Hay un refrán que dice “No se puede analizar el presente sin valorar el pasado. No se puede analizar el pasado considerando el presente”. Es por ello que para analizar lo que ocurre en Latinoamérica en el presente debemos remontarnos a lo que paso, en el pasado reciente y sacar las conclusiones necesarias. Este análisis trata precisamente de esto, de como los EE.UU y sus aliados han impuesto sus conveniencias a fuego y mentiras, condenando a nuestros pueblos a vivir bajo sus condiciones, en la más horrenda pobreza moral y material, sentados en una tierra y una cultura generosa.
Pretendemos no hacer la historia de todas las agresiones norteamericanas contra nuestros pueblos latinoamericanos, solo veremos algunas de ellas y como emplearon los métodos, procedimientos y medios de la Guerra Psicológico-Informativa (GPI).
1. Invasión a Cuba 1961 (Bahía de Cochinos), Operación Mangosta.
Al triunfar la revolución cubana en 1959, comandada por Fidel Castro, los Estados Unidos no concedieron una importancia especial a este evento, viéndolo simplemente como otro golpe militar, de los que en América Latina había una rica historia. Por esta razón en los círculos políticos estadounidense siempre se ha considerado como un error de los servicios de inteligencia, el pasar inicialmente por alto a la revolución cubana.
Cuando quedó claro que el gobierno recién instalado en Cuba era “malo” (desde el punto de vista estadounidense) la política de la CIA cambio y comenzó a actuar según los caminos ya trillados. En el mismo año 1959 comenzaron las conspiraciones con el apoyo de las fuerzas contrarrevolucionarias, las cuales fueron aglutinadas en busca de actuar con cohesión.
Se introdujo en el país abundante material de guerra, que incluían armas y explosivos para realizar sabotajes, en muchos casos, contra la población civil, como fueron los casos de las tiendas por departamentos “Flogar”, “El Encanto”, y otros muchos. Se ejecutaron múltiples acciones desde el exterior que implicaban desde quemas de cañaverales por avionetas procedentes de EE.UU, hasta ataques piratas con lanchas rápidas contra instalaciones civiles e industriales. El terror como arma de desestabilización psicológica fue empleado profusamente.
Partiendo de la dependencia económica casi total que Cuba tenia de los Estados Unidos, estos comenzaron a ejercer una fuerte presión en esta área, primero reduciendo y luego eliminando totalmente la adquisición de la azúcar cubana. Se cancelaron las entregas de piezas de repuesto, materias prima y se detuvo el suministro a la isla de petróleo y sus derivados. Igualmente se produjo un retiro “organizado” de técnicos y especialistas norteamericanos y cubanos, con el objetivo de paralizar la industria y las empresas norteamericanas que conformaban la base de la economía cubana. Por poner solo un ejemplo, se organizo el éxodo hacia EE.UU y otros países de cerca de la mitad de todos los médicos que poseía el país.
Se bloquearon todos los fondos financieros que poseía Cuba en bancos norteamericanos, dejando al país prácticamente sin fondos para operar. Fueron eliminados todos los créditos de bancos occidentales, impidiendo con esto las operaciones de intercambio comercial. El dollar fue suprimido como moneda de operación comercial para Cuba, lo que obligaba al estado cubano a hacer costosas operaciones de cambio de moneda para poder cumplir con sus obligaciones.
Desde el punto de vista diplomático fue expulsada Cuba de la Organización de Estados Americanos y aislada en otros foros internacionales, desarrollándose una furibunda campaña propagandística con el empleo de todos los medios en manos de las transnacionales occidentales, poseedoras de un dominio casi absoluto en la esfera de la comunicación.
Sobre el país y su dirección política cayeron una lluvia de mentiras e infundios, que trataron de convertirlos en poco menos que demonios que implantaron el infierno en la tierra.
Sin embargo, esta presión no tuvo los efectos deseados, la dirigencia cubana movió con habilidad sus piezas, por un lado penetró con sus servicios de seguridad las organizaciones terroristas que trataban de desestabilizar el país y por otro encontró la forma de emplear los recursos humanos que tenia a su disposición para mantener funcionando el país. No es menos importante el apoyo recibido del campo socialista y muy especialmente de la URSS, que vio a la joven revolución como una llama fresca en el continente americano. De esta forma los soviéticos compraron los productos cubanos y abastecieron de combustibles y armamento a la joven revolución.
