MENDOZA / La caída de Allende y la Seguridad Nacional / Escribe: Pablo Salinas

La caída de Allende. La Doctrina de Seguridad Nacional y su influencia en la Dictadura de Augusto Pinochet. Golpe de 1973 en Chile. Plan Cóndor.

Con el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 se inicia en Chile la dictadura militar que es en muchos aspectos idéntica a las implantadas en América Latina en esos años.
El sustento ideológico fue la llamada Doctrina de Seguridad Nacional que impone en lo económico un modelo neoliberal que favorece al gran capital financiero norteamericano en detrimento de la producción local y de la economía del país.
La Doctrina de Seguridad Nacional se impone para preservar un determinado modelo económico que favorece a los Estados Unidos en detrimento de las economías regionales y de la producción local, que intenta de todas formas destruir la producción industrial y con esto destruir también la inminente clase proletaria que la producción industrial produce como por ejemplo en Córdoba Argentina la clase proletaria dirigida por Agustín Tosco.

DOCTRINA DE SEGURIDAD NACIONAL
Una de las bases para la aplicación del tormento y la desaparición forzada como así también para sostener un régimen autoritario con un proyecto neoliberal la encontramos en la denominada "doctrina de la seguridad nacional".
“La Doctrina de Seguridad Nacional es el nombre que los regímenes militares dan a su ideología... es el eje alrededor del cual gira todo su sistema”
Presentaba al mundo dividido entre el Occidente Cristiano y el Comunismo Ateo.
Esta simple idea era la base de todo su pensamiento, es simple, sus consecuencias son sencillas, el mote de comunista es tan amplio que hasta un opositor interno a esta doctrina es considerado comunista.
A través de ella se intentó justificar el accionar de las fuerzas de seguridad. Partía de la idea de que el mundo se encontraba librando la tercer guerra mundial y en Chile como en todos los países latinoamericanos se estaba disputando una batalla más que importante.
Chile y los ejércitos latinoamericanos contaban con fuerzas armadas preparadas en la lucha antisubversiva, a través de la instrucción de sus oficiales en Estados Unidos.
Paralelamente existía un gobierno popular como el de Salvador Allende que constituía sin dudas el acceso al socialismo por la vía democrática esto representaba un duro golpe para EE.UU. en la región.
Estados Unidos había aprehendido la lección. Desde la derrota en Vietnam, el Pentágono decidió educar a las fuerzas armadas de los países Latinoamericanos para que ellas mismas mantuvieran controlados los movimientos revolucionarios, que se organizaran en sus territorios, sabiendo que la intervención directa no era apoyada por casi ningún país en el mundo, excepto sus satélites, además, internamente los ciudadanos norteamericanos no apoyaban el envío de tropas colonizadoras a ningún país.
A esto se le debe sumar que la intervención directa de Estados Unidos era mucho más resistida por la ciudadanía de los países objeto de la misma.
Por todo lo expuesto, Estados Unidos decidió formar a los militares latinoamericanos estableciendo escuelas de entrenamiento en la zona del Canal de Panamá, creando también la Junta Interamericana de Defensa.
La doctrina norteamericana de la contrainsurgencia o lucha antisubversiva, tenía un principal objetivo que era destruir al comunismo.

Maxwell Taylor, el entonces máximo oficial militar norteamericano, en un discurso de 1965, expresa: «…nunca debemos dejar que una situación como la de Vietnam aparezca nuevamente. Fuimos demasiado lentos en reconocer la extensión de la amenaza subversiva. Ahora sabemos que cada país en desarrollo debe estar constantemente en estado de alerta, buscando esos síntomas. Si se les permite crecer de manera irrestricta, podrían eventualmente terminar en una desastrosa situación como la de Vietnam del Sur.»

