MENDOZA / Del Cuyum al mundo con "la cintura cósmica del sur" / Escribe: Ramón Abalo






En este 86 aniversario del nacimiento -el 21 del IV de 1929- de Armando Tejada Gómez, es una convocatoria honrosa, con rasgos de añoranza en que, por ejemplo, con el Armando, el Oscar Mathus, el Ramón Mendoza, los Hermanos Revuelta, los Mazamorras, y otros muchachos aún púberes transitábamos la Calle Larga y la Media Luna con ansias de abundamientos que nos lo impulsaba aquel presente anémico de vituallas, pero no de imaginación y sueños.

Me voy a referir, en un intento que pretendo no sea fallido, a la esencialidad de un hecho histórico cultural de la creación artística en esta Mendoza del Cuyum -arena y piedra- sol, nieve, alturas. Y, claro, del espíritu de la viña, nuestro vino, provocador de esos sueños. Y esa esencialidad tiene que ver -lo afirmamos desde la dialéctica de esa historia- con los rompimiento verticales de lo que ya fue y ya no es, para ser lo nuevo, lo distinto, lo contrario. Sí, lo contrario, como aquel 25 de Mayo de 1810, con aquella asamblea del año XIII y ese 9 de Julio de 1816, hitos históricos, libertarios y fundantes de pueblos y naciones. Hitos o señalamientos que devienen de la epopeya de nuestros ancentros originarios contra el colonizador de la cruz y la espada. Aquellos Atahualpas de las venas abiertas y sangrantes como abono de la tierra -mujer, hembra- significantes de que somos animal humano. Y entre nosotros fue el Armando que lo siguió afirmando, lo siguió con su canto trazado a dolor del cuerpo y alma en un primer poemario - PACHA MAMA, la madre tierra, principio y fin del universo y del animal humano, hembra y macho para construir los tiempos futuros-, corolario de su ya gran rebeldía contra la miserabilidad de los poderosos de la muerte. Rebeldías compartidas en largas tenidas en los bares de la Calle Larga, con sus iguales en carencias:



Estaba/Era anterior/ Como fuego y nosólo como fuego / Eran capaazones andando / para fósils / fémur como caminos / Costillas como abazos / Esernón donde estaba / el emor como un hueso / tal vez un clamor ciego / Unalarido solo / Tal vez / Primera carne animal y pesada / sobre lo que ya esta anterior / bruscamente: / Desde cuando la tierra se ensanchaba, girando / por entre torsos ígneos / Con triunfos de volcanes, cráteres, cordilleras / violentas como espaldas / Tal vez ya preguntando por la hierba y el agua. Estaba. / Era anterior.

Y era la tierra, el agua, la luz, esa cintura cósmica del Sur, nosotros. Y entonces el canto dejaba ser doliente y quejoso para ser como la tierra: redención y rebeldía. Y el Armando, nosotros, el canto colectivo, de todos. El canto del origen ahora es nuevo, que ya era y estaba en la sangre de las venas abiertas de la América dolida. Y entonces, el pais y la América que nos dolía -todavía nos duele- y el hombre de maíz, el de la caña de azúcar, el de las viñas, el minero, el capesino. Y la mujer como tierra en partos de futu. Y fue entonces también el canto nuevo que convoca paa que los padeceres sean banderas de rebeldía. Y entonces, un poco antes, el canto primero del Martín ]Fierro y lnuestro Bualberto ]Dodoy, canatos de denuncias y protestas con el poder de los usurpadores de la lmadre tierra, de la Pacha Mama.Y también Don Ata, el payador perseguido, ]Athual Yupanqui, en soledad respondiendo con el canto acusador: las penas son de nostros...las vaquitas son ajenas...Y ante, las montoneras libertarias como vanguardias fundantes de la identidad nacional, latinoamericana. Y siempre el canto,las bagualas,los cielitos como gritos enmancipadores. Canto, poesía y música y liberadores de la infamia americana, colonial, como capítulo de la historia universal de la infamia.



Y entonces también el Mathus, el músico de la intuición y la imaginación; el Tito Francia, el de la guitarra encumbrada; la Mercedes, la voz de voces; el Sedero, el Tusoli, el Tordo Nieto, y los que llegan después para inaugurar el canto que ya era, como la tierra pero renaciendo en nuevas rebeldías ante los tiranos de siempre, los voraces de siempre, los destructores de siempre, los señores de las guerras y las rapiñas.

Con Armando somos de la generación devenida de los golpes oligárquicos y entreguistas. Es decir, de aquella década infame y el fraude patriótico, después del año 30. Y claro, el partido militar y el patrioterismo uniformado, afirmando a la purulencia mediática y concentrada en las arcas del amo monopólico. Entonces la canción de protesta, la marcha de la bronca, revulsión de las tradiciones, Atahualpa Yupanqui y Buenaventura Luna mediantes:

Aun que mucho he padecido -canta Atahualpa- / No me engrilla la prudencia / Es una falsa experiencia / Vivir temblándole a todo / Cada cual tiene su modo / la rebelión es mi ciencia / Pobre nací y pobre vivo / Por eso soy delicao / Estoy con los de mi lao / Cinchando tientos parejos / Pa'hacer nuevo lo que es viejo / Y verlo al mundo cambiar.



La América originaria es clarinada de combate contra el colonizador y es presente con la sangre como abono de las pampas y montañas, las sabanas y los llanos en llamas, las selvas y los ríos. En la incipiente lucha de clases, el canto primero del Martín Fierro y Gualberto Godoy. Y éste de nuestro Armando, con el poder de su poesía denunciando al mundo la miserabilidad del poder oligárquico nativo,del imperialismo rapaz y genocida:

Nunca más de rodillas / nunca más a pedazos / nunca más la muerte /
sin haber respirado / Nunca más como topos / Nunca más acosados /
El hombre por sí mismo / Hasta él mismo lanzado / hasta su envergadura /
hasta el hombre soñado / Nunca más a las armas / nunca más al soldado /
proyectase hasta el otro / hasta el mejor logrado / Búscate por tu rostro /
lávate con mi canto / Estoy en la esperanza /
Despertarás conmigo con un pan y una estrella / Alumbrando los siglos

(www.la5tapata.net)

Image Hosted by ImageShack.us