Sin embargo, al fallar todos los intentos por “destruir” el proceso cubano no desanimó a la CIA que había tenido éxitos recientes en Guatemala e Irán. Los especialistas se preguntaban ¿Cómo no vamos a derrocar a Fidel Castro en la pequeña Cuba, a solo 90 millas de EE.UU?
En marzo de 1960, el presidente Eisenhower aprobó el proyecto de operación de la CIA para derrocar a Fidel Castro y su revolución. La idea del proyecto era organizar a un grupo de exiliados en Florida, EE.UU que serian preparados militarmente, embarcados y desembarcados en las costas cubanas, para después de ocupada una cabeza de playa enviar desde Miami a los representantes políticos que anunciarían al mundo de la presencia de la oposición en la isla y su beligerancia contra el “régimen Castrista”, declarando que formaban un gobierno provisional que representaba las ansias de “libertad” de los cubanos.
Claro que esto iría acompañado de revueltas callejeras y el empleo mayoritario de los MMD que hiperbolizarían los hechos creando una matriz de opinión publica, favorable a la intervención de las fuerzas norteamericanas, bajo la “bandera” de la OEA.
No, no amigos, no estamos hablando de Afganistán, ni Libia, ni Siria, ni Irán, se trata de Cuba en los años 60 del siglo pasado.
La dirección general de la operación estuvo a cargo de Richard Bissell, a la sazón vicepresidente de la CIA para la planificación. En ella participaron muchos veteranos de la operación en Guatemala, quienes aseguraron que Cuba seria un triunfo rotundo.
Para dar una fachada creíble se organizó por la CIA el “Frente Democrático Cubano”, que servía de vocero de los exiliados y se presentaban como una oposición seria.
De esta forma los emigrantes-soldados, fueron enviados a Guatemala para su preparación, pero como es conocido Fidel Castro no estaba con los brazos cruzados, ni era de los líderes que esperaría a que la CIA lo derrocara. Por ello desarrollo un proceso acelerado de preparación y fortalecimiento de las FF.AA, conjuntamente con las milicias del pueblo que al igual que los bisoños servicios especiales, jugaron un papel determinante no solo en el rechazo a la invasión organizada por la CIA, sino y en la derrota de los grupos irregulares tanto en las montañas como en las ciudades.
Igualmente se desarrollo una amplia campaña de esclarecimiento al pueblo sobre el papel que este debería jugar en caso de agresión. Como consecuencia de ello se inscribieron en las milicias nacionales más de 300,000 hombres, que con un acelerado proceso de preparación y la llegada a Cuba de los primeros cargamentos de armamento soviético, permitieron posteriormente derrotar los planes del gobierno norteamericano.
Es por ello que la pequeña operación que se ideo para formar una cabeza de playa, culminó en una invasión con todo el apoyo logístico que esto implicaba. Se compraron inclusive barcos y aviones de combate para esta operación en particular.
Claro que la operación no incluía solo la invasión, sino y el asesinato de los principales dirigentes de la revolución (Fidel, Raúl y el Che Guevara), para lo cual se organizaron múltiples intentos. Con estos fines se emplearon desde, colaboradores cubanos que por dinero estaban dispuestos a realizar la operación, hasta las organizaciones mafiosas que fueron contactadas por la CIA, para que cumplieran con el “contrato”. Estos, molestos por el cierre de los Casinos y otros centros de vicios en La Habana, se prestaron para la “misión”, aunque al final declinaron aduciendo múltiples dificultades. Todos los intentos por “asesinar” a Fidel Castro y otros dirigentes fracasaron estrepitosamente.
Durante el proceso de preparación de la invasión se produjo un cambio de Presidente en los EE.UU, John F. Kennedy asumió la presidencia. El entonces Director de la CIA, A. Dulles, presionó al presidente para que este aprobara la operación, empleando incluso mentiras y manipulaciones desinformadoras, tratando de que este creyera en el seguro éxito. El nivel de desinformación que Dulles tuvo con Kennedy, llego al extremo de exagerar deliberadamente la cantidad de mercenarios listos para operar. Igualmente manipulo la presión del dueño de la finca que en Guatemala se empleaba para preparar a los exiliados cubanos. Este, a instancias de la CIA, exigió que los mercenarios se retiraran antes de finales de abril del 61, lo que sirvió a Dulles para darle el empujón final a Kennedy.