El General Augusto Pinochet pasó por la Escuela de las Américas y luego fue profesor de geopolítica con la que intentó justificar el expansionismo territorial Chileno y los ataques a países vecinos.
Los cursos centrales se basaban en “La estrategia contrainsurgente”, cursos como “Contrainsurgencia Urbana”, “Control de disturbios”, “Guerra Psicológica”, “Contraguerrilla”.
Noam Chomsky, en una de las entrevistas que realiza para el documental, afirma lo siguiente:
“Los primeros beneficiarios de los recursos del país (atacado), tanto humanos como materiales, deben de ser los llamados intereses estadounidenses. Y si el pueblo del país piensa que el primer beneficiario debe ser el pueblo de ese país, entonces se los tacha de comunistas, y hay que hacer algo con ellos. Se puede hacer un montón de cosas, pero si ninguna de ellas funciona, entonces los matas”.
La Escuela de las Américas fue sin dudas el centro del entrenamiento militar norteamericano en la región al que llegaban soldados de todas partes de Latinoamérica para instruirse en las técnicas de resistencia anti-subversivas, “como parte de la táctica de defensa de los intereses de EE.UU. durante la guerra fría. Desde el 2001, se le conoce como el Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (el que,sigue enseñando exactamente lo mismo que la antigua Escuela).”
Es publico y notorio que la mayoría de los dictadores como Augusto Pinochet de Chile, Hugo Banzer de Bolivia, Anastasio Somoza de Nicaragua, Jorge Rafael Videla, Luciando Benjamin Menendez de Argentina, pasaron por la Escuela de las Américas, comparto con el documental indicado que esto no se trata de Comunistas VS Derechistas, sino de Pueblos Dominados VS Pueblos Dominantes.
Es un problema de dominación internacional y no tiene como referencia al país atacado sino a toda su región.
En efecto, el caso Chileno es el paradigma de lo sucedido en Latinoamerica con diversos matices pero a rasgos generales con el mismo sistema de dominación por parte de Estados Unidos.
Sucede que en Chile se atribuye el Golpe de Estado de 1973 a Pinochet y su enfrentamiento con Allende, y punto.
Pero esto no es así debemos decir que el golpe producido en Chile tiene que ver con la red de intervención de Estados Unidos y su forma de imponer el modelo neoliberal en la región, algo que ha quedado netamente probado con el libro Mis Memorias de Kissinger.
Allí el mismo jefe de el departamento de Estado de Estados Unidos confiesa todo el montaje del golpe Chileno por parte de la CIA y no solo lo confiesa sino que se jacta de haber realizado con éxito el golpe a un gobierno democrático Latinoamericano.
Jeane J. Kirkpatrick en su libro deja en claro la trama que se desarrolla atrás de la caída de Allende y los intereses económicos y políticos en que se funda tal determinación.
Breve Referencia a la SOA.
La Escuela de las Américas (SOA por sus siglas en inglés) fue establecida en Panamá en 1946, y luego transladada a Fort Benning, Georgia en 1984.
En Febrero de 2001, la Escuela de las Américas, cambia de nombre y pasa a llamarse “Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación de Seguridad” Western Hemisphere Institute for Security Cooperation (WHISC), inaugurado el 17 de febrero del 2001.
Todo parece indicar que este fue un cambio parcial para que nada cambie, es decir que atrás de esa fachada sigue funcionando la misma escuela de enseñanza de intervención Latinoamericana, sigue funcionando una escuela para oficiales preparados para desestabilizar gobiernos democráticos y populares de la región.
El impacto de este centro de formación de militares Latinoamericanos es enorme, con solo contar las dictaduras latinoamericanas y sus desaparecidos podemos tener una idea acerca de su influencia.
Tenemos que contar los 30.000 desaparecidos Argentinos, los 3000 desaparecidos Chilenos, los exiliados, los asesinatos políticos.
“A lo largo de sus cincuenta y ocho años, el SOA ha entrenado más de 61,000 soldados latinoamericanos en técnicas de combate, tácticas de comando, inteligencia militar, y técnicas de tortura. Estos graduados han dejado un largo trecho de sangre y sufrimiento en los países donde han regresado. Hoy día, la “nueva” Escuela de las Américas (WHISC) entrena mas de mil de soldados cada año.”
Ernesto Urién, que estudió en la Escuela para las Américas mientras era oficial del Ejército Argentino en los 70, manifestó: «El tema de la tortura aparecía en charlas informales, y ellos decían: Hagan lo que deban para obtener lo que necesitan. Las herramientas que elijan, legales o ilegales, dependen de ustedes.»
Se educó a las fuerzas militares internas de cada país latinoamericano. Fuerzas que luego, a través de golpes militares condujeron los destinos de la mayoría de nuestros países.
Los militares latinoamericanos hicieron suya la guerra contra el comunismo y comenzaron a utilizar todo tipo de medios legales e ilegales, para adecuar su sistema jurídico a la impunidad.

