El peronismo bonaerense ofreció el viernes en Santa Teresita la señal política más contundente de los últimos tiempos en el distrito. El kirchnerismo logró reunir a 69 de los 135 intendentes de la principal provincia argentina, que expresaron su respaldo al proyecto que encarna Cristina Fernández.
En medio de la discusión por la conformación de las listas para las próximas elecciones, y las especulaciones por el camino que adoptará el gobernador Daniel Scioli en esa tensión del reparto de cargos, los jefes comunales de la provincia se alinearon masivamente con la Casa Rosada que los seduce con obras y transferencia de fondos de manera directa en el año electoral.
El documento que bordaron los intendentes, junto a legisladores nacionales, ministros y el vicepresidente Amado Boudou aporta indicios del camino que recorrerá el oficialismo. En el texto se apuntala la idea de la renovación generacional, aquel sendero que marcó la presidenta en la asunción de su segundo mandato y que tuvo su expresión más intensa en estos meses con el empoderamiento de dirigentes de La Cámpora en distintos sectores del Estado.
Desde esa perspectiva, es de esperar que las próximas listas de candidatos del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires encuentren a postulantes que reúnan la triple condición de cercanos a la Casa Rosada, jóvenes con militancia y representación territorial. Varios de los intendentes que estuvieron el viernes en Santa Teresita cuentan con esos atributos.
No fue casual entonces el mensaje de Boudou a Scioli. El vicepresidente cuestionó al gobernador por la nota que envió al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, en la que le reclamaba la apertura del debate sobre la coparticipación federal de impuestos.
Esa es una vieja deuda de la reforma de la Constitución del '95. Los constituyentes recomendaron una reformulación en el mecanismo de distribución de ingresos federales entre las provincias, pero fijaron un esquema que requiere un nivel de acuerdo tal que hace prácticamente inviable un cambio en el statu quo.
Por eso, en la Casa Rosada sostienen que, cuanto menos, Scioli erró el tiro porque el planteo debe hacérselo a sus pares. Dicho de otro modo, para que la provincia de Buenos Aires reciba un incremento en la parte de los fondos federales que le tocan por la coparticipación, La Rioja, Tucumán o cualquier otra provincia deberá ceder parte de sus ingresos. Para conseguir eso, la carta de Scioli debería tener la dirección de Mandrake y no la de Domínguez.
El mandatario bonaerense lo sabe, pero envió la misiva con la lógica de abonar la confrontación entre Nación y provincias, uno de los argumentos favoritos del cordobés José Manuel de la Sota que justifica en la falta de transferencia de fondos federales los ajustes sociales que lleva adelante en la provincia, pero no se priva de gastar una millonada para organizar el carnaval cuartetero.
El calvario por el que pasó Scioli a mediados de año cuando no pudo afrontar el pago en fecha del aguinaldo de los empleados provinciales también está en la génesis del planteo.
Por eso, Boudou consideró que fue un acto mediático, un error institucional y una cobardía política la del gobernador. Scioli, claro, no fue de la partida en Santa Teresita, un gesto más para recordarle al mandatario provincial que el poder no está en La Plata, sino en la Rosada. "El mensaje de Santa Teresita está orientado a los candidatos de las corporaciones, que hay adentro y afuera del peronismo", comentaba ayer un encumbrado asistente al acto que ubicaba sin dudar en esa lista a Scioli y al intendente de Tigre, Sergio Massa.
El gobernador bonaerense mantiene su estrategia de mostrarse como parte del proyecto del Frente para la Victoria, pero mostrando sus disidencias con el gobierno nacional y hacer públicas sus apetencias presidenciales para 2015.
Los próximos pasos del intendente de Tigre son un misterio. Massa juega la carta del silencio electoral como estrategia central mientras riega el armado con un grupo de intendentes afines que tampoco firmó el documento del viernes. Lo mismo podría presentar una lista propia que subordinarse a los candidatos que proponga Cristina Fernández.
