ARGENTINA / Cómo se desarrolla la guerra psicológico-informativa (segunda parte) / Escribe: David Urra







(viene de la edición de ayer)
Es muy interesante como la maquinaria propagandística norteamericana acentuaba la participación de “especialistas militares cubanos” en la construcción del aeropuerto en Granada. La circunstancia de que conjuntamente con los cubanos trabajaban en la construcción del aeropuerto especialistas de América Latina, Europa Occidental, África e inclusive una compañía norteamericana, fue olímpicamente silenciada. También fue groseramente silenciado el hecho de que Granada no poseía aeropuerto internacional, solo una pequeña pista para vuelos locales, lo que frenaba el desarrollo del turismo, una de las principales fuentes de ingreso del país.





Después de casi un año de una intensiva campaña propagandística contra el gobierno de izquierda en Granada, el 25 de octubre de 1983, los EE.UU desembarcaron por mar y aire en territorio de la isla, empleando para ello la 82 División aerotransportada que venia de un descalabro en el Líbano. Según se conoce la cifra inicial de fuerzas empleadas para el desembarco fue de 6,500 hombres. El motivo para la invasión se apoyaba en el Golpe de Estado del 19 de octubre, organizado por la CIA, con elementos resentidos dentro del Gobierno granadino y que conllevó al asesinato del líder Maurice Bishop, lo que, según los voceros del gobierno norteamericano, pondría en peligro la vida de un pequeño grupo de estudiantes de esa nacionalidad que estudiaban en la universidad del país.

Con el comienzo de la operación el mando norteamericano estableció un monopolio sobre toda la información que viniera de la zona de conflicto. Esto se hizo con el objetivo de que a los MMD no llegara la realidad no deseada para la administración norteamericana de los hechos.

En la composición de las fuerzas expedicionarias dirigidas a la ocupación de Granada se incluía el 1er Batallón de operaciones psicológicas perteneciente al 4to Grupo de OP (con base en Fort Bragg) y un destacamento para el trabajo con los pobladores locales. La dirección general de las operaciones psicológicas tácticas estaba bajo el mando del General Norman Schwarzkopf, Jefe de la Agrupación de Fuerzas, aunque el mando directo de las operaciones lo tenían los Jefes de la Unidades a las que se les asignaron los destacamentos de operaciones especiales.

La tarea principal de los destacamentos de OP en el momento inicial de la invasión consistía en asegurar las acciones de la 82 División y la infantería de marina para la toma de la isla. Específicamente ellos debían hacer que los hombres armados declinaran su actitud de combatir y se entregaran como prisioneros. En cuanto a la población – deberían rechazar la realización de la lucha armada y cooperar con las fuerzas de ocupación.

En correspondencia, todavía antes de comenzar la operación, sus especialistas determinaron los objetivos de influencia psicológica, elaboraron la táctica de sus acciones, desarrollaron los prospectos y argumentos de la propaganda, prepararon las octavillas universales que se podrían utilizar bajo cualquier desarrollo de los acontecimientos.

Los objetivos de influencia psicológica fueron:

a) Los cubanos (asesores militares, fuerzas especiales, constructores del aeropuerto).

b) Combatientes de las fuerzas armadas de Granada.

c) Gendarmería del derrocado Gobierno de Bishop.

d) Población local.

Los defensores cubanos y granadinos de la isla en composición de cerca de 12,000 hombres, comenzaron realizando fuego cerrado en áreas del aeropuerto en construcción, el cuartel de Calvinas, la prisión de Richmond Hill y el campamento militar Frederick. No obstante los helicópteros de asalto norteamericanos, conjuntamente con los destacamentos de Rangers el grupo “Delta” y la infantería de marina rápidamente aplastaron la resistencia de las débiles y desorganizadas Fuerzas Armadas y el pequeño grupo de constructores cubanos que se encontraban en el aeropuerto.

Durante la invasión los destacamentos de Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE), tomaron la radioestación “Granada Libre”, la cual de inmediato fue nominada “Radio Isla de las Especies”. Por intermedio de esta estación de radio y con la ayuda de los transmisores militares de onda corta, los especialistas norteamericanos desarrollaron una operación de propaganda radial en idioma ingles (para los granadinos) y en español (para los cubanos). Constantemente transmitían las indicaciones del comando norteamericano a la población local y a los soldados de que la resistencia es inútil y se repetían los llamados a entregar las armas y entregarse como prisioneros.

