MENDOZA / El uranio no se va / Escribe: Alberto Lucero






Cuando ciertas rocas contienen concentraciones de uranio natural suficientemente altas para ser explotadas, entonces se llevan a una planta en la cuál, con sustancias químicas, se les extrae el uranio. El residuo producido contiene grandes cantidades de productos químicos y sustancias radiactivas que no fueron extraídas, tales como radio y torio.




El uranio natural extraído es una mezcla de tres tipos de isótopos llamados U-234; U-235 y U-238. Los tres son el mismo producto químico, pero tienen propiedades radiactivas diferentes debido a un distinto número de neutrones en su núcleo. Una de esas propiedades radiactivas es la “vida media”, o sea el tiempo que tarda la mitad del isótopo en emitir su radiación y transformarse en otra sustancia.

Las vidas medias son muy largas: cerca de 200.000 años para el 234U, 700 millones de años para el 235U, y 5 mil millones de años para el 238U. Es por esto que el uranio aún existe en la naturaleza y no ha decaído totalmente. Decíamos también que el isótopo 235U es el más utilizado como combustible en plantas de energía.

El uranio natural puede permanecer en el aire, en el polvo arrastrado por el viento, también puede entrar al agua, al ingresar material con uranio y algunas plantas pueden absorber uranio o éste puede adherirse a la raíz.

Los humanos absorbemos el uranio respirando aire, tomando agua o comiendo alimentos cultivados en áreas con niveles de uranio por encima de lo normal, o viviendo cerca de alguna mina de uranio.

Todas las mezclas de uranio (natural, enriquecido y empobrecido) tienen los mismos efectos químicos en el cuerpo. Grandes cantidades de uranio pueden reaccionar con los tejidos y dañar los riñones y al igual que los adultos, si los niños se exponen a cantidades muy altas de uranio, es posible que sufran daño del riñón similar al observado en adultos.

No se sabe si la exposición al uranio puede perjudicar al feto en seres humanos, pero en animales de laboratorio, altas dosis de uranio en el agua de beber produjo defectos de nacimiento y aumentó la tasa de mortalidad de fetos.

Nunca se ha aplicado uranio en mujeres embarazadas, de manera que no sabemos si éste puede atravesar la placenta y alcanzar el feto, pero en un experimento con animales preñados, una pequeña cantidad del uranio inyectado alcanzó el feto.

Por eso resulta tan importante que se haya presentado un proyecto en la Cámara de Diputados de la Nación, solicitando que no se rehabilite el yacimiento de Uranio en Sierra Pintada hasta que la CNEA no concluya con las tareas de remediación total de la zona. Recordemos que la explotación de ese yacimiento se hizo entre los años 1975 y 1995 y, dada la política imperante en los 90, se ordenó abruptamente la suspensión de las tareas de explotación, sin llevar adelante ninguna tarea de remediación sobre los pasivos ambientales producidos durante esos 20 años.

También la Suprema Corte de Justicia de la Nación apoyó el recurso que presentó la Multisectorial del Sur y ordenó a la CNEA que no avance en nuevas tareas de explotación, hasta tanto no se solucionen los problemas de contaminación heredados; lamentablemente para los habitantes del sur mendocino el panorama ahora se ha agravado, pues la misma CNEA envió una nota al Concejo Deliberante de San Rafael, confirmando que se detectaron filtraciones en uno de los diques de remediación que se están construyendo, lo que ha generado gran preocupación en toda la zona afectada.



Seguiremos hablando del uranio, pero mientras tanto, sugerimos entrar en cualquier buscador, como el Google y escribir QUE ES EL URANIO. Se podrán ver más de 4 millones de resultados para entender nuestra preocupación.

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