Doctrina de Seguridad Nacional.

La Doctrina de Seguridad Nacional fue una ideología, que consistió en la exaltación del orden y de la seguridad como valores absolutos y comprendió también un rechazo al cambio.

Pretendió justificarse como doctrina defensora de la civilización occidental y cristiana. Supuso la tutela del pueblo por elites militares y políticas.
«La Doctrina de Seguridad Nacional es una extraordinaria simplificación del hombre y de los problemas humanos. Siendo un sistema muy aplicado en América Latina ella trasciende ese continente para amenazar al occidente todo.»
“Esa estrategia contra-revolucionaria fue aplicada en Vietnam con el fracaso que todos conocen. Sin embargo sirvió sobre todo para formar una escolástica militar rígida, un manual de guerra revolucionaria que se tornó desde 1961 en la base de la enseñanza impartida a los ejércitos latinoamericanos. Desde 1965 en adelante, la enseñanza de esa escolástica superó, en las escuelas militares, la enseñanza consagrada a otras formas de guerra. Y un buen número de oficiales aprendió a interpretar los acontecimientos en su país a través del esquema convencional de guerra revolucionaria. He ahí la explicación para la extraordinaria distancia entre la realidad latinoamericana y el aparato conceptual de que disponen los militares de la seguridad nacional para interpretar esa realidad. Pues al final no hubo ni hay, en la América Latina, nada que se parezca, ni de lejos, a una guerra revolucionaria en el sentido de Mao. Y mientras tanto la estrategia adoptada trata la realidad nacional como si estuviera lidiando con una verdadera guerra revolucionaria. Los servicios de inteligencia hacen esfuerzos desmedidos para reconstruir, a partir del menor indicio, toda una trama de guerra revolucionaria. Ya que no hay ninguna diferencia entre subversión, crítica, oposición política, guerrilla, terrorismo, guerra, ya que todo es la manifestación de un único fenómeno, la guerra revolucionaria, la inteligencia consiste en crear una red abstracta de relaciones entre la supuesta guerra revolucionaria y cualquier indicio de descontento por parte del pueblo. En todas sus partes estará la presencia del comunismo internacional; en todas partes una guerra revolucionaria.»
A los fines de comprender el alcance y contenido de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), podemos citar las declaraciones del General de Augusto Pinochet.
El Dictador Pinochet dijo:
“La gesta del 11 de septiembre incorporó a Chile en la heroica lucha contra la dictadura marxista de los pueblos amantes de su libertad.
En ese mismo ánimo libertario, que movió a checoslovacos y húngaros, para luchar su enemigo poderoso e inclemente, es que se ha impregnado el espíritu de los chilenos, para derrotar al marxismo internacional.
Por ello, inicialmente en todo el mundo se ha hecho presente la campaña en contra de Chile desatada por los países socialistas; la calumnia y el engaño han entrado en juego permanente para distorsionar en el exterior la imagen real de Chile, pero ya los países se han dado cuenta de esta acción encubridora del comunismo internacional y la verdad volverá a triunfar sobre el embuste.
Los siniestros planea para realizar una masacre en masa de un pueblo que no aceptaba sus ideas, se habían preparado en forma subterránea. Países extranjeros enviaron armas y mercenario del odio para combatirnos; sin embargo, la mano de Dios se hizo presente para salvarnos, a pocos días, antes de consumarse tan horrendo crimen. Hoy sabemos qué habría ocurrido, ya que los documentos encontrados así lo indican: el marxismo internacional hubiera desatado la guerra civil, en cumplimiento de sus siniestros planes, y la vida de más de un millón de chilenos, se habría segado a sangre y fuego.”
Esta expresión de libro de la Doctrina de Seguridad Nacional se produjo en el discurso de Pinochet a un mes de la constitución de la junta de gobierno .
Francia y EE.UU. fueron los grandes difusores de la doctrina represiva. Organizaron centros, particularmente EE.UU., para enseñar los principios llamados “antisubversivos”.
Enviaron asesores e instructores. Difundieron una cantidad extraordinaria de bibliografía. .