Los soldados norteamericanos emplearon activamente los medios de altoparlantes. El corresponsal de la agencia UPI que se encontraba en este tiempo en Granada, escribió posteriormente en un artículo que “los grupos de soldados norteamericanos viajaron por toda Granada con altoparlantes, llamando a los soldados granadinos a entregarse”.

Entre los pobladores se distribuyo el periódico “La Voz de Granada” en idioma ingles, una gran cantidad de octavillas y carteles. Una de las octavillas se llamaba “El precio de la opresión”. En ella se resaltaban con iluminaciones dos mascaras gordas con una estrella roja y en ellas las fotografías de los 5 lideres izquierdistas del partido “La nueva Joya”. Mas abajo venia un texto que decía: “Estos delincuentes trataron de vender a Granada a los comunistas, ahora se han entregado. El pueblo de Granada nunca mas permitirá a estas personas tomar el poder y causar tanto sufrimiento. Apoye la democracia en Granada”.

El momento culminante de la OP en Granada resultó el tratamiento hacia los cubanos, poniendo, a la vez que se movían las fuerzas de desembarco, las armas en posición de “hombros armas” para avanzar a sus posiciones. Una estación de altoparlantes transmitía en ese momento el siguiente texto:

“Los soldados norteamericanos no se encuentran en la isla para combatir con los heroicos combatientes cubanos, que se llenaron de gloria en los combates en Angola, Etiopia y Nicaragua. Mostrando una elevada valentía y dedicación a la altura de los héroes cubanos. Los norteamericanos ni por un segundo dudan que los cubanos estén preparados para combatir aquí hasta el último proyectil. Pero en Granada los norteamericanos no amenazan en nada a Cuba. Los cubanos no están relacionados con Granada por ningún tipo de obligación o alianza. Los soldados norteamericanos no van a disparar contra los cubanos. Sus armas miran hacia arriba. Las fuerzas multinacionales deben cumplir la tarea encomendada y continuar hacia el interior de la isla, defender a la población, restablecer la paz y la democracia en Granada. La jefatura de las fuerzas multinacionales pide a los cubanos no obstaculizar esta misión humanitaria, y facilitar el mantenimiento del orden. Ella le garantizará el envío inmediato a su patria de todos los cubanos con el correspondiente honor y reconocimiento, como personas, que cumplieron con su obligación y mostraron madurez y comprensión de los problemas actuales de esta isla”.

Por lo testimoniado por los testigos, este método combinado de influencia psicológica resulto el mas efectivo con relación a los cubanos constructores.

Los norteamericanos trataron de dirigir la irritación de la población contra las fuerzas armadas granadinas y otros grupos armados, colectivamente llamados “comunistas”. La radio “La isla de las especies” transmitía llamados a informar sobre el paradero de estos miembros, ofreciendo recompensas monetarias. En resumen con ayuda de los informantes pagados fueron arrestados e interrogados cerca de 2,200 hombres.

Las OP continuaron y después de terminadas las acciones combativas. Su contenido se concentraba en este período en la propaganda para fortalecer la posición de EE.UU “como salvador de los valores del modo de vida occidental” en Granada, y como “desmontador de la conspiración comunista” contra este país.

En menos de un mes después de la ocupación de Granada apareció allí el periódico “Nuevo comienzo”, el cual se editaba en la base norteamericana en Barbados. Sus ediciones estaban repletas de mensajes de publicidad para los negociantes granadinos y mensajes del tipo “El Invencible camino del Señor, ¡bienvenidos, liberadores de América!”.

Durante el conflicto en Granada la dirección de los EE.UU empleó no pocos esfuerzos en la preparación de la opinión pública internacional. Con este objetivo utilizó ampliamente los tele programas especiales, llamados a convencer a la gente de lo justo del carácter de la intervención de las “fuerzas multinacionales”. Por intermedio de la red de TV europea al servicio de la USIA “Euronet” se transmitían estos programas desde EE.UU hasta Europa Occidental. Análogamente se empleaban los potentes transmisores de “La voz de América” y “Onda alemana”.

