Cristina Fernández de Kirchner se asienta hoy en lo que los sociólogos llaman “un núcleo duro” del 37 por ciento de adherentes, que la respaldan a capa y espada. Sobre esa base, se organizan todos los demás datos: CFK ganaría las elecciones porque ningún candidato opositor reúne semejante piso de respaldos más o menos consolidados y quedan muy lejos además con posturas muy discordantes entre ellos. La imagen de la Presidenta –52 por ciento positiva– ha caído desde octubre, pero sigue teniendo preeminencia, sobre todo en los sectores de menores recursos.
El CEOP hizo un estudio puramente hipotético, ya que no habrá elecciones presidenciales el año próximo ni hubo una reforma constitucional que habilite la re-reelección. Por lo tanto, los comicios más próximos son legislativos y la intención de voto habrá que verla en relación con los candidatos que encabecen las listas que se presenten. Sin embargo, preguntar por la tendencia de voto a presidente permite testear la temperatura política.
“Las cosas no han cambiado significativamente –sostiene Bacman–. La oposición suma un 45 por ciento de los votos, pero sigue muy dividida. La clave está en esa masa del 37 por ciento que apoya a CFK con absoluta solidez.” Otros consultores coinciden con este análisis. Después de algunos cimbronazos, entre ellos el 8N, desde el punto de vista de la opinión pública, las cosas volvieron a cuadros parecidos a los de hace un año. Entre los encuestadores existe un debate en este terreno. Hay algunos que sostienen que los respaldos de la Presidenta han pasado a disminuir nítidamente en la clase media y se hacen cada vez más fuertes en los sectores de menos recursos. El estudio del CEOP no exhibe una fragmentación tan marcada, aunque puede verse que un 55 por ciento de los habitantes del Gran Buenos Aires opinan bien de ella, mientras que esa mirada positiva disminuye al 40 por ciento en Capital Federal.
Desde el punto de vista electoral, según el CEOP, la Presidenta les ganaría claramente a Mauricio Macri y a Hermes Binner por más de 20 puntos de diferencia. Ese cuadro ya existía en octubre y fue el que llevó al jefe de gobierno porteño a bajarse de la elección de 2011, mientras que el líder del Frente Amplio Progresista consiguió un lejano segundo lugar. Pero lo notorio es que ambas fuerzas, el PRO y el FAP, no parecen compatibles, de manera que no conforman una unidad que les permitiera ganar, incluso en un ballottage. Por ahora, siguen muy lejos los candidatos del radicalismo y en situación aún peor están los referentes de lo que sería el peronismo disidente.
Una clave del análisis está en el cuadro sobre cercanía del gobierno nacional o la oposición. En principio, se trata de una división en tercios, donde el tercio del oficialismo tiene la solidez del apoyo a una fuerza, mientras que el tercio de la oposición está dividido. En el medio están los indecisos, los que se moverán hacia un lado o el otro.
Macri aparece como el representante más nítido de la oposición. Es quien ha hecho el mayor esfuerzo para exhibirse como un referente que está en los antípodas del modelo y quien impulsaría políticas totalmente diferentes a las actuales. Por ello, Binner aparece más diluido, lo mismo que Ricardo Alfonsín. Apenas un 10 por ciento cree que Hugo Moyano lo representa como dirigente de la oposición: parece obvio que allí pesa el hecho de que el camionero estuvo con el kirchnerismo hasta hace un año.
El cuadro de situación no se explicaría sin los siguientes ingredientes, de acuerdo con lo que señalan Bacman y otros consultores:
- No ha cambiado demasiado el cuadro económico. Pese a los pronósticos agoreros de numerosos especialistas y opositores, no hubo pérdidas significativas de empleo ni caídas notorias en la mayoría de los consumos.
- El ciudadano no tiene malas perspectivas respecto del año próximo. Los que creen que su situación va a empeorar son menos del 25 por ciento. Las expectativas siempre son claves.
- Esa forma de ver las cosas se realza teniendo en cuenta que se percibe una situación de crisis internacional, sobre todo muy visible en Europa y en dos países que los argentinos siguen de cerca: España e Italia.
- Existe una percepción extendida de que CFK es quien está en mejores condiciones de abordar incluso los problemas que producen los mayores reclamos: inseguridad (lejos lo más mencionado) y luego, en mucha menor medida, inflación, falta de trabajo, educación, justicia, corrupción.
(Diario Página 12, domingo 9 de diciembre de 2012)