HISTORIA / Rosas y los recursos mineros / Escriben: Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde







Aleccionado por la experiencia de las compañías mineras de la época rivadaviana, Rosas impide la participación de extranjeros...en su explotación.

Ante la tentativa de un tal Mr. Ledger de explotar las minas de Famatina, Rosas hace saber al Gobernador de La Rioja, que “los extranjeros, en calidad de tales, estaban excluidos de especulaciones y cualesquiera otras empresas de minerías”.



Se ha sostenido, por los “críticos”, que Rosas no tenía interés en promover las explotaciones mineras.

Asimismo, le han censurado a Juan Manuel no haber dado a la industria del interior provinciano los medios técnicos suficientes para su expansión.

Ignoran esos críticos, por ejemplo, que durante el gobierno de Rosas se introdujo el molino y prensa de lana a vapor y los hornos de limo del Paraná.

Pero además, creemos que la interpretación no debe remitirse a las intenciones subjetivas del gobernante, sino a las posibilidades objetivas que tenía por delante.

Algo similar ha ocurrido con el petróleo y el desarrollo de la industria pesada en la época de Perón.

Se le ha objetado a éste, no haber promovido con mayor vigor la “batalla del petróleo” y no haber impulsado la industria pesada, en lugar o con posterioridad a la liviana.

Las posibilidades objetivas de Rosas y Perón se miden por lo que ocurrió después de sus respectivas caídas.

Sarmiento –una especie de Alfredo Palacios de su época- no vacilará en entregar el mineral argentino al extranjero.

La “batalla de las minas”, dada por Sarmiento, se transforma en “batalla del petróleo” dada por los diversos gobiernos “desarrollistas”.

En ese último caso los beneficios van a parar a manos de los “cártels” petroleros norteamericanos.

Serán los vencedores de Caseros los que derogarán la ley de Aduanas de Rosas (1854) y terminará con la industria y el artesanado interior.

A la vez entregarán las minas a empresas londinenses (circa 1860).

Analógicamente, son los “libertadores” y todos sus derivados, los que desmantelan la industria liviana promovida por Perón.

Los ideólogos del “progresismo abstracto”, son los mejores colaboradores del neo-imperialismo.

Sobre los hombros de Urquiza –un Lonardi anticipado- vendrían los “progresistas”, y también los brasileños, hacia el palomar del señor Caseros.



• Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde: “Baring Brothers y la Historia Política Argentina” (Cap. III, “Juan Manuel de Rosas y la resistencia nacional: Rosas y los recursos mineros”). A. Peña Lillo Editor S.R.L., 2da. Edición, Buenos Aires, 1973.



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