáculo furioso por la Ley de Matrimonio Civil, el registro Civil, la secularización de los cementerios y la escuela laica.

Esta alianza fue un fenómeno absolutamente porteño, Luis V. Sommi (11) escribe “Buenos Aires, cabeza y corazón de la República era el centro de la resistencia a la oligarquía. Ni Roca ni Juarez Celman jamás contaron con el apoyo del pueblo de la Gran Aldea”, se convoca a otro mitin en el mismo lugar y son oradores centrales Mitre y Alem.

Resulta llamativo que un golpe con actores como los presentados, financiado por la Bolsa de Comercio, los terratenientes, y la banca, sea presentado como un levantamiento “popular” y “antioligárquico” por autores de derecha e izquierda, salvo que comprendamos de una vez, la naturaleza social y política de los autores. Estallado el 26 de julio de 1890 solo tuvo repercusión en la Gran Aldea y en ella de dos regimientos, el ejército en su totalidad y las provincias sostuvieron al gobierno, los hombres y mujeres de los suburbios de Buenos Aires permanecieron en silencio.

Es que un nuevo sector había hecho su aparición en la sociedad argentina, la clase trabajadora, a la luz del proteccionismo industrial habían ido surgiendo distintas industrias en las provincias y la masa de inmigrantes componían el artesanado y la mano de obra de frigoríficos y puerto en Buenos Aires. Si en la primera etapa el progreso y el desarrollo no los incluyó sino todo lo contrario ya que en los talleres y fábricas trabajaban niños de siete u ocho años y mujeres en turnos de doce y hasta catorce horas, basta leer el informe Bialet Massé, acerca de la “Situación de la clase trabajadora en la Argentina”, cuando llegó la crisis, como es usual, quiso resolverse a su costa.

Cuando Roca se dispone a asumir su segunda presidencia, el imperialismo había provocado un desarrollo económico de características particulares, si bien se había consolidado el modelo de país factoría, con una estructura agrícola ganadera complementaria del taller europeo, esto generó redes de comercialización, comunicaciones, transportes e industrias conexas, como ya fue expresado, esta nueva clase trabajadora tenía dos rasgos fundamentales, era casi en su totalidad de origen europeo y se asentaba en los alrededores de Buenos Aires.

Con ella llegaron las ideas socialistas y también anarquistas, en 1896 se funda el Partido Socialista, en esos años había 123.739 trabajadores ocupados en esas actividades. De ellos 93.294 eran extranjeros (12), si bien tendría gran influencia en los trabajadores inmigrantes y generaría otra de las generaciones intelectuales brillantes de nuestra historia a comienzos del 900, con Manuel Ugarte, José Ingenieros, Alfredo Palacios y Leopoldo Lugones, nunca hizo pie en el proletariado del interior que debería esperar medio siglo para entrar en la historia y constituirse en factor central de la misma.

A la luz del avance incontenible de la nueva división internacional del trabajo y en el cenit del brillo del imperialismo inglés, Roca y su generación iniciaban una lenta e ingloriosa retirada, su abrazo con Mitre es la expresión de esta claudicación, Roca quiso ser un Bismark sin burguesía nacional y la aristocracia provinciana carecía de la capacidad de asumir esa Política Nacional con mayúsculas de la que hablaba Jauretche, sin embargo fue el último intento del federalismo provinciano de someter a la orgullosa Buenos Aires y a la oligarquía, fueron derrotados o mas bien la historia les quedó grande, pero no eran lo mismo y de la comprensión de ello depende que entendamos al yrigoyenismo como etapa superadora en la medida que lo expresa, que nace de ahí, pero incorpora a la nueva sociedad creada por la inmigración.

Conclusiones, sin pretensiones.

Este artículo esta escrito al calor de las nuevas discusiones, que no son mas que las mismas discusiones de siempre, no pretende ser objetivo ni tener la verdad revelada, creo que al federalismo argentino le faltó su Lincoln o su general Grant y por eso en estas tierras ganó el atraso oligárquico, aristocratizante y antinacional una guerra que en los EE.UU ganó el Norte, moderno, industrial y plebeyo, he aquí, a mi manera de ver las causas, junto a la balcanización de América Latina, de nuestro drama.

En ese escenario Roca encarna el último intento del federalismo provinciano, derrotado en Caseros, traicionado por Urquiza y masacrado por Mitre y Sarmiento, por darse un destino nacional, no pudo, llegó tarde, pensó una Nación cuando las naciones centrales cumplida su etapa local se transformaban en imperialismo, se enfrentó y terminó aliándose a la oligarquía, pero nunca fue “la” oligarquía.

¿Roca fue bueno o malo? Ni lo uno ni lo otro, dejemos esas preguntas para los manuales de desinformación, en la historia no hay tales, hay hombres, actores, que representan intereses, visiones, que a veces encarnan procesos históricos y como tales son contradictorios porque como dice Serrat “ni los vientos son cuatro, ni siete los colores y los zarzales crecen junto con las flores”, bueno sería que lo aprendiéramos de una buena vez.

Dejo para el final un comentario, me extraña, aunque no me sorprende que nadie observe que en una época en que los estudiosos y defensores de los derechos de los pueblos originarios, lo que no está mal aclaro, entre tanto denunciante del “genocidio” de estos pueblos, nadie dedique una sola hoja, un solo renglón, a denunciar el genocidio de nuestros gauchos y del pueblo paraguayo a manos de la oligarquía porteño-bonaerense.

Quieren eliminar las estatuas de Roca, quitar su imagen del billete de 100 pesos, hagamos lo propio eliminando las calles Sarmiento, Rivadavia, Mitre, Arredondo, Sandes, Paunero, cambiemos el nombre del municipio de Florencio Varela y tantos otros porque si de genocidios se trata pocos tienen las manos mas manchadas de sangre del pueblo que los héroes de la historia oligárquica.

Bibliografía.

1)”La Guerra por las vacas”.-Norberto Ras.-Edit. Buenos Aires.-2006.-pag.228
2)”La Formación de la Conciencia Nacional.-Juan J. Hernández Arregui.-Edit. Peña Lillo.-Bs.As.-2004
3)”El General Roca y su época”.-Mariano de Vedia.-Edit. La Patrias Grande.-Bs. As.1962
4)”Revolución y Contrarrevolución en la Argentina.-Jorge A. Ramos.-T II.-Edit. Plus Ultra.-Bs.As. 1973
5)”Estampas del Pasado”.-José L. Busaniche.-Edit. Hachette.-Bs.As. 1959.-Pag.814
6)”Juárez Celman”.- Rivero Astengo.-Edit. Kraft, Bs. As..-1944
7)”La Guerra al malón”.-Comandante Prado.- Editorial Peuser.-Bs. As. 1964
8) y 9) Jorge A. Ramos, ob.cit
10) Ejército y Política”.-Arturo Jauretche.-Edit. Peña Lillo.-BsAs.-1976
11)”La Revolución del 90”.-Luis V. Sommi.-Edit. Monteagudo.Bs.As.-1948, Pag.106
12)”Industrialismo y Socialismo en la Argentina” en Revista Socialista, tomo 1, numero 4, pág. 272, BsAs.-1909

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