4. Invasión a Panamá. Diciembre 1989- enero 1990. (Operación “Asunto justo”)

Los destacamentos de OP de los EE.UU tomaron parte activa en la operación “Asunto justo” en Panamá desde diciembre de 1989 hasta enero de 1990.

La experiencia de su empleo en el conflicto panameño introdujo determinadas correcciones en la táctica y metodología de las acciones. En este periodo, los órganos de guerra psicológica consideraban como fundamental en su trabajo la realización de actividades de desinformación del enemigo y la aplicación de “acciones de desestabilización”, que sacaran al contrario de la situación de estabilidad psicológica.

Precisamente, a la solución de estas cuestiones se orientaron los especialistas antes de comenzar las acciones combativas en Panamá. El aspecto netamente propagandístico de su actividad ellos lo derivaron a un segundo plano.

Solo que, al encontrarse con una férrea resistencia de las fuerzas de la Guardia Nacional panameña – con un total de 15,000 miembros – ellos rápidamente cambiaron la táctica.

Los panameños al principio estaban sintonizados de manera decidida a “mejor morir que entregarse”. Se hizo necesario acudir a una fuerte influencia propagandística. Los destacamentos de los órganos de la guerra psicológica distribuyeron materiales de propaganda impresa (folletos, pancartas, plegables), lanzaron octavillas-salvoconductos para entregarse a las autoridades de ocupación y postales que inducían a entregar las armas, con felicitaciones navideñas, fotografías de búsqueda con recompensa de los principales colaboradores del General Noriega y otras cosas así.

En Panamá los especialistas en guerra psicológica para el trabajo con la población civil y para la comunicación social, trabajaron muy interactivamente. Todos ellos resolvieron las mismas tareas, que se pudiera formular de la siguiente manera: esta es la batalla por la opinión pública, sin cuya incorporación a nuestro lado, la victoria en el enfrentamiento militar, que se inscribe en el concepto de “conflicto de baja intensidad”, no es posible.

Como se señala en el “Manual de Campo de las U. S. Army FM-33.5. Las operaciones psicológicas” (aprobado en julio de 1987) “el éxito en los conflictos de baja intensidad, no se puede determinar solo por el concepto militar de combate ganado. La victoria militar solo se puede considerar un aspecto importante para el logro del éxito general”.

En otras palabras, inclusive en el caso de que se emplee la fuerza militar, una operación militar exitosa solo limpia el camino para levantar el “edificio de la victoria final”. La base de este edificio debe ser la aceptación por la sociedad de los cambios producidos, las paredes – un gobierno que funcione con exactitud, un sistema gubernamental ajustado, medios liberales de información publica y un orden publico, el techo – forma de vida “democrática”, capaz de defender a la sociedad de la usurpación del poder. De esta forma, a las operaciones psicológicas en los conflictos de baja intensidad se le asignan el rol principal.

En total correspondencia con el manual, los órganos para la comunicación con la sociedad prestaron especial atención al mantenimiento de los contactos más estrechos con la prensa y la TV, o sea, las principales fuentes de información para las poblaciones de EE.UU y Panamá. Ya desde febrero de 1988 (o sea 22 meses antes de la invasión), ellos habían comenzado a informar en los MMD de los EE.UU sobre hechos de “discriminación” de los militares norteamericanos y sus familiares, que radicaban en la Zona del Canal de Panamá, por parte de las autoridades soldados y policías locales, sobre la atmosfera de “miedo”, “incertidumbre” y “terror” en la cual tenían que vivir los norteamericanos.

El presidente de Panamá General Manuel Noriegas se presentaba de forma desagradable como un cruel dictador y a la vez como un gran narcotraficante, además de psicópata, “obsesivo” sexual y brujero.

En Panamá por primera vez fue probado el nuevo sistema del aparato de interacción para la comunicación con la sociedad y los medios de difusión militar y civil. Para esto anticipadamente fue creado el contingente de periodistas y fotorreporteros especialmente escogidos e instruidos, los cuales fueron lanzados antes del comienzo de las acciones combativas en los objetivos planteados en Panamá.