A.1 INFLUENCIA FRANCESA
La corriente francesa de pensamiento fue la desarrollada en las guerras de Indochina (1945-1954) y Argelia (1954-1962). Sostenía que «no se debe permitir que la subversión y la revolución socaven el orden moral natural de la sociedad, por que con ello socavan el orden de la Creación» .
«Los matices mesiánicos de la doctrina contrarrevolucionaria francesa, en conjunción con el pensamiento católico español del siglo XIX y principios del XX, contribuyeron a fortalecer entre oficiales argentinos la creencia de que las fuerzas armadas tenían que desempeñar un papel preponderante en la sociedad debido a su compromiso con el bien común».

La formación de los militares Chilenos en métodos contrarrevolucionarios elaborados por los franceses comienza en su asistencia a cursos desarrollados en por las fuerzas militares Argentinas.
En 1961 el General Spirito, jefe del estado mayor del Ejército argentino, creó en julio el Curso Interamericano de lucha antimarxista dirigido por el Coronel López Aufranc que había hecho estudios de guerra en la escuela de París. Más de tres centenas de oficiales latinoamericanos y de EE.UU. siguieron este curso. La embajada francesa consideró un éxito que militares de Norteamérica lo siguieran y se congratuló de ciertos celos norteamericanos respecto de la influencia francesa.
La cooperación francesa duró largos años y culminó en el llamado “Plan Cóndor” dirigido directamente por el Dictador Augusto Pinochet y con la colaboración de las dictaduras del Cono Sur.
El General francés Aussareses, un conocido torturador que reconoció en sus memorias las atrocidades cometida por él y sus colaboradores en Argelia, fue agregado militar de Francia en Brasil entre 1973 – 1975.
La influencia francesa se diseminó en toda América, no sólo en Chile y Argentina.
Enseñaron en Argentina a militares latinoamericanos, entre otros, los tenientes coroneles franceses Patrice de Naurois y Francois Pierre Badie.
Los militares argentinos pidieron a Francia instructores en guerra antisubversiva y Pierre Messmer, en ese momento primer ministro de Francia la otorga, «Los querían y los tuvieron... Argentina es un país independiente y no había ninguna razón para negarles lo que pedían» .
Se envía a Robert Servant en abril de 1974, un coronel que tenía el perfil adecuado según expresa Messmer, ya que tenía experiencia en Indochina y en Argelia.
El coronel Servant se instaló en el cuartel general del ejército dirigido por Jorge Rafael Videla, dependió de Chirac quien había sucedido a Messmer, se mantuvo en contacto con el Jefe de servicios secretos para Brasil y Argentina, Capitán Pierre Latanne, quien dependió del agregado militar francés en Brasilia el Gral. Paul Aussaressess gran especialista confeso en el sistema de torturas, asesinatos y desapariciones.
Las noticias de las torturas en Argelia circularon en varios libros de los cuales el más notable fue el de Henri Alleg, La Question, (trad. de John Calde), con la introducción de Jean Paul Sartre fue publicado en Nueva York en 1958. También refirió la experiencia de militares franceses en Indochina.
La Cité Catholique, fundada en Francia por Jean Ousset, tuvo influencia en la formación de los militares franceses que participaron en la guerra de Argelia y en la OAS (Organisation Armée Secréte) organización paramilitar francesa integrada por ex combatientes de Argelia.
Se trataba de la importancia no sólo de las ideas prácticas y la técnica pura, sino también de la doctrina anticomunista que buscaba en la tergiversación de la doctrina católica su sustento.

