INTERNACIONAL / Interna con réplicas regionales / Escribe: Emiliano Guido






El sector del Frente Amplio que responde a Tabaré Vázquez criticó a Mujica por apoyar el ingreso de Venezuela al Mercosur. Brasil y Argentina respaldaron con firmeza al gobierno uruguayo.



Una semana atrás, un diputado frenteamplista ingresó a su cuenta de Facebook una declaración propia defendiendo la incorporación de Venezuela como socio pleno del Mercosur y, automáticamente, la mayoría de sus amigos electrónicos lo criticaron con duros términos. Casi nadie cliqueó en la opción “Me gusta”. La anécdota fue un preanuncio perfecto de la cruda interna que se desataría, unos días después, en la cúpula del gobernante Frente Amplio uruguayo. La nueva discusión doméstica en la centroizquierda oriental volvió a tener como principales protagonistas al presidente José Pepe Mujica y al número dos del Ejecutivo, el moderado Danilo Astori. Sin embargo, esta vez, la rencilla tuvo réplicas regionales ya que el eje del conflicto pasa por la posición del país en cuanto al ingreso de Caracas al bloque comercial de los países de la Cuenca del Plata.

En principio, Astori –ex ministro de Economía durante el gobierno de Tabaré Vázquez– criticó en duros términos a Mujica por avalar la membrecía regional de Venezuela sin respetar ciertos mecanismos formales preacordados: “Lo que sucedió en Mendoza es herir el corazón del Tratado de Asunción e ignorar una de sus normas más importantes, que es que el ingreso de un miembro pleno debe ser aprobado por todos los socios plenos ya existentes. Ahora podría pasar cualquier cosa en el Mercosur porque ya no queda ninguna norma importante que no sea violada. Es una herida institucional muy importante, quizá la más grave en los 21 años del organismo”.

Por otro lado, el Jefe de Estado oriental volvió a utilizar, este fin de semana, su inigualable tono campechano para ratificar el apoyo de Montevideo a la unidad estratégica con los países vecinos. En primer lugar, el ex guerrillero tupamaro retrucó a quienes critican la buena relación que está cultivando con Buenos Aires con términos llamativos, como si estuviera monologando un stand-up: “Así que los argentinos son difíciles, qué novedad. Pero, siendo difíciles tenemos que lidiar con ellos porque los países no se mudan. Entonces, ¿qué haces, le declaras la guerra, rompes las relaciones, le escupís un ojo? No sé, que me den la receta. Yo no encuentro otra receta que destapar caños. Y negociar, negociar, negociar y negociar”. Acto seguido, Mujica no se olvidó de reivindicar la decisión adoptada en Mendoza por el Mercosur: “Astori se equivoca al decir que el ingreso de Venezuela es una herida letal; la realidad es que hace 20 años que decimos que el Mercosur no marcha y si no marcha hay que cambiarlo, o queremos Mercosur para seguirlo criticando. Debemos tener nueva gente, abrirnos más, escribir menos papeles y cumplir, porque si no, no cumplimos con la Historia”.

En paralelo, Marco Aurelio García –principal arquitecto de la política exterior de Brasil desde la llegada del lulismo al Palacio Planalto– fue quien ofició como vocero institucional del Mercosur a la hora de aclarar que la decisión del bloque fue consensuada y desmentir a los funcionarios frenteamplistas que leyeron la resolución como una medida impuesta por Brasil: “Es ilógica la acusación. Incluso, la propuesta de realizar una cumbre especial por Venezuela fue realizada por el presidente Mujica”, advirtió el Secretario de Asuntos Internacionales de Brasil al matutino Folha do Sao Paulo. Algo parecido sostuvo la Cancillería argentina en un comunicado oficial cuando aseguró que la decisión de los presidentes “fue unánime”, que se adoptó “a solas”, tras escuchar las posiciones de los asesores jurídicos de los tres países, y que el análisis de estos fue asimismo “unánime” en que el ingreso de Venezuela “cumplía estrictamente” con las normas del bloque.

Ahora bien, la pulseada Mujica- Astori es el emergente de dos cuestiones políticas. Primero, que hay dos proyectos de política exterior en el Frente Amplio. La corriente que lidera el ex presidente Tabaré Vázquez anhela un Uruguay al estilo Hong-Kong. Es decir, un país chico pero insertado al mundo vía Tratados de Libre Comercio (TLC) y con baja regulación para los paraísos fiscales. Es más, durante la gestión de Vázquez, Astori impulso la firma de un TLC con Washington. Pero, precisamente, el sector de Mujica –más latinoamericanista y pro Mercosur– se opuso fuertemente a dicha asociación comercial y el pacto naufragó.




En segundo lugar, la nueva formación del Mercosur –sin Paraguay, temporariamente suspendido por el golpe parlamentario y con la incorporación del gobierno bolivariano como miembro pleno– es lógico que genere cierto ruido en la clase política uruguaya. En la Cancillería oriental estiman que la agenda de “las asimetrías comerciales intrabloque” está perdiendo fuerza. Y algo de razón tienen al otro lado del río. Esta semana, Samuel Pinheiro Guimaraes aclaró en una extensa carta los motivos centrales de su reciente renuncia como Alto Representante del Mercosur. Y un párrafo de dicha misiva rescataba las tradicionales quejas de los países chicos del bloque y aclaraba que: “La característica central del Mercosur son las asimetrías, que provocan permanente tensiones políticas. En ese sentido, el Fondo para la Convergencia Estructural, destinado para favorecer a los más pequeños, hoy es una cuenta con apenas cien millones de dólares anuales”.
(Semanario Miradas al sur, domingo 8 de julio de 2012)

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