De esta forma el Mando trataba de cerrar, o en el mejor de los casos, limitar el acceso de los “periodistas no deseados” a la zona de las acciones militares. El servicio de comunicación con la sociedad organizaba, varias veces al día, briefing y encuentros con los altos mandos militares. Allí los periodistas recibían “noticias frescas” sobre el curso de las acciones militares y la situación política en Panamá.

Transmitiendo esta información con el necesario acento en sus materiales, ellos obligaban a los norteamericanos a sentirse testigos de los que ocurría, sufrir por la vida de sus correligionarios y al mismo tiempo formaban una imagen general de lo que pasaba, que coincidía completamente con el punto de vista oficial de la dirección de EE:UU.

De esta forma, la dirección político-militar de EE.UU aprendió las enseñanzas de la guerra en Vietnam, perdida al perderse el control sobre la opinión publica. En Panamá ella garantizó el funcionamiento de un puente constante entre el Pentágono y el público, en primer lugar por intermedio de los MMD civiles.

Con esto logro fortalecer considerablemente la confianza de los ciudadanos norteamericanos en los militares y sus acciones, exitosamente pudieron contrarrestar la influencia sobre la población de periodistas neutrales y opositores, políticos y personalidades públicas que interpretan de forma distinta el acontecer. Posteriormente este modelo de aseguramiento informativo fue empleado por los norteamericanos en Iraq (1991), Yugoslavia (1999), Libia (2011) y ahora en Siria.

Para la realización de la propaganda oral los norteamericanos crearon 21 grupos de emisores de audio (altoparlantes), entregándoselos prácticamente a cada compañía que participaba en las operaciones de combate. Los grupos tenían en su composición un altoparlante transportado o dos móviles. Los programas voceados tenían mensajes cortos del siguiente contenido:

“Nosotros, los norteamericanos, nos encontramos aquí no para ocupar su país, sino para devolverles lo que con la fuerza o el engaño les fue arrebatado hace mas de 10 años, la libertad. Nosotros estamos aquí para liberarlos del régimen despótico. Entreguen las armas y nosotros no le haremos ningún daño, ni un solo pelo caerá de sus cabezas. Nosotros somos sus amigos. Nosotros queremos solo ayudarlos. Nuestro único objetivo es remover a Noriega y poner fin a su régimen despótico”.

Desde las primeras horas de la operación los grupos de altoparlantes regularmente voceaban estos textos a todas las guarniciones panameñas rodeadas. Ellos dejaban 15 minutos para la reflexión, que después de transcurridos en términos de ultimátum proponían sacar bandera blanca y entregar las armas. Sobre la efectividad de tales llamados es difícil juzgar a priori. De un lado, solo tres de todas las guarniciones cercadas de la Guardia nacional panameña entregaron las armas sin resistencia.

En los demás casos, inclusive después de llamados repetidos los soldados cercados respondían con fuego. De otro lado, casi todos los oficiales de guardia se fugaron de sus puestos de combate y abandonaron a sus subordinados. La resistencia la comandaron los sargentos y cabos.

Como regla, las formaciones de OP actuaban conjuntamente con los especialistas del batallón para el trabajo con la población civil. El General D. Lindsei, ex Jefe de la comandancia de las Fuerzas de Operaciones Especiales del ejercito de los EE.UU todavía antes de la invasión a Panamá nombraba a estas formaciones unificadas “el principal componente no combativo en las situaciones conflictivas”. Según su expresión “ellos representan un reforzamiento peculiar de la fuerza militar, que en un grado significativo aumenta las posibilidades de éxito”.

La operación en Panamá reafirmo la veracidad de esta evaluación.

Para suavizar la tradicionalmente relación de los latinoamericanos con los gringos (o sea, con los norteamericanos blancos norteños), los especialistas militares y civiles reclamaban ayuda constantemente, la que era ofrecida por los soldados norteamericanos de origen local. Fundamentalmente se apoyaban en su actividad en los campos para desplazados (en la entrega de productos, búsqueda de parientes perdidos) y en los hospitales de campaña (servicio gratis de atención a todos los heridos y enfermos locales). Según la opinión de los expertos, el resultado de la propaganda de ayuda de este tipo resultaba muy positivo.

