A 38 años del asesinato de Carlos Mujica.
A quién quiera que uno le pregunte, dirá que está de acuerdo con conceptos como “consenso”, “acuerdo”, “no violencia”, “negociación”, “compartir”, “justicia”, etc., etc. No sólo que se está de acuerdo, sino que son parte de sus conductas habituales. En síntesis, todos sostenemos que nos comportamos según prescriben aquellos términos con los que nos auto-describimos como personas razonables y urbanizadas.
Entonces, ¿cuál es la causa de que en paralelo con aquellas declaraciones de civilidad de la mayoría, también nos encontremos con: aquello de “la mano dura”, que la policía mató a un inocente por “gatillo fácil” (¿qué cosa será esto del gatillo fácil?, ¿los dedos piensan?), que una madre ahogó a su hijo para vengarse de su ex pareja, que sacerdotes hagan y digan barbaridades dignas del medio evo o peores, que políticos hagan y digan barbaridades y a pesar de ello sigan en la política, que los medios de comunicación mientan descaradamente, que la mayor parte de las violaciones ocurran en el ámbito familiar…?, en fin…, ustedes pueden agregar todos los ejemplos que quieran para describir estas sin razones de los tiempos sociales que vivimos.
Estos ejemplos, ¿son solamente hechos aislados magnificados por los medios?Dos cuestiones profundamente arraigadas hemos heredado del liberalismo, exacerbado por su aún vigente malhadado hijo, el neoliberalismo: Una, la colonización del lenguaje y la otra, peor aún porque se oculta, la concepción liberal de lo “humano”. Estas dos cuestiones están en el fondo de todas las discusiones.
La primera, es la condición de posibilidad para invisibilizar la segunda, es la condición de posibilidad para el ejercicio disimulado y socialmente aceptado de la hipocresía.
Habrán escuchado a menudo decir en el medio de una discusión: “¡está todo bien, pero..!, traspolación a nuestra jerga del “is business” de los gringos. Puedo hasta quitarte la vida, pero sin rencor, “is business”, es el negocio, enseña la cultura “Jolibudense”
Pero, ¡NO ESTÁ TODO BIEN!, al contrario, ¡ESTÁ TODO MAL! porque no debería haber diferencias en cuanto a la condición y trato de lo humano.
Cuando el padre del liberalismo (John Locke) acuño su noción de humanidad como “propiedad privada” de la persona, abrió la posibilidad de que esa condición pueda perderse. Necesitaba este artilugio intelectual para justificar la expansión imperial y el genocidio de los pueblos originarios para quedarse con sus riquezas naturales. Necesitaba este artilugio puritano para lavar la conciencia individual: Se puede matar todo lo que no es humano y si el OTRO “decidió por sí” perder esa condición, no es un problema mío. Claro está que quién fija la regla de lo que es humano y de lo que no lo es, es quién tiene el poder. Dicho sea de paso, poder basado en la propiedad tal y como la definió Locke –privada- base de toda la legislación anglosajona (ejeeemmm… nuestra constitución fue en su origen –y lo es en gran parte aún- una copia de la de EEUU)
Con esta teoría se han justificado todos los genocidios por parte de quiénes decidían quiénes eran humanos y quiénes no.
No es casualidad que, en general, la mayoría de los que piden mano dura están en contra de las políticas sociales del Gobierno Nacional.

No es casualidad que haya un enorme y explicito esfuerzo de Cristina, en todos sus discursos, por cambiar la racionalidad de las decisiones de los actores políticos, económicos y sociales.
La hipocresía como conducta social aceptada y permitida por todos –me incluyo- permite que algunos –minoría, pero aun poderosa- disimulen y oculten esta cuestión de fondo.
Ésta es realmente la divisoria de aguas en todos los planos y principalmente en la política. Los derechos no son “Derechos Humanos” en tanto norma positiva, sino que TODO derecho es humano en la medida en que protege la dignidad de la persona humana en cuanto tal, sin importar su condición social, económica o psicológica.
El 11 de mayo, se cumplieron 38 años del asesinato de Carlos Mujica perpetrado por el jefe de la custodia de Isabel Martinez de Perón –comisario Almirón- permitido y consentido por los sectores del peronismo que estaban en ese momento en el gobierno –traicionando la esencia del imaginario político que decían representar- no fue esta efemérides, noticia para la mayoría de los medios.
Mujica fue exponente en los 70’ del movimiento de sacerdotes católicos que plantea un compromiso militante a través de su acción social y religiosa con los sectores sociales a los que más se les niega la condición de humanidad, probablemente por esto, no sea una efemérides digna de mención.
Justamente, por esto mismo, es imprescindible su recordatorio y el de su trabajo y en él a quiénes lo han sucedido en el compromiso, en la Villa 31 y en otras muchas del país.







