INTERNACIONAL / Peligro de Golpe en Brasil / Escribe: Oscar Laborde






El gobierno de Dilma Rousseff enfrenta un intento claramente destituyente y el PT una serie de desafíos sobre su rol, los marcos de alianza que ha venido estableciendo y, en particular, sobre su construcción política al interior del movimiento popular.

Detrás de esta acción alentada por la derecha norteamericana, los grandes medios de información y la mayoría de la oposición política, se esconde el objetivo de quedarse con el manejo de Petrobras (el petróleo y otras fuentes de energía siguen siendo el común denominador en Venezuela, Brasil, Irak, Afganistán, Libia o Bolivia), herir gravemente a los países del grupo BRICS y destruir el proceso de integración regional.



No es casual el planteo de que Brasil abandone el Mercosur -que luego fue bajado de la propuesta del titular de la Cámara Alta brasileña- y se acerque a la Alianza del Pacífico.

Para ello necesitan no sólo desgastar hasta hacer inmanejable la gestión de la presidenta, sino también involucrar a Lula en toda denuncia de corrupción que puedan orquestar, pues saben que el ex presidente detenta todavía un fuerte respaldo en grandes porciones de la sociedad y que muchos ven su figura como un elemento que puede ser esencial para salir de la crisis económica, social y política que se está atravesando.

Estados Unidos ha dado muestras inocultables de su accionar en Venezuela, Ecuador y el propio Brasil. Desde sus medios de comunicación, el apoyo de sus ONG a determinados sectores o sujetos sociales (campesinos, estudiantes, indígenas) hasta las declaraciones de sus funcionarios en el Departamento de Estado (de los cuales Argentina tampoco está exenta), la estrategia avanza para fortalecer a las fuerzas opositoras.

Y más temprano que tarde generan condiciones para acciones desestabilizadoras, aun cuando las mismas se disfracen de golpes parlamentarios, al mejor estilo de lo ocurrido en Paraguay.

De todas formas, en la realidad brasileña hay que estar atentos a la postura que asuman las fuerzas armadas, pues desde distintos sectores se las convoca, permanentemente, a que asuman un rol activo en la intentona golpista.

La aparición de Lula en eventos masivos y su autocrítica sobre la gestión de Dilma y la suya propia, parecen estar dirigidas, no sólo en el camino correcto, sino que además pueden abrir otra instancia de diálogo con fuerzas sociales y partidarias.



Lo que sucede en América del Sur amerita un debate profundo sobre la matriz productiva que da sustento a este polo en construcción que representa Latinoamérica, pues tarde o temprano la priorización de los commodities, la influencia del capital financiero o el tema de la tierra necesitan de nuevos abordajes para la efectivización de otro modelo de desarrollo; temas estos que deberán ir de la mano de una reforma política que en cada país tendrá sus contenidos, formas y metodologías, pero que ya no puede demorarse demasiado. Brasil es un claro ejemplo de ello.

(www.nacionalypopular.com)

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