El dirigente de Nuevo Encuentro y experto en temas de transporte asegura que el servicio ferrovario tiene que estar “irremediablemente” a cargo de una empresa estatal. En diálogo exclusivo con Tiempo Argentino también critica en duros términos al alcalde porteño Mauricio Macri por suspender el traspaso del subte. “Hizo una puesta en escena, un bochorno”, advierte. Los argumentos para mejorar la gestión de un área clave y los sistemas de control oficiales.
Las fallas en el sistema de transporte público que volvieron a revelarse en la tragedia de Once impactan en la vida cotidiana de miles de usuarios del Gran Buenos Aires y la Capital Federal. El ex diputado Ariel Basteiro (Nuevo Encuentro) es una voz autorizada para hacer un diagnóstico de ese cuadro de situación. Y del conflicto por el accidentado traspaso del subte de la Nación a la Ciudad. Desde su militancia en el socialismo y con la experiencia sindical de haber sido secretario general de la Asociación de Personal Aeronaútico (APA), entre otros cargos, además de ser uno de los miembros fundadores de la CTA, Basteiro fue diputado nacional en dos períodos, y por ocho años legisló como vicepresidente de la Comisión de Transporte de la Cámara Baja. Actualmente, es presidente del Foro Argentinas y Argentinos por un Transporte Nacional Integrado y miembro de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (FIT).
–¿Qué opina de la decisión de Mauricio Macri de suspender el traspaso del subte a la Ciudad?
–Uno no sabe si catalogar la actitud de Macri como un paso de comedia o de tragedia, por la puesta en escena que hizo de un hecho que, como bien marcó la presidenta, es un bochorno. También muestra una actitud de ‘nene de papá’ que pretende que todos le solucionen su incompetencia para hacerse cargo de una gestión. La presidenta quiere encontrar una solución, y por eso prorrogó la quita de la Policía Federal de los subtes por al menos 30 días más.
–¿Cómo evalúa la intervención de la empresa TBA por parte del gobierno?
–Es una medida más que lógica, prudente y oportuna, toda vez que esta
intervención tenga como objetivo avanzar sobre el proceso de concesiones, principalmente del ferrocarril urbano. Creo que la propia intervención y el hecho de que el Estado ponga dentro de estas empresas sus ojos y manos y vea de qué manera funcionan, definirá casi irremediablemente la necesidad de tener que volver a poner la administración de los ferrocarriles en manos de una empresa estatal. Algo que, dicho sea de paso, no es tan problemático. No hay que tomar muchas más medidas que no sean cambiar el directorio de las empresas. El Estado es el que financia. Es una concesión, con lo cual todos los bienes siguen siendo del Estado. El Estado es el que se encarga de garantizar la seguridad, incluso de pagar las consecuencias en un accidente como el de Once, porque el tema de los seguros y de la responsabilidad como socio solidariamente responsable lo hará jugar ese rol.
–¿Cómo se completaría ese proceso?
–Que se vaya Cirigliano con el grupo de directores que tiene, por un directorio puesto por el Estado. Los cuadros intermedios, los trabajadores conocen muy bien la empresa. Hay que tener una conducción que no busque el lucro como objetivo principal. Este gobierno fue avanzando en esa dirección; Aerolíneas es un ejemplo.
–¿Cómo evalúa las fallas en los organismos de control, Secretaría de Transporte y la CNRT?
–Es complicado hacer una lectura. Cualquier lectura que uno haga y que diga después de un hecho tan fuerte como el de Once parece inadecuada. Pero creo que es importante ver de dónde venimos, cómo estaba el país hace ocho, nueve años atrás. Obviamente que se hicieron muchas cosas y todavía faltan muchas por hacer. Quizás en las áreas de control se debería poner mayor atención, para que fundamentalmente se hagan cumplir las objeciones de los organismos.
(Entrevista realizada por Gustavo Montiel para el diario Tiempo Argentino del domingo 4 de marzo de 2012)