El presidente norteamericano aprobó la operación, pero dejo bien claro que EE.UU no emplearía sus fuerzas en las acciones combativas, afirmando el 12 de abril de 1961 lo siguiente: “Las fuerzas armadas de los Estados Unidos bajo ninguna circunstancia, comenzarán una intervención en Cuba”.
El 15 de abril, después de generar el “motivo”, construido sobre la base de un B-26 salido de un aeropuerto en Nicaragua que voló a Miami y su tripulación declaró, después de mostrar el supuesto avión extraído de las bases cubanas, que se había producido una rebelión en las fuerzas aéreas cubanas y la necesidad de apoyar a los “valientes” cubanos que luchaban contra el régimen “tiránico” de Castro. El hecho fue tan burdo, que hundió en el descredito a las autoridades norteamericanas.
Al mismo tiempo 8 aviones volaron hacia Cuba, con el objetivo de destruir la exigua fuerza aérea cubana y bombardearon aeropuertos en La Habana y Santiago de Cuba. Solo que, la previsión del gobierno cubano y sus FF.AA, evitaron tal destrucción, ya que los aviones fueron enmascarados y diseminados.
Así las cosas, el 17 de abril se produce el desembarco en Playa Girón (ubicada en la Bahía de Cochino), donde desde el primer momento recibieron la resistencia de las milicias territoriales y una pequeña unidad de la Marina de Guerra cubana que se encontraba en la zona.
La invasión fue derrotada en menos de 72 horas y los mercenarios en su mayoría arrestados. Es de destacar que la mayoría de los combatientes de las fuerzas cubanas lo formaban las milicias recién creadas, por lo que se puede decir que fue el pueblo cubano el principal protagonista de esa derrota, a pesar de los anuncios hechos por la CIA y el propio Dulles al presidente norteamericano, de que en cuanto se produjera el desembarco el pueblo se levantaría contra el “régimen” de Castro.
A pesar de los intentos norteamericanos de crear un ambiente internacional que justifique las acciones anticubanas, las contramedidas diplomáticas desarrolladas por el Gobierno Cubano surtieron un efecto desbastador que provocó, junto con el fracaso de la operación, la destitución del Director de la CIA y de los responsables de la operación.
Pero, los Kennedy quedaron sensiblemente “heridos” por el fracaso de la operación y aprobaron la Operación “Mangosta” para derrocar al gobierno cubano.
La operación fue concebida inmediatamente después del fracaso de Playa Girón y constaba de 33 puntos entre los que se encontraban – la recopilación de información de inteligencia y la organización de sabotajes, antes de emplear las fuerzas armadas estadounidenses en apoyo directo de la insurrección en la isla. Un papel preponderante en el proyecto lo ocupaba el espionaje, el sabotaje y la propaganda subversiva, que según los analistas de Estados Unidos, deberían promover “el derrocamiento del régimen comunista.”
Como consecuencia del fracaso de “Bahía de Cochinos”, la CIA no fue nombrada al frente de esta operación, para lo cual se creó un grupo de tarea especial. Igualmente se estableció una Fuerza Especial de Tarea (Task Force W) radicada en Miami y que llego a tener bajo su sombrilla a cerca de 600 agentes y especialistas CIA y a más de 3,000 colaboradores cubanos. Esta “estación CIA”, tenia inicialmente un presupuesto de 50 millones de dólares.
Los agentes de los grupos creados desarrollaban un amplio abanico de tareas, que incluían desde contaminación de la azúcar cubana, pasando por actos de piratería contra barcos que llevaban o traían mercancía desde o hacia Cuba e incluyendo todo tipo de sabotaje y amedrentamiento contra los que comerciaban con la isla.
Hay que destacar que los cubanos terminaron desbaratando todos estos planes combatiendo no solo los actos en si, sino y penetrando a estas agrupaciones, lo que les permitió evitar mas de un hecho terrorista.