A.2 INFLUENCIA NORTEAMERICANA
Las relaciones entre EE.UU. y las fuerzas armadas latinoamericanas en torno a la seguridad hemisférica y la nacional tuvo un punto de inflexión en 1961 (después de la revolución cubana) puesto que a partir de entonces EE.UU., consideró que las fuerzas armadas latinoamericanas no debían ocuparse del problema extracontinental sino que debían ocuparse de su propia seguridad nacional, es decir evitar revoluciones y cambios institucionales en los países latinoamericanos que los enfrentaran a la política de EE.UU.
El gobierno de EE.UU., «…puso a funcionar el llamado PAM, Programa de Asistencia Militar con el que proveyó a los países latinoamericanos de material bélico y de medios de comunicación aptos para la represión interna y la lucha antiguerrillera, paralelamente se entrenó y adoctrinó a los oficiales y suboficiales.»
Existió una clara política de EE.UU. con respecto a América Latina, un mecanismo jurídico el TIAR, una forma de coordinar, la Junta Interamericana de Defensa. Los oficiales latinoamericanos recibieron el adoctrinamiento.
La ideología de la seguridad nacional se fue arraigando en las fuerzas armadas latinoamericanas y se plasmó en leyes dictadas para la llamada defensa nacional.
La influencia de Estados Unidos se dio a través de los oficiales Chilenos que se especializaron y estudiaron en las escuelas militares de dicho país. Desde 1963 la política de Estados Unidos se resume en las palabras de Robert Mac Namara (Secretario de Defensa del Presidente Kennedy). Mac Namara decía:
«…probablemente el mayor rendimiento de nuestras inversiones de ayuda militar proviene del adiestramiento de oficiales seleccionados y de especialistas clave en nuestras escuelas militares y sus centros de adiestramiento en Estados Unidos y ultramar. Estos estudiantes son seleccionados cuidadosamente por sus países para convertirse en instructores cuando regresen a ellos. Son los líderes del futuro, los hombres que dispondrán de la pericia y la impartirán a sus fuerzas armadas. No es necesario que me detenga a explicar el valor que tiene el disponer en cargos de dirección de hombres con un conocimiento de primera mano de cómo los norteamericanos actúan o piensan. Para nosotros no tiene precio hacernos amigos de estos hombres...» .

La formación de los militares latinoamericanos por parte de los Estados Unidos se llevó adelante en diversos lugares entre los que se pueden mencionar: “la Escuela de Fort Bragg, Carolina del Norte. Escuela de Asuntos Civiles y Gobierno Militar, Fort Gordon, Georgia, Academia Interamericana de las Fuerzas Aéreas Base Albrock, Escuela Naval de Instrucción y Técnica, Base Rodman, más otras 140 instalaciones militares en todo el territorio Norteamericano y fundamentalmente en la llamada Escuela de las Américas, USARSA ( United Estates Army School of the Americas) en la zona del canal de Panamá”
