MENDOZA / Cornejo y Pizzi censuran… ¿radicales fascistas?






Sigo con el entripado de la censura de que fui objeto por parte del flamante Rector de la Universidad Nacional de Cuyo. Aun me hallo en estado de ira por un hecho que no deja de resultarme no sólo lesivo desde cualquier punto de vista, sino que me llama poderosamente la atención desde cualquier elemental análisis de la realidad democrática.

Que yo sepa, y seguramente usted -lector- coincidirá conmigo, desde el 10 de diciembre de 1983 los argentinos supimos recuperar el Estado de Derecho: los tres poderes funcionando a pleno, y el resto de las instituciones normalizándose poco a poco para entrar de lleno en el camino de la libertad, que nos fuera arrebatado por ladones y asesinos vestidos de verde militar, que cometieron Golpe de Estado el 24 de marzo de 1976.

Por tanto, y luego de 32 años de retomar el sendero de la construcción de nuestra Argentina, que ocurran hechos fuera de lo común en el derrotero del perfeccionamiento de nuestro sistema democrático, llaman la atención de cualquier mortal.



Haber sido perseguido políticamente, luego censurado y posteriormente sacado del aire de radio FM UNCuyo, con mi programa Latinocracia (lunes a viernes de 11,00 a 13,00) el 14 de noviembre de 2014, no deja de producirme una gran tristeza personal, vergüenza profesional y pavor como ciudadano.

Paradójico fue que el desaguisado proviniera de la máxima autoridad de la Casa de Altos Estudios por excelencia del oeste argentino: Daniel Pizzi, a la sazón ingeniero y quien llegara a ese encumbrado puesto producto de las primeras elecciones directas que disfrutó la comunidad educativa, tuvo una conducta típica de las más tristes horas dictatoriales: suprimió al que piensa diferente.

Entre las primeras medidas que tomó este hombre que proviene de una rara alianza del radicalismo de derecha y sectores ideológicos de una “izquierda” endeble y cuestionable, como los “socialistas”, e integrantes del inopinado movimiento Libres del Sur; no tuvieron empacho en llevar adelante importantes reacomodamientos salariales para los directivos… como para empezar; luego dejaron en la calle a más de doscientos integrantes del personal universitario y pusieron a la UNCuyo una vez más a disposición de las peores tropelías a que nos tiene acostumbrados el tándem Vila-Manzano.

Otro hecho que no podemos pasar por alto es la compra del silencio de los medios de comunicación de alto impacto provincial, que reciben jugosas pautas publicitarias y promesas de negocios a futuro, con la primera condición de no dar a conocer estas y otras verdades que Pizzi y sus alfiles meten bajo una alfombra que comienza a despedir un olor putrefacto.



Tristemente hay que decir que en estas manos están los destinos de la UNCuyo. La matriz fascista se desprende sola al analizar qué harían estos mismos hombres y mujeres si pudieran hacerse del gobierno provincial y, ni hablar, del nacional. Poco importaron mis 27 años de trayectoria en radio, televisión, gráfica e internet. O los 25 años que, fuera del aire, orgullosamente está cumpliendo Latinocracia.

Quise utilizar la figura “radicales fascistas” para señalar a estos individuos y para no hablar del radicalismo por completo, movimiento político argentino que durante algunas décadas de su historia de más de cien años, ha generado hechos altamente plausibles y bellas páginas en el derrotero democrático, nacional y popular de la Patria.

Pero con atropellos como este, parecen no revistar en el campo democrático y tratar de honrar aquella historia de luchas populares, ni Pizzi ni su jefe político, Alfredo Cornejo, quien se apresta a pasar el filtro del segundo momento electoral con pretensiones de convertirse en… ¡Gobernador de Mendoza! Recuerdo que Raúl Alfonsín hizo centro en diversos pasajes de la Cosntitución Nacional para enamorar a los argentinos que lo votaron en 1983. Habría que pedirles a Cornejo y a Pizzi que vuelvan a leer el libro de la institucionalidad democrática argentina. O que lo visiten por primera vez.

Martes, Abril 22, 2025

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