En octubre del año 1962, se destapa la crisis de octubre que provoca un aumento considerable de las tensiones entre los EE.UU y la Unión Soviética. Como consecuencia de esto el Presidente Kennedy decide suspender todas las acciones encubiertas contra la isla, lo que fue ignorado por William Harvey, jefe del grupo de tarea W, quien envió un grupo de agentes a la isla y provoco con esto su destitución y la disolución del grupo de tarea. Con esto la operación “Mangosta” se disolvió.
Si valoramos con atención lo ocurrido en Cuba durante este periodo, podremos sacar las siguientes conclusiones:
El método de derrocamiento de “regímenes” no deseados por EE.UU no es nuevo. Si observamos los elementos que conforman las operaciones contra Cuba en los años 60, tendremos que su similitud con los procedimientos actuales son muy marcadas. Se define que un gobierno no es de su interés; se decide derrocarlo; se demoniza por todos los medios; se estratifica la sociedad, definiendo las fuerzas que se le oponen y las que lo respaldan y se comienza a operar para aglutinar a los que se oponen y desunir a los que lo apoyan; se le da legitimidad a la oposición empleando para ello los MMD bajo su control; se magnifican los hechos que convienen y se ocultan los que no; se lanza una guerra de terror contra el país y su población tratando de generar malestar y desasosiego para que se acepte por la población cualquier variante que detenga el sufrimiento; se desarrolla una verdadera guerra económica que incluye el robo descarado de los fondos que posee el agredido en los bancos occidentales; se prepara la opinión publica para las operaciones de toma del poder; se arman y financian a los “opositores” para que luchen por la “libertad” y derroquen a la “tiranía” indeseable, lo que servirá de pretexto para la operación final; se lanza la operación final, que puede incluir o no una invasión pero que incluye invariablemente la destrucción del gobierno e instituciones existentes.
Los métodos para implementar las contramedidas, están también presentes en el caso cubano: fortalecer la unidad del pueblo; activar a las masas para que participe en la defensa del país; deslegitimizar a las organizaciones internacionales que están al servicio de occidente, quitándole los argumentos para su campaña; blindar los mecanismos de gobierno para evitar que fuerzas oportunistas se hagan del poder; fortalecer el sistema financiero y asegurar las reservas del país; actuar con firmeza ante los grupos terroristas, no dejando que estos sirvan de pretexto para la agresión; poner las reglas a los MMD, con el objetivo de que no sean utilizados para manipular al pueblo; implementar un sistema judicial severo con los que sirvan a intereses extranjeros y lo mas importante gobernar con honestidad.
Los sucesivos gobiernos de EE.UU han seguido agrediendo a la revolución cubana y los cubanos han seguido combatiendo con efectividad estas agresiones. Se derrumbo el campo socialista, EE.UU se ha lanzado a Guerras piratas contra numerosos países, pero Cuba sigue de pie.
2. La Guerra de las Malvinas 1982. (Operación XXXX)
El conflicto anglo-argentino por las islas Malvinas se produjo en el año 1982. La esencia de este conflicto consistió en lo siguiente. En las aguas del atlántico sur, a una distancia de 500 km de la costa argentina se encuentra un archipiélago. Está compuesto de dos islas grandes y varias decenas de pequeñas islas, con una superficie total de 12 km cuadrados. La población del archipiélago en la actualidad la componen cerca de 2000 personas (todos ingleses).
Las condiciones climatológicas allí son muy severas, se dice que por la cercanía de la Antártida. Pero, desde estas islas se puede controlar el transporte marítimo desde América del Sur hasta África del Sur. Además, se han encontrado importantes yacimientos de recursos naturales.
Los ingleses tomaron estas islas en el comienzo del siglo XIX, cuando allí prácticamente no había ningún poder – ni español, ni argentino. Pero desde ese mismo momento todos los Gobiernos argentinos tuvieron una opinión única en cuanto a la pertenencia de las islas a la Argentina.
La fundamentación es muy simple: Argentina esta cerca y Gran Bretaña en el otro extremo de la tierra.
