(Fuente: Revista Confirmado, febrero de 1972. "La hora de las coincidencias" Con las urnas y por el frente).
Durante los primeros meses del gobierno de Alejandro Lanusse, Arturo Frondizi no dejó ninguna pieza de su artillería sin utilizar para su tarea de hostigamiento; ello no le impidió, sin embargo, mantener una reunión con la Junta de Comandantes en Olivos, y dialogar con el Presidente en un encuentro de carácter social que, desde luego, no fue casual.
Pero en los últimos meses, el ex presidente mantuvo un sugestivo silencio. La semana pasada, su más íntimo consejero, Rogelio El Tapir Frigerio, viajó hasta España para entrevistar a Juan Perón, en lo que muchos supusieron un intento de convencer al líder de Puerta de Hierro de pasar a la oposición. Entretanto, algunos amigos del gobierno hacían trascender la versión según la cual los esfuerzos de Frigerio no estarían necesariamente orientados a enfrentar al general Lanusse, sino eventualmente a ofrecerle una alternativa política a través de la cual transitar hacia la salida del proceso.
Simultáneamente, Arturo Frondizi se hizo escuchar nuevamente en el transcurso de una conferencia de prensa que ofreció en Mar del Plata el martes 25. Pocas horas después, Osiris Chiérico mantuvo con él un extenso diálogo en el que abordaron temas como el viaje de Frigerio, el futuro de La Hora del Pueblo, el crédito que procura el país, la salida institucional. Lo que sigue son los tramos más relevantes de una hora de preguntas y respuestas:
Doctor Frondizi, usted ha manifestado, en recientes declaraciones a la prensa, aquí mismo en Mar del Plata, que se está preparando una elección tramposa. ¿Cuáles son los alcances que da usted a sus palabras?
Vea, bastaría remitirse a la decisión que ha tomado este gobierno -que no es un gobierno revolucionario, sino un simple poder de facto- de reformar la Constitución por decreto de los tres Comandantes en Jefe y tener en cuenta que el ministerio del Interior ha elevado ya un proyecto de reforma constitucional en el que se contempla la elección directa de Presidente, pero donde también se contempla una novedad, como la de la elección del titular del Poder Ejecutivo a través del Congreso, para advertir que lo que aquí se está tramando es una trampa. Por otra parte se ha dicho que no va a haber proscripciones. El ministro del Interior declaró, primero, que en caso de elegirlo candidato a Perón sería un callejón sin salida. Cuando volvió a Buenos Aires y los periodistas le pidieron aclaraciones, la enmienda fue peor que el soneto, ya que, después de muchas palabras, llegó a decir que no se podía hablar de proscribir candidaturas porque todavía no había candidaturas. Lo que significaría que cuando hubiera candidatos se estudiaría la posibilidad de las proscripciones.
¿Usted limita a estas circunstancias la base de sus afirmaciones?
No, no; yo no lo limito a esto, sino que estoy absolutamente convencido y vamos a ir viendo que se está preparando un gran operativo. Podría darle una referencia más concreta. Un día al gobierno se le sublevan dos regimientos, para colmo de Caballería. Además, se sublevan dos regimientos que son una joya del Ejército argentino, para los cuales se habían designado jefes que gozaban -me imagino- de la confianza del Comandante en Jefe del Ejército. Entonces, producida la sublevación, el gobierno transmite, en primer lugar, que los que se habían sublevado eran fascistas. Y después, durante tres días seguidos, hasta que se ordenó cesar la campaña, se explicaba por radio que estaban ligados al desarrollismo frondizista. Estas son formas de trampa en cuanto se utilizan los medios de comunicación oficial para procurar destruir a personas o movimientos. Y no sería nada raro que inventaran ahora cualquier otra cosa como las que inventaron en aquella oportunidad.
Se refirió usted, también, a la formación de un movimiento de carácter nacional porque las necesidades del país, dijo, no las puede asumir un partido solo aunque tenga muchos votos. Sus palabras sugerían la inclusión de Perón en ese movimiento. ¿Qué alcance tienen sus palabras?
Yo no sé cuál va a ser la estrategia del general Perón, que la traza él y no nosotros. Lo que yo digo es otra cosa. Digo que las condiciones históricas que vive la Argentina, desde el punto de vista económico social, cultural e internacional, llevan necesariamente a todos los sectores sociales a una coincidencia y llevan a todos los sectores con sentido nacional y popular a esa coincidencia. Cada de uno de nosotros organiza su propia fuerza política -el caso nuestro es absolutamente claro- y también lo hace el justicialismo.
¿Y cómo se concilia esa activación de la organización partidaria ante el supuesto de las trampas eleccionarias a que usted se ha referido, las cuales invalidarían tácitamente el sentido real que tendría aquella?
Eso, porque una cosa es permitir la organización de los partidos políticos y otra es no crearles trampas después. Tenemos por otra parte el año 1963, con un comunicado 150 que garantizaba comicios absolutamente libres para que el pueblo pudiera votar. Se organizaron los partidos, se eligió una fórmula y no se le permitió ir a comicios.