5. Invasión a Haití. 1994. (Operación “Defender la democracia”)

La invasión de las tropas norteamericanas a la isla de Haití bajo la denominación de “Apoyo a la democracia” se produjo en el año 1994. Ella pretendía como objetivo el regreso a este país del Presidente constitucional Jean Bertrand Aristide, derrocado por una junta militar. ¿?

Como en el caso de Panamá, la dirección político-militar de EE.UU desplegó una amplia campaña propagandística mucho antes del desembarco de las tropas norteamericanas. El rol principal en la formación de la opinión pública internacional lo jugaron las transmisiones del servicio internacional de la televisora de noticias CNN. Gracias al sistema satelital de comunicaciones de sus transmisiones que llegan a 95 países y el derecho monopólico de la distribución de información, pudieron realizar una efectiva influencia propagandístico-informativa.

Los reportajes desde Haití eran conducidos por el periodista Peter Arnett, famoso por los reportajes desde Bagdad en los tiempos del conflicto del Golfo Pérsico. Sus tele materiales eran una completa escenificación de las violaciones sangrientas de la Junta comandada por el General Cedras.

Conjuntamente los videos-comentados eran acompañados por comentarios, no solo del periodista, sino y de personalidades políticas y publicas, partidarios de fila del Presidente Aristide y de refugiados haitianos.

Las transmisiones estaban dirigidas a demostrar a todo el mundo las evidentes violaciones de los derechos humanos y las normas “democráticas” en la isla por los gobernantes de turno. Como resultado de la bien pensada campaña propagandístico-informativa de EE.UU, se logró que la comunidad internacional apoyara sus acciones.

La resolución No 940 del Consejo de Seguridad de la ONU sancionó “la creación de una fuerza multinacional bajo un mando único y el empleo de todos los medios necesarios para sacar en Haití a los militares del poder”.

De esta forma, la Casa Blanca logró el objetivo principal de la etapa de preparación de la operación – creó el soporte de derecho internacional para las acciones de los soldados norteamericanos en este país. Es mas, Washington logró internacionalizar el conflicto.

En la operación, junto con los 14,000 infantes de marina norteamericanos fueron preparados para participar 2,000 militares de otros países de la cuenca del Caribe, Latinoamérica y Europa. Esto permitió diluir las críticas de la comunidad internacional en caso de consecuencias negativas de la invasión.

A la vez la administración del Presidente Clinton, en un tiempo muy corto logró aumentar considerablemente la cifra de los adheridos a la realización de la intervención en Haití dentro de la sociedad norteamericana. Si el 10 de septiembre de 1994 el apoyo a esta operación representaba el 25 % de la población, el 16 del mismo mes, o sea 5 días después, era ya de un 40 %. No obstante la mayoría de los ciudadanos norteamericanos seguían siendo escépticos con la intervención.

Como señalo la revista “Time”, mencionando el “síndrome de Somalia” (se refiere al desembarco fallido de las fuerzas norteamericanas en “misión humanitaria” en este país africano, que vino acompañado de múltiples perdidas). La idea de una “guerra pequeña” en una país pobre no atraía a los norteamericanos. En caso de inclusive pocas bajas el rating del Presidente y sus acólitos podría caer estrepitosamente. Del otro lado, el gobierno norteamericano no tenia alternativas, porque durante la campaña propagandística-informativa la administración de EE.UU inculco en la sociedad con tal fuerza que estaba dispuesta a restablecer en el poder al depuesto Presidente de Haití, que después del fracaso del bloqueo económico y los acuerdos políticos con la Junta, no le quedaba otra alternativa que ir a la “ocupación sin disparos”, para preservar su “rostro político”.

Ya que las pérdidas era necesario minimizarlas a cualquier precio, había que garantizar una relación fiel hacia el desembarco, no solo por la población civil, sino y con los 7,000 militares bajo el mando del General Cedras. El rol fundamental en la resolución de esta compleja tarea lo jugaron las acciones del 4to Grupo de OP de las Fuerzas Armadas de los EE.UU. La dirección principal de su actividad propagandística consistía en evitar posibles acciones hostiles de los haitianos con relación a los soldados norteamericanos.