Inspirados en esta idea, en la primavera de 1982, el Gobierno militar del dictador Galtieri (posteriormente juzgado en Argentina por la ejecución masiva de ciudadanos), desembarco en las islas y anuncio el paso del archipiélago a la jurisdicción argentina. A la vez los argentinos tomaron la isla de Georgia del Sur que se encuentra a 2400 km de las costas argentinas.
Los ingleses no estaban de acuerdo con tal forma de solución del problema. Por lo cual enviaron una escuadra naval que en un abrir y cerrar de ojos destruyó a las fuerzas argentinas en tierra, mar y aire regresando las islas a su subordinación. En esto termino el conflicto.
De esta forma, el pretexto del conflicto se convirtió en la agresión por parte del régimen militar reaccionario de Argentina.
Durante el corto conflicto (desde el momento del desembarco argentino, hasta su capitulación transcurrió menos de 6 meses), los ingleses realizaron una operación psicológica estratégica. Su objetivo consistía en garantizar el apoyo a las acciones del Reino Unido por parte de los propios ciudadanos británicos, así como por la comunidad internacional.
El Gobierno británico logro recibir rápidamente un apoyo para su acción militar dentro de su propio país y en el plano internacional concentro su campaña propagandística en los países miembros de la OTAN y en los miembros de la mancomunidad británica y por intermedio de sus MMD influencio en el resto de la comunidad internacional.
Como resultado de esto el Reino Unido logró en la ONU que se censurara a Argentina como agresora y presentarse a si mismo como a un agredido, necesitado de simpatía y apoyo.
Además, con el comienzo de las acciones combativas, los ingleses desarrollaron varias operaciones psicológicas tácticas enlazadas entre si. Como parte de ellas se efectuaron emisiones de propaganda radial por intermedio de estaciones de radio y los circuitos de comunicaciones militares del ejército argentino, se distribuyeron octavillas y se realizaron llamados de militares que se encontraban de vacaciones.
De esta forma, por ejemplo la estación de radio inglesa “La voz del Atlántico”, que se encontraba en la isla Ascensión, realizaba transmisiones para los soldados argentinos en idioma español. Por sus micrófonos pasaron con frecuencia prisioneros, que contaban como los trataban “correctamente” en las cárceles inglesas. Las transmisiones de esta estación de radio ayudo considerablemente a disminuir el miedo de los soldados argentinos a caer prisioneros de los ingleses. Ese mismo objetivo se logro con la publicitada repatriación de 1000 prisioneros argentinos a Uruguay, cuando todavía se desarrollaban acciones combativas.
Una fuerte influencia negativa en el espíritu moral de los soldados argentinos tuvo la publicación de los detalles relacionados con el hundimiento del crucero “General Belgrano” por parte de un submarino atómico ingles. Conjuntamente con este buque de gran porte insignia de la marina argentina fallecieron 600 miembros de su tripulación.
El contenido de las operaciones psicológicas tácticas realizadas por el Reino Unido durante la guerra de las Malvinas se resumen en lo siguiente:
Demostración de su superioridad militar y completa seguridad en la victoria;
Convencimiento de los combatientes argentinos en la imposibilidad de resistencia;
Propagandizar lo pertinente de capitular y entregarse como prisionero.
Los objetivos planteados los ingleses lo lograron de formas diferentes. Por ejemplo, después de un ablandamiento artillero poderoso a las posiciones argentinas, demostrando evidentemente su superioridad de fuego, a las líneas argentinas se enviaban parlamentarios con la exigencia de rendición. Los especialistas ingleses nombraban a esta acción – táctica de “doble ruptura del espíritu moral del enemigo”.
En determinada ocasión – en el combate por la pequeña localidad de Tus-Green – se empleo otro método, también muy efectivo. Dos oficiales subalternos argentinos que se habían tomado como prisioneros, fueron enviados con bandera blanca a entrevistarse con el Jefe de la Guarnición, para transmitirle un ultimátum de capitulación. En el documento se subrayaba que el Jefe de la Guarnición como católico esta obligado a salvar la vida de sus soldados, o en caso contrario ellos morirían en vano – la localidad de todas maneras será tomada.
