ARGENTINA / Fortalecer el desarrollo / Escribe: Bernardo Kosacoff







La economía Argentina se enfrenta actualmente con nuevos dilemas en el manejo de la política económica que le permita sostener el sendero de desarrollo sustentable y generar un dinámico proceso de cambio estructural en su sector industrial.


El incremento de la inversión, acompañado de mejoras en la productividad, la participación creciente de mano de obra calificada y una aceleración de las exportaciones son parte esencial de un círculo virtuoso para sostener la fuentes de crecimiento en el largo plazo.
La pérdida de competitividad asociada al aumento de los costos internos de producción en los últimos años no impacta por igual en todas las empresas. Los problemas más importantes no lo tienen los productores que venden en el mercado nacional, sino los que exportan. El aumento de la masa salarial –debido al incremento del empleo y los salarios–; las tasas de interés real negativa y las políticas monetarias y fiscales expansivas han generado una demanda interna mucho mayor que ocho años atrás. En cambio, las exportaciones enfrentan un contexto de mayores costos internos crecientes y de un mundo mucho más competitivo, que derivan en una dualidad del comercio exterior, con bienes primarios superavitarios y una industria deficitaria. Las cadenas de valor asiáticas producen cada vez más y mejor y, a su vez, hay una guerra de divisas que confluye en un mundo desacelerado y más competitivo a nivel industrial.

Enfrentar los desafíos inmediatos que impone la coyuntura es fundamental para poder darle lugar a los temas que componen la agenda de largo plazo. Desde la salida de la crisis de 2001, la inversión acompañó al crecimiento, pero se precisa más para la etapa que viene. La tasa de inversión pasó del 11% a valores cercanos al 24% del PBI. Sin ese incremento, no se hubiera podido mantener el crecimiento de los últimos años. Sin embargo, faltan tres o cuatro puntos adicionales, especialmente en áreas como infraestructura y en el sector de las grandes empresas. Invertir significa difundir externalidades positivas a través de la generación de riqueza, empleo y capacidades. La respuesta empresarial a una demanda sostenida, con plena utilización de la capacidad instalada, puede estar asociada a ajustar más por precios que por cantidades, y a su vez por abastecerse vía importaciones más que por inversiones. Invertir es tomar una decisión en el presente que compromete el futuro. Significa un hecho trascendental en la estrategia empresarial en el cual se adquieren máquinas y equipos específicos que no tienen otra posibilidad de uso por más de dos décadas; que requieren simultáneamente el reclutamiento y calificación de los recursos humanos; desarrollar capacidades tecnológicas; insertarse en los mercados internacionales; crear y fortalecer firmas proveedoras; disponer de energía; entre otros factores, lo que requiere a su vez de disponer de un mercado de capitales que le brinde el financiamiento a largo plazo.

Generar las condiciones sistémicas para la inversión está asociado a tener bien alineados los precios macroeconómicos, disminuir los costos de transacción, profundizar y desarrollar los instrumentos de financiamiento a largo plazo y mejorar el modelo de la organización productiva. En este último aspecto, es necesario transitar una dinámica de cambio estructural, en la cual se desarrollen proveedores especializados, se fortalezca la infraestructura, se califiquen permanentemente los recursos humanos, se fortalezcan los desarrollos tecnológicos, entre otros factores. Las experiencias exitosas muestran que la articulación de los esfuerzos privados y los instrumentos de política pública juegan un papel central para generar las condiciones de inversión.

Para desarrollar nuevas ventajas competitivas, la Argentina debe asumir una estrategia clara al respecto. El gobierno se propuso un conjunto de metas y objetivos muy ambiciosos en su Plan Estratégico Agroindustrial (PEA), en el Plan Industrial 2020 y la Estrategia en Ciencia y Tecnología. Se requiere de la coordinación de estas iniciativas, con un fortalecimiento institucional y la participación de todos los actores sociales involucrados. Asimismo, deben plantearse los instrumentos –con su financiamiento y su evaluación social– para el logro de las metas.




La agenda a tratar es un desafío colectivo de gran magnitud. A su vez, la tendencia hacia un país con mayor equidad social requiere de un fortalecimiento de las capacidades empresariales, para que conduzcan un proceso de cambio estructural hacia un patrón de especialización basado en la producción de bienes y servicios con una mayor intensidad tecnológica; de la calificación de los recursos humanos y de una pauta distributiva crecientemente progresiva.
(Diario Tiempo Argentino, 2 de setiembre de 2012)

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