“Compadrón”, tiene letra escrita para una música previa del pianista Luis Visca y fue difundido por Sofía Bozán, que por entonces realizaba una temporada en Rosario. “Che papusa, oí” data de 1927. Recuerda Víctor Soliño: «El primer disco de Alberto Vila no tenía que fallar. Sin embargo, las posibilidades de un impacto disminuyeron cuando Alberto expresó su deseo de que, como homenaje a los culpables de la aventura, su primer disco tenía que ser ateniense (se refiere a la Troupe Ateniense de Montevideo). Y eligió “Niño bien”.
«No estábamos convencidos de que “Niño bien” tuviera los valores o el empuje necesarios como para significar un aporte estimable al éxito que se pretendía. Pensamos que era preciso reforzarlo. Matos Rodríguez —otro troupero de los primeros años— estaba radicado definitivamente en Buenos Aires. Era ateniense y era, además, el autor de “La cumparsita”. ¡Casi nada¡ A él le solicitamos ayuda. “Che papusa, oí”, con letra de Cadícamo fue el salvavidas que cayó providencial en medio del oleaje en que se debatían nuestras inquietudes y nuestros temores.» (“Mis tangos y los atenienses”, Montevideo, 1967, pp. 30 y 31).
Che madam que parlás en francés
y tirás ventolín a dos manos,
que escabiás copetín bien frapé
y tenés gigoló bién bacán...
Sos un biscuit
de pestañas muy arqueadas...
Muñeca brava
bien cotizada.
¡Sos del Trianón...
del Trianón de Villa Crespo...
Milonguerita,
juguete de ocasión...
Tenés un camba que te hacen gustos
y veinte abriles que son diqueros,
y muy repleto tu monedero
pa´ patinarlo de Norte a Sud...
Te baten todos Muñeca Brava
porque a los giles mareás sin grupo,
pa´ mi sos siempre la que no supo
guardar un cacho de amor y juventud
Campaneá la ilusión que se va
y embrocá tu silueta de rango,
y si el llanto te viene a buscar
escurrí tu dolor y reí...
Meta champán que la vida se te escapa,
Muñeca Brava, flor de pecado...
Cuando llegués
al final de tu carrera,
tus primaveras
verás languidecer