Los socios de la alianza de centroderecha Cambiemos, Mauricio Macri, Elisa Carrió y Errnesto Sanz acordaron ayer una tregua para la última semana de campaña de las primarias, habida cuenta de que las bolsas de gatos nunca tienen buena recepción en la sociedad. Tras una inesperada gestión mediadora de la conflictiva Lilita, tomaron un café, pactaron disensos, acordaron los escenarios que montarán el domingo próximo para seguir la elección y se sacaron una foto juntos. Ese era el objetivo central.
La necesidad de la oposición de mostrar una convivencia civilizada es mayor frente a los inesperados buenos modales de un justicialismo tan educado como desconocido. Sólo el trasnochado macartismo del precandidato a vicegobernador, Fernando Espinoza, recordó historias trágicas del pasado entre la derecha y la izquierda peronista.

Uno de los últimos disgustos de la oposición fue la ruptura de Llilita Carrió con su ex niño mimado, Martín Lousteau, quién dijo que votaría a Ernesto Sanz en la primaria y que, si no ganaba,optaría luego por Margarita Stolbizer. Desairada, la chaqueña interrumpió todo diálogo con Losteauy cargó contra la candidata de Progresistas, a la que acusó de favorecer las chances del Frente para la Victoria: "Si Margarita saca el 10%, gana Daniel Scioli", vaticinó.
Los diez puntos son los que las encuestas dicen que le faltan a Macri para empardar a Scioli y pertenecen a radicales que se niegan a votar a un candidato conservador. Pero Cambiemos hubiera sumado un porcentaje similar siel alcalde no se hubieran empecinado en cerrarle la puerta a Sergio Massa con la ayuda de Lilita.
En realidad, la chaqueña está que trina porque como única candidata del frente Progresista, Stolbizer tiene garantizada la candidatura presidencial si consigue el piso mínimo en la primaria del domingo próximo, mientras ella bailaráese día con Sanz y Macri, en una disputa en la que juega de acompañante.
Otro elemento que genera tensión es la negativa de Macri a debatir públicamente con Sanz. El alcalde no tiene ninguna necesidad de darle una chance al senador radical en virtud de que las encuestas lo muestran en un cómodo primer puesto.
La interna opositora se vio sacudida además esta semana por la virtual ruptura de Luis Juez con Juntos por Córdoba, que renunció a su precandidatura a senador nacional por la alianza que reúne al PRO, la UCR y el Frente Cívico, para enfrentar al radical Ramón Mestre por la intendencia de la capital provincial.
La oposición provincial entró en cortocircuito luego que el cordobesista Juan Schairetti venció el primer domingo de agosto al "Milico" Oscar Aguad, pollo de Macri y uno de los dos diputados radicales que votó contra la ley promulgada el jueves pasado, que impide que un presidente indulte delitos de lesa humanidad, como lo hizo Carlos Menem.
La única elección que ganó la oposición en este turno electoral de 2015, fue la de Mendoza, en la que el radical Alfredo Cornejo consiguió recuperar la gobernación provincial. Pero esta victoria es a la vez un cuestionamiento a la estrategia electoral excluyente de San y Macri, ya que los ganadores reconocen el decisivo aporte militante realizado por el Frente Renovador de Massa en bolsones históricamente peronistas.
Cumplidas una decena de comicios, no pocos radicales concluyeron que entregaron un portaaviones a cambio de nada.Fuera de Mendoza, la oposición no pudo ganar en ninguna provincia. Perdió en Córdoba, Salta, Tierra del Fuego, Chaco, Neuquén, Río Negro, La Rioja y La Pampa, en tanto PRO no pudo conseguir tampoco la gobernación de Santa Fe y apenas logró un ajustado triunfo en su ciudad natal.
La elección porteña abrió grietas entre los socios de Cambiemos, ya que Macri respaldó a su delfín, Horacio Rodríguez Larreta, en tanto Carrió y Sanz apoyaron a Lousteau. Durante la campaña por el balotaje, el retador lanzó dardos envenenados contra el macrismo que se quejó de su agresividad.
Como si esto fuera poco, tras apostar por Sanz y Stolbizer, Losteauaseguró que si votara en la Provincia de Buenos Aires no lo haría por la macrista, María Eugenia Vidal, sino por el postulante del Frente Renovador, Felipe Solá. Con aliados, así ,ás vale adversarios.
Losteau trabajó con el ex gobernador bonaerense, quién la noche del balotaje porteño le dijo que "le metiste un trompazo mortal a Macri". El vaticinio de Solá está por verse, pero loque es seguro es que al macrismo le dolieron más sus ataques, que los más previsibles del kirchenrismo.
Algunos dirigentes del PRO creen que con su giro discursivo, Macriconsiguió sumar "votos del medio", pero no es improbable que haya perdido votos electores ultraconservadores disgustados por el brote populista y estatista.Uno de los que se manifestó molesto por la promesda de manatener una Aerolíneas estatal, fue su aliado Carlos Reutemann.
Sanz marchaba hacia la primariacomo si fuera a cumplir con un trámite, pero el giro discursivo de Macri lo despabiló y salió con la ambulancia a recoger heridos. "Yo no tengo problemas de coherencia ni necesito acercarme o alejarme del gobierno-dijo- porque hace 12 años estoy parado en el mismo lugar." También aseguró que "la mejor estrategia para conseguir el cambio es tener ideas y ser coherente".
La incoherencia básica de Sanz es haber propiciado la alianza de un partido de origen nacional y popular con una fuerza conservadora, pero es cierto que su discurso fue siempre fue el de un gorila consecuente. A Sanz no lo incomoda reivindicar una YPF estatal porque a diferencia del PRO, la UCR votó favorablemente su nacionalización, pero no anda diciendo como Macri que mantendrá la asignación universal, para que nadie le recuerde que en 2010 dijo que "el dinero de la Asignación Universal por Hijo se va por la canaleta de la droga y el juego".

Más allá de que todas las encuestas lo ubican muy debajo de Macri, Sanz confía captar el voto de quienes siguen teniendo la camiseta radical, estimado en 2,5 millones de electores; un 10% del padrón nacional. El cálculo es optimista, pero en algún sitio debe estar el histórico voto radical.Sea coo fuere, para el presidente de la UCR es vital hacer una primaria al menos digna, porque sus adversarios internos aprovecharían una derrota desdorosa frente a Macri, para acusarlo de haber despedazado a la UCR.
En tanto, el alcalde porteño se mostró el jueves pasado con Julio Cobos en Mendoza, quese bajó de la precandidatura presidencial del radicalismo cuando la Convención Nacional aprobó en Gualeguaychú, en marzo pasado, un frente electoral con el PRO y la Coalición Cívica. Junto con Ricardo Alfonsín, el ex vicepresidente propiciaba una alianza con socialistas y eventualmente con el massismo. Pero se negaban a que el partido fuera exclusivamente una catapulta para Macri y el precandidato radical apenas un partenaire.
Si los radicales no consiguen recuperar gobiernos provinciales y encima hacen un papelón en la primaria, no pocos concluirán que la estrategia fue una calamidad. Y ni que hablar si, además, el aliado Macri no logra derrotar a Scioli. Una elección se puede ganar o perder, pero entregar las banderas y quedar en calzoncillos es letal en términos políticos. Lo sabía Raúl Alfonsín, quién aseguraba que era preferible perder antes que derechizarse.
(Tiempo Argentino, domingo 2 de agosto de 2015)