Posterior a esta solicitud el Jefe de la Guarnición permitió reunir a todos los soldados y hablar con ellos, cumpliendo con la solicitud inglesa. Como resultado de esto la Guarnición, en composición de 1500 hombres se entregó a las fuerzas inglesas.
3. Invasión a Granada. 1983 (Operación “Destellos de Furia”)
En Octubre de 1983 las Fuerzas Armadas de EE.UU, conjuntamente con destacamentos de algunos países caribeños, desarrollaron la operación “Destello de Furia” para la invasión a Granada (ocupa un área de 344 km cuadrados, con un población de 100 mil habitantes). El objetivo de la intervención consistía en la “reorientación” del curso de la política exterior del Gobierno granadino, a la sazón amigo de Cuba y fuera de la esfera de influencia de EE.UU.
En correspondencia con este objetivo fueron desarrolladas un conjunto de medidas propagandísticas. Los factores fundamentales con los cuales operaban los especialistas de guerra psicológica, consistían en lo siguiente.
Primero, en Granada se había instalado una “dictadura revolucionaria” del líder pro comunista Maurice Bishop. Como es usual en los dictadores, el “lleno las prisiones de presos políticos y regularmente los ejecutaba”, habían todas las razones para escandalizarse por las flagrantes violaciones de los “derechos humanos”.
Segundo, unos cuantos miles de constructores cubanos edificaban en la isla un aeropuerto civil. Granada se encuentra a aproximadamente 1600 km al sur-este de Cuba. Cuando entrara en operaciones el aeropuerto podría emplearse para la basificación de la aviación militar cubana.
Por lo tanto existían las razones para la histeria contra el “peligro cubano” que amenazaba las comunicaciones marítimas de los EE.UU.
La operación psicológica contra Granada se resolvió con varias tareas interconectadas.
En primer lugar, se trató de aislarla del resto de la comunidad caribeña. Con este objetivo los norteamericanos crearon una unión político- militar con los estados caribeños del este, la cual se pronuncio fuertemente contra la política del Gobierno granadino. En esta Unión entraron Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucia y San Vicente y las Granadinas. El surgimiento de esta alianza permitió a los MMD de los países occidentales (primordialmente de EE.UU), manipularla y presentarla como estados caribeños en desacuerdo con la política de Bishop en Granada. En lo adelante precisamente estos países ofrecieron pequeños destacamentos de sus fuerzas armadas (con un total de 300 hombres), para el apoyo simbólico a la intervención norteamericana a Granada.
En segundo lugar, la presión sobre la economía granadina se convirtió en parte esencial de la influencia psicológica. Bajo la influencia de la administración Reagan el Banco Interamericano de Desarrollo, el FMI, el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo, así como otros Bancos Caribeños, se negaron a aportar a Granada ayuda financiera. El bloqueo económico ayudo en mucho a la desestabilización de la situación en el país, provocando malestar dentro de la población.
En tercer lugar, la CIA por intermedio de su agentura también puso su granito de arena en el aumento de la presión sobre el Gobierno. Ella organizó varios intentos de asesinato del Primer Ministro, apoyo a los enemigos políticos, inclusive dentro de los partidarios de Bishop y le dio todo el apoyo necesario a las fuerzas más derechistas que luchaban contra el Gobierno.
En cuarto lugar, con el objetivo de amedrentar psicológicamente, la Flota de EE.UU hizo más de una demostraciones frente a las costas de Granada. Se realizaron constantemente patrullajes, ejercicios, prácticas de tiro y vuelos de la aviación embarcada.
Paralelamente fue organizada la “fuga” de información sobre el entrenamiento en los ejercicios de distintas variantes de invasión a la isla (por cierto, estas variantes se practicaron de verdad durante los ejercicios).
En quinto lugar, se desplego una amplia campaña propagandística, en la cual tomaron parte el Presidente de EE.UU y otras figuras encumbradas de su Gobierno. Las tesis de sus intervenciones se apoyaban en los materiales propagandísticos que distribuían los MMD de los EE.UU. En ellas se acusaba a la dirección granadina de la “militarización soviético-cubana de la isla”, lo que, según las afirmaciones de la dirección norteamericana, hacia vulnerable las entregas de petróleo a EE.UU desde el cercano y el medio oriente.
(continúa en la edición de mañana)