Luego de la Segunda Guerra Mundial en la conferencia de Yalta las grandes potencias establecieron su zona de influencia, Estados Unidos continuando con la doctrina Monroe, es decir América para los Americanos, consiguió que Latinoamérica quedara bajo su zona de influencia, por lo que luego realizó innumerables esfuerzos. Argentina no quedó al margen de dicha influencia.
El presidente John F. Kennedy en 1962 comenzó a delimitar a grandes rasgos la Doctrina de Seguridad Nacional, pensamiento ya existente, pero que va a adquirir los rasgos de una doctrina a partir de la derrota sufrida por Estados Unidos en Cuba.
El secretario de defensa del presidente Kennedy, Robert Mc Námara, en su libro llamado "La Esencia de la Seguridad", dejó en claro su pensamiento acerca de la política exterior norteamericana .
La aparición del armamento nuclear sumado a la bipolaridad propia de la guerra fría, permiten determinar el inicio de una nueva concepción que ponía el acento en la seguridad interior de Estados Unidos.
Estados Unidos ya no pretendía defenderse de un ataque externo, pretendía controlar la disidencia interna, y para ello necesitaba adoctrinar a las fuerzas de seguridad latinoamericanas.
De esta forma no era necesaria la intervención directa de las fuerzas militares norteamericanas y la amenaza de gobiernos disidentes se disminuía notablemente.
Pero la experiencia de formar militares latinoamericanos tenía un ida y vuelta, y así lo demuestra el profesor Ariel Armony en su libro “La Argentina, Los Estados Unidos y la Cruzada Anticomunista en América Central 1977 – 1984”.
Allí se desarrolla básicamente cómo los militares argentinos ya preparados y con práctica en la eliminación clandestina e ilegal de oponentes políticos se dedicaron a adiestrar a otras fuerzas de seguridad en Centroamérica.
Después de Cuba todo era posible, un grupo de revolucionarios derrocaron una dictadura y se declararon comunistas en las cercanías de Estados Unidos.
Estados Unidos respondió con un plan de tres ejes fundamentales:
1) Incrementar la influencia sobre las fuerzas de seguridad de los países latinoamericanos, destinadas a gobernar dichos países, generando planes de asistencia militar PAN, que otorgaban armamentos, pero obligaban a adiestrarse en EE.UU.
2) Implementaron la llamada Alianza para el Progreso, con créditos y dinero para mejorar las condiciones de vida latinoamericana. Se intentaba paliar una de las causas de las revoluciones, el hambre.
3) No intervenir directamente con sus ejércitos salvo que fuera absolutamente indispensable para sus intereses, política que continúa hasta la fecha.
Podemos afirmar que la difusión y delimitación fundamental de la Doctrina de Seguridad Nacional correspondió al Presidente Kennedy y su funcionario Rober Mc Namara.
Pero la coordinación del Plan Condor y la cooperación entre las dictaduras Latinoamericanas quedó en manos de los dictadores locales y fundamentalmente de Augusto Pinochet según los archivos documentales encontrados en Paraguay recientemente.