Usted anticipa una repetición de esas circunstancias. ¿No resultaría entonces obviamente inútil, frente a ellas, una nueva organización partidaria como la que usted afirma encarar en estos momentos?
Concretamente, no. Porque las condiciones sociales, económicas y culturales que vive el país, a las que se suman las de carácter internacional, son tales, que va a ser muy difícil, si aquí se organiza un movimiento nacional, que se le pueda hacer la simple trampa de una proscripción o cualquier otra por el estilo. De constituirse, el movimiento va a desbordar cualquier tentativa de trampa que se le intente anteponer.
¿En qué medida está ligado el viaje del señor Frigerio a Madrid con la formación de ese movimiento y cuál sería la tesitura de éste dentro del proceso eleccionario?
Vea, tres cosas. En primer lugar, un movimiento nacional tiene que tener un objetivo de trasformación o si lo prefiere -una simple cuestión de palabras-, un objetivo de revolución nacional. Y esa revolución nacional se puede hacer por las urnas o se puede hacer sin las urnas. Yo creo que si se puede hacer por las urnas, en las condiciones en que está el país, hay que hacerlo por las urnas. En segundo lugar, el problema del movimiento nacional está dado por las condiciones objetivas del país porque, como el gobierno ha fortalecido y está fortaleciendo el poder de los grandes consorcios internacionales que agreden a todos los sectores de la vida nacional, eso ayuda histórica y políticamente a la concreción del movimiento. Y el tercer punto es el viaje de Frigerio. Frigerio como lo ha hecho en otras oportunidades, ha viajado a Europa a dar conferencias y como también le es habitual cada vez que eso sucede, visita a Perón de quien es amigo personal y, naturalmente, examinan los problemas nacionales e internacionales. No va a negociar nada concreto, sino que va a examinar el problema y exponer naturalmente el pensamiento que tenemos nosotros sobre estas cuestiones.
Doctor Frondizi, ¿Cómo ve usted el problema económico a la luz de los últimos acontecimientos en ese sentido, concretamente la tramitación de créditos en el exterior?
Vea, en principio usted tendría que preguntarse sobre el antecedente este de que un banco europeo, para hacerle un préstamo a corto plazo a un país que se llama la Nación Argentina, le ha pedido como garantía el oro que tenemos depositado en Nueva York. Y ello implica un desmedro para el gobierno y un desmedro para toda la Nación Argentina. En segundo lugar, en relación al préstamo, tiene tres aspectos. El primero está vinculado con la necesidad de la refinanciación de la deuda. Yo no estoy en condiciones de darle las cifras, pero el presidente del Banco Central, que ha dicho últimamente algunas cosas graves, no ha aclarado cuánto tenemos que pagar este año 1972, pero seguramente debe andar por unos 600 millones de dólares. En consecuencia, esa parte no va a ser un préstamo, sino que va a servir para cubrir la refinanciación, o sea, dar por cancelada la cuenta en la hoja de deudores y abrir una nueva hoja de deudores por la misma cantidad. Otra parte del préstamo estará destinado por supuesto a la compra de máquinas y de equipos en el exterior y tal vez quede una parte de dólares, que podríamos llamar libres, que puedan entrar al país. De modo que el famoso préstamo de los 1.000 millones de dólares puede ser una cosa absolutamente nominal salvo en una pequeña parte. Lo demás es refinanciación y compras. Es decir, no son 1.000 millones de dólares que vienen al país, cuando del país sí se han ido 1.000 millones de dólares contantes y sonantes como lo declaró el presidente del Banco Central. En definitiva vamos a tener que pagar intereses por capitales argentinos.
Usted afirmó durante su conferencia de prensa que La Hora del Pueblo nació para un propósito que ya no tiene vigencia y que se está muriendo irremediablemente. ¿Cuál considera usted que va a ser el destino inmediato no sólo de ése, sino de los otros nucleamientos existentes?
Como destino inmediato creo que cada nucleamiento se va a organizar, va a hacer su exposición de ideas y los contactos a todos los niveles, no sólo en los más altos, se van a ir produciendo como una necesidad objetiva de las condiciones económicas, sociales y culturales que está viviendo la Argentina.
¿Considera usted que la actual condición del movimiento obrero, al que usted ha calificado de motor histórico en el proceso de transformación, responde a esos esquemas?
A mí lo que me interesa en el movimiento obrero es el movimiento obrero en sí, no la actitud de éste o aquel dirigente que generalmente se mueve con exceso de cautela y por motivos que no tengo por qué analizar y que no conozco, por otra parte. Además, es cierto que la clase obrera es uno de los motores históricos en el proceso de transformación en el mundo entero, pero ese proceso no es sólo de trasformación económico-social sino que engloba al conjunto de la sociedad en todos los aspectos.
(Fuente: www.elhistoriador.com.ar)