Para ello fueron presentadas las siguientes propuestas:

Los soldados norteamericanos restituirán en el poder al Presidente elegido legalmente en el país;
La estancia de las tropas norteamericanas en el país tiene un carácter provisional;
Los EE.UU luchan por el restablecimiento de la democracia y los derechos humanos en Haití.

Claro que a la administración norteamericana le interesaba bien poco la democracia en Haití, lo que en realidad le interesaba era tener una presencia militar en el país que le permitiera “controlar” los procesos en la isla y de paso impedir los éxodos masivos de haitianos y dominicanos hacia EE.UU.

Si recordamos bien, fueron precisamente los norteamericanos los que armaron y pusieron en el poder a los facinerosos de Cedras, trayendo desde Miami a cuanto delincuente haitiano se encontraron para que derrocaran al incomodo Aristid. Una demostración de esta actitud esta en que posteriormente lo volvieron a defenestrar, lo que demuestra el fariseísmo de la política norteamericana.

Los principales medios de propaganda fueron la distribución de octavilla y las emisiones de radio. En Puerto Príncipe y sus alrededores, los aviones lanzaron una enorme cantidad de radio receptores con una frecuencia fija, por la cual se transmitían los mensajes del desterrado Presidente J.B. Aristide, solicitando apoyo a los norteamericanos en la lucha contra la Junta.

Igualmente se distribuían octavillas con el texto: “El regreso de Aristide – es el sol de la democracia, la luz de la legalidad y la cálida reconciliación”.

Una fuerte influencia psicológica sobre la Junta ocasionó la demostración de poderío militar de EE.UU. Hacia las costas haitianas se acercaron 20 buques de la Marina estadounidense, entre los que se encontraban el portaviones “América” y “Eisenhower”. A bordo se encontraban 6800 infantes de marina. Además había preparados 14,000 hombres mas en la base de Fort Bragg, esperando la orden de desembarcar. Como fue conocido posteriormente, el General Cedras, en las conversaciones llevadas por el ex Presidente de EE.UU J. Carter, no aceptó el argumento de la imposibilidad de mantener su régimen y la necesidad de evitar un derramamiento de sangre innecesario.

Cuando todavía no había pronunciado su último argumento, ya los aviones de combate estaban en el aire. El 19 de septiembre de 1994, más de 60 aviones de transporte militar salieron de la base de Fort Bragg tomando rumbo haitiano. Pero a los pocos minutos fue dada la contraorden, regresando a su base original. El General Cedras recapacitó y ordeno retirar las barricadas y permitir el paso de los Infantes de Marina que desembarcarían, aceptando el cambio de régimen. En el mismo día 3 mil infantes de marina desembarcaron en Haití. No recibieron resistencia. La primera etapa de la operación “Mantenimiento de la democracia” se realizó con éxito.

En la segunda etapa la tarea fundamental de las formaciones de guerra psicológica consistía en garantizar condiciones morales-psicológicas favorables para las acciones de los soldados norteamericanos. Con este objetivo por métodos diferentes se implanto en la conciencia de los haitianos las ideas de que los soldados norteamericanos se encuentran en el país solo para restablecer la democracia y los derechos de la población, y que todas las acciones de los EE.UU contienen solo un carácter humanitario.

Es significativo que ya en el segundo día después de la invasión, en la capital y otras dos o tres ciudades del país comenzaron a repartirse los alimentos que los soldados norteamericanos entregaban gratis a la población civil. Si consideramos que Haití esta considerado el país mas pobre del mundo, entonces es imposible no valorar la importancia de este tipo de acciones. Igualmente se organizó la compra de armas en manos de la población. Con ayuda de altoparlantes se les comunicaba a los haitianos el precio de las armas y los lugares para venderlas.

En general la operación en Haití se desarrollo exitosamente:

La Junta sin combatir entregó el poder arrebatado por ella al Presidente Aristide.
Los miembros de la Junta salieron del país.
La mayoría de la población apoyo la intervención.
Los norteamericanos no perdieron ni un hombre.
El rating del Presidente Clinton aumento considerablemente.



Para concluir quisiéramos recordar que tener presente el pasado, nos permite enfocar el futuro.

“LOS HOMBRES NO SE MIDEN POR LAS VECES QUE SE CAEN, SINO POR LAS VECES QUE SE LEVANTAN”.

(Fuente: Contrainjerencia)


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