PLAN CÓNDOR
«La Operación Cóndor fue una conspiración entre los servicios de inteligencia de los distintos países del Cono Sur (Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y hasta cierto punto Perú) cuyo objeto fue el intercambio de información sobre supuestos subversivos residentes en los distintos países partes a la operación, y la colaboración en la persecución de estas personas. La operación le permitió a operativos de inteligencia o de las fuerzas armadas de los distintos países participantes desplazarse libremente en el territorio de los otros, para así secuestrar, desaparecer o asesinar a sus con-ciudadanos.»

La persecución de opositores fue un plan conjunto de las dictaduras latinoamericanas guiadas por Estados Unidos y sus servicios de inteligencia.
El objetivo del plan cóndor era: «…la realización de actividades de inteligencia sobre datos de izquierdistas y comunistas, y la eliminación de las actividades marxistas terroristas en el área. El centro de operaciones era Chile, y que junto con Argentina y Uruguay se comprometían en operaciones conjuntas contra los terroristas. Brasil, Paraguay y Bolivia también eran miembros.»
La decisión de Richard Nixon de derrocar a Salvador Allende, fue tomada días después del triunfo del mismo en 1970. Herny Kissinger en su libro titulado “Mis Memorias”, publicado por Editorial Atlántida descubrió la trama oculta del golpe de Chile, allí explicó cómo Nixon le encargó al Director de la C.I.A. Richard Hems, derrocar al Gobierno de Allende.
Este sería un paso hacia la conformación del Cóndor.
En 1973, el 11 de septiembre Pinochet derrocaba a Allende e instalaba una dictadura militar en Chile.
Ya en 1971 el General Banzer Suárez se había instalado con un gobierno militar en Bolivia.
Otro tanto había sucedido con el Gral. Alfredo Stroessner que gobernaba Paraguay desde 1954, con una dictadura que no tenía intenciones de replegarse.
El presidente Uruguayo Bordaberry clausuró el parlamento y fue sustituido por un golpe militar en 1976, haciéndose cargo Aparicio Méndez.
La presidenta Argentina, Martínez de Perón, fue derrocada en marzo de 1976 por la junta militar que designó presidente al Gral. Jorge Rafael Videla.
La represión desatada en el Cono Sur, por todas estas dictaduras, produjo que aproximadamente cuatro millones de personas abandonaran sus países de origen y escaparan buscando refugio en otros países, en la década del 70.
Las dictaduras decidieron con apoyo de Estados Unidos, eliminar opositores fuera cual fuere el lugar donde ellos se encontraran.
Las pruebas del plan fueron surgiendo de a poco.
Existen tres documentos oficiales del gobierno de Bolivia referidos al caso de Carla Rutila Artés, detenida con su madre en Bolivia y entregada a fuerzas de seguridad argentinas.
Documentos recibidos por el Juzgado del Dr. Bagnasco, en diciembre de 1998, de la Subsecretaria de Derechos Humanos en la que aparecen órdenes de secuestros impresas con papel con membrete del ejército argentino (Inteligencia 601), entre las cuales debe destacarse la de los uruguayos Jorge Zafaroni y su esposa Maria Emilia Islas. «En este documento se evidencia en forma clara la doble cadena de mandos que entraba en juego en Automotores Orletti, la militar y la política (por la intervención de la Secretaría de Informaciones del Estado).»
Existen pruebas documentales sobre la Operación Cóndor que datan de diciembre de 1992, cuando fueron descubiertos los archivos de la policía secreta del Paraguay, en el municipio de Lambaré (a 20 kilómetros de la capital, Asunción). Reuniendo 8.369 fichas de detención, 740 libros y más de 10 mil fotografías, bautizados como “Archivo del Horror” por los paraguayos.
De dichos documentos se desprende la ayuda mutua de los gobiernos del cono sur en la represión.
Promovieron reuniones de inteligencia, hicieron espionaje conjunto, intercambiaron prisioneros, falsificaron documentos y actuaron en los países vecinos como si estuvieran en el propio.
La Operación Cóndor tomó forma a partir de 1975. El 29 de octubre de aquel año, el Chile del general Augusto Pinochet convocó la "primera reunión de trabajo de inteligencia nacional". La conferencia tuvo lugar en la capital, Santiago, entre el 25 de noviembre y el 1 de diciembre.
Podemos resaltar algunos fragmentos de las manifestaciones vertidas: «La subversión, desde ya hace algunos años, está presente en nuestro continente, amparada por las concepciones político-económicas que son fundamentalmente contrarias a la historia, a la filosofía, a la religión y a las costumbres de los países de nuestro hemisferio. Esta situación descrita no reconoce fronteras, ni países, y la infiltración, penetra en todos los niveles de la vida nacional. La subversión ha desarrollado mandos intercontinentales, continentales, regionales y subregionales, centralizados para coordinar las acciones disociadoras...»

El documento resaltó que los países estaban en una guerra declarada:
«Los países que son agredidos política, económica y militarmente (dentro y fuera de sus fronteras) están combatiendo solos y, cuanto mucho, con entendimientos bilaterales o simples "acuerdos de caballeros". Para enfrentar esta Guerra Psicopolítica, debemos contar con una coordinación eficaz, que permita un intercambio oportuno de informaciones y experiencias, además del conocimiento personal entre los jefes responsables por la seguridad.»