La presidenta retomó también el viernes su actividad luego de la extensa gira internacional. Lentamente, el gobierno empieza a mostrar un giro, al menos en lo discursivo, respecto de los temas sensibles que aparecen al tope de las cuestiones conflictivas en las encuestas de opinión.
Ya en el extranjero, la primera mandataria había aludido a la inflación a través de su cuenta de Twitter, por los aumentos en la Ciudad de Buenos Aires. El viernes, en cambio, volvió a apuntar a los formadores de precios y recomendó a los consumidores no comprar cuando los productos muestren incrementos excesivos. En medio de la discusión paritaria reclamó también a empresarios y trabajadores acuerdos razonables.
Hasta el año pasado, el consumo no había mostrado resistencia a la suba de precios. Los consumidores convalidaban mayoritariamente los incrementos con el aumento de la demanda. Pero ese punto de resistencia parece haberse quebrado a finales de 2012. La decisión del consumidor es una parte importante en la disputa por la inflación, pero hay otras tareas centrales que deben hacerse en los estamentos del Estado. La concentración en pocas manos de actores económicos que marcan el ritmo del consumo en la Argentina se profundizó en la última década y esa es una cuestión que debe ser resuelta. Si el kirchnerismo falla en estos menesteres le ofrecerá a la oposición un argumento central en la discusión electoral.
Mauricio Macri lo sabe, por eso confronta con la presidenta por este tema. El alcalde porteño despejó definitivamente cualquier duda respecto de la inconcebible candidatura en la provincia de Buenos Aires. Reiteró que será candidato en 2015 y, sin una mueca de sonrisa, aseveró que luego de su experiencia en Boca Juniors y los años de gestión en la Ciudad está en condiciones de armar el mejor equipo de gobierno desde la presidencia de Arturo Frondizi para acá.
No aclaró si lo inspira el Frondizi desarrollista que se entrevistó con Ernesto Guevara o el que designó como ministro de Economía a Álvaro Alsogaray, cedió los contratos del petróleo a las empresas estadunidenses y creó el Plan Conintes que habilitó a las Fuerzas Armadas a participar en la represión ilegal en medio de un plan de ajuste.
Tampoco especificó cuál será el lugar para el "Colorado" Carlos Mac Allister y la "Coneja" Héctor Baldassi en aquel Gabinete de ilustres que recrea en su cabeza, o si volverá a apelar a figuras como la del ex comisario Jorge "Fino" Palacios para completar un eventual elenco ministerial de luminarias PRO.
Lo que tiene claro es que sin militancia propia y sin candidatos de fuste, tiene que apelar a la marquesina. Esta semana sumó al hermano de Emanuel Ginóbilli en Bahía Blanca, Sin embargo, se puso exigente y mostró cuáles son sus límites: le dijo no a Rocío Marengo, que ya se probaba el traje de candidata luego de un contacto informal del PRO.
El argumento de Macri, quien sostiene que busca incorporar a gente nueva para que se involucre en la política, esconde en realidad las dificultades que tiene para conseguir militantes formados en el territorio, que trabajen en los barrios y conformen esa red de extensiones nerviosas que le permiten a una fuerza política mantener algún tipo de contacto con la realidad que no se acote a los estudios de televisión.
La banalización de la política, que incluye no sólo a los candidatos-famosos, sino también a una mirada desdorosa sobre la militancia es una forma de pensar el país y la conformación de sus estructuras de poder. La expresa claramente Francisco de Narváez cuando polemiza con Diego Maradona por la factura de un guiso en una olla vacía, o es el primero en anotarse para una nueva edición de las parodias políticas de Marcelo Tinelli en el año electoral pero reniega del trabajo parlamentario. En 2009 le sirvió al "Colorado" para ganar la elección.
La militancia y la marquesina harán los suyo, pero al final es el pueblo el que elige y la mejor forma de conseguir el voto es resolver sus problemas. Lo demás se esfuma cuando se apaga la cámara.
(Diario Tiempo Argentino, domingo 27 de enero de 2012)