Este plan fue financiado y dirigido por los países miembros, que contaron con préstamos internacionales otorgados gracias a la presión de Estados Unidos.
Los conflictos de fronteras, como el que llevó a Chile y a Argentina casi al borde de la guerra por el Canal de Beagle entre 1978 y 1979, no obstaculizaron la cooperación “antisubversiva”. En cuestiones expansionistas, la Argentina y Chile no lograban acuerdos, pero en materia de actividad represiva las coincidencias eran plenas y las preocupaciones las mismas.
Los militantes de izquierda y los sindicados como subversivos no podían quedarse en los países limítrofes puesto que corrían iguales riesgos de muerte que en sus países de origen.
Centenares de militantes de izquierda fueron capturados cuando intentaban esconderse en la región del Cono Sur.
En la Argentina, por ejemplo, desaparecieron aproximadamente, nueve brasileños, ciento treinta y cinco uruguayos, cincuenta y un paraguayos y cuarenta y nueve chilenos.
El Paraguay del dictador Alfredo Stroessner ayudó a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de Chile a planear el asesinato del ex canciller Orlando Letelier en los Estados Unidos, en 1976.
El 30 de septiembre de 1974, la Argentina ofreció coches y documentos falsos para los agentes de la DINA que asesinaran al ex ministro de Defensa del gobierno socialista de Salvador Allende, general Carlos Prats González, refugiado en Buenos Aires y a su esposa.
En 1975, el ex Vicepresidente chileno Bernardo Leigthon y su esposa, sufrieron un atentado en Roma.
El periodista británico Richard Gott indicó que este plan era muy similar al Plan Fénix utilizado en Vietnam para eliminar uno a uno a los opositores e indicó a Herny Kissinger como la persona que conocía los pormenores y los responsables.
Sin dudas el asesinato de Orlando Letelier, ex Ministro de Defensa y de Relaciones Exteriores de Allende en septiembre de 1976 en Estados Unidos, demostró no solo la existencia del Plan Cóndor sino del poder real con que contaban sus ejecutores.
Producir la muerte de una persona reconocida en el mundo y en el corazón de Estados Unidos demuestra la impunidad con la que contaban.
Quedó probado en las causas judiciales que un agente de la CIA, Michael Townley fue el autor material del hecho en el que uno de sus autores intelectuales fue Manuel Contreras, (Jefe de la DINA).
“En una segunda ola de represión trasnacional propiciada por los Estados, fueron asesinados en la Argentina varios exiliados políticos sudamericanos, entre ellos el Gral. Juan José Torres (ex presidente de Bolivia), Zelmar Michelini (ex senador uruguayo) y Héctor Gutiérrez Ruiz (ex presidente de la Cámara de Diputados de Uruguay), inmediatamente después del secuestro de Gutiérrez Ruiz, el director de una de las más prestigiosas academias militares argentinas (un general del ejército) procuró dar protección al ex congresista uruguayo, el hecho de que Gutiérrez Ruiz fuera presurosamente asesinado para impedir su liberación es una prueba de la estrecha cooperación entre las fuerzas de seguridad argentinas y uruguayas”

Los asesinatos se multiplicaban y las operaciones en otros países prosperaban.
La red represiva trasnacional fue la responsable de numerosas operaciones que incluían secuestros, torturas y asesinatos, contra opositores políticos en América Latina, en Estados Unidos y en Europa.
Otro documento a tener en cuenta es el informe de un agente del FBI en Argentina, Robert Scherrer al cuartel general del FBI, informe que da el nombre y describe la operación .
«El operativo cóndor es el nombre en clave para la recolección intercambio y almacenamiento de información relativa a los denominados izquierdistas comunistas, y marxistas, que se estableció recientemente entre los servicios de inteligencia en América del Sur, con el fin de eliminar las actividades terroristas marxistas en la región. Además “Operativo Cóndor”, tiene previstas operaciones conjuntas contra objetivos terroristas en los países miembros. Una tercera fase y más secreta del operativo implica la formación de grupos especiales de los países miembros que deberán viajar por cualquier parte del mundo hacia países no miembros, para llevar a cabo castigos, incluso asesinatos contra terroristas o simpatizantes de organizaciones terroristas de los países miembros, por ejemplo en el caso de que un terrorista o simpatizante de una organización terrorista de un país miembro del operativo se encontrara en un país europeo, se enviará un grupo especial del operativo para localizar y vigilar el operativo. Cuando hubiera terminado la operación de localización y vigilancia se enviaría el segundo grupo para llevar a cabo el castigo real contra el objetivo.»
El operativo cóndor fue la última fase del plan diseñado para América Latina con la finalidad de impedir toda oposición política a las dictaduras latinoamericanas, quienes prestándose mutua colaboración eliminaban y torturaban en cualquier parte del globo a sus opositores.
En síntesis:
La Doctrina de Seguridad Nacional y el Plan Condor constituyeron la ideología y el plan represivo respectivamente mediante el cual Estados Unidos logró imponer el modelo neoliberal en la región a partir de dictaduras militares, la de Augusto Pinochet es sin dudas el paradigma del intervencionismo norteamericano con la participación de la CIA en su ejecución y en los posteriores asesinatos de Letelier y Prats.
Queda claro que la Doctrina de Seguridad Nacional permitió separar el mundo en dos, occidente liberal y católico y oriente comunista y ateo, con esta ideología simple y sencilla se encolumnaron los militares latinoamericanos y con este pensamiento produjeron las atrocidades mas terribles que la historia de nuestro continente tenga noticia.

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