INTERNACIONAL / Una piedra menos en el camino al deshielo / Nota






Cuba salió ayer oficialmente de la lista de países patrocinadores del terrorismo que elabora cada año el gobierno de Estados Unidos y en la que estaba desde 1982. De este modo, Washington cumplió con una de las exigencias de La Habana para avanzar en el restablecimiento de las relaciones, aunque la isla celebró con cautela el anuncio por el todavía vigente bloqueo económico.

El Congreso norteamericano tenía 45 días para pronunciarse sobre la decisión tomada por el presidente Barack Obama de sacar a Cuba de esa lista, con la opción de presentar un proyecto de ley para tratar de revocarla, algo que no se produjo. Antes de que expire ese plazo, el vocero del Departamento de Estado, Jeff Rathke, comunicó que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, “tomó la decisión final de rescindir la designación de Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo, que entra en vigor hoy (por ayer)”. Según el funcionario, la evaluación realizada por el Departamento de Estado a petición del mandatario estadounidense concluyó que Cuba “cumple con los requisitos legales” para abandonar esa lista. “Seguimos teniendo importantes preocupaciones y desacuerdos sobre una amplia gama de políticas y acciones de Cuba”, matizó. “Sin embargo, esas diferencias están fuera de los criterios pertinentes para la rescisión de la designación como Estado patrocinador del terrorismo”, expresó Rathke.



Tras el anuncio, la televisión cubana consideró que la isla nunca debió integrar la nómina. “Afirmar que Cuba era terrorista se trata de un criterio insostenible. Por décadas fuimos víctimas del terrorismo, e incluso nuestros servicios de Inteligencia colaboraron en evitar actos terroristas contra Estados Unidos”, señaló un comentarista de la televisión estatal. Agregó que la decisión de Obama es positiva para Cuba, pero llamó a la calma, porque “normalizar las relaciones entre los dos países no queda ahí, ya que aún se mantiene el bloqueo”.

A mediados de enero, el presidente norteamericano dijo que el Congreso debía empezar “este mismo año a levantar el embargo comercial a Cuba”, un punto que, admitió, es clave para la total normalización de las relaciones entre ambos países. El reclamo volvió a aparecer con fuerza desde la primera ronda de negociaciones entre Cuba y Estados Unidos tras el anuncio del restablecimiento de relaciones, en La Habana, encabezadas por la secretaria de Estado adjunta para los Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y la directora para Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal, también realizada a inicios de año.

La eliminación de Cuba de la lista de países terroristas había sido adelantada el 14 de abril tras la histórica reunión en Panamá de los presidentes Raúl Castro y Obama durante la Cumbre de las Américas. El último país en salir de la lista antes de Cuba había sido Corea del Norte, en 2008, durante la administración del republicano George W. Bush. Sin embargo, aún restan Irán, Sudán y Siria.

En esa ocasión, dirigiendo su mensaje al Congreso, el presidente estadounidense había certificado que el gobierno de Cuba “no ha proporcionado ningún apoyo al terrorismo internacional durante los últimos seis meses y expresó garantías de que no respaldará actos de terrorismo”. Las razones de Washington para mantener hasta ahora a Cuba en la lista eran su presunta acogida a miembros de la organización terrorista vasca ETA, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y a algunos prófugos de la Justicia estadounidense.

En la previa al anuncio oficial de Washington, Obama visitó por sorpresa el principal templo católico del exilio cubano en Miami. El miércoles, poco antes de regresar a la capital, la caravana presidencial se desvió hasta el Santuario Nuestra Señora de la Caridad, donde se encuentra la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. El mandatario permaneció durante varios minutos y habló con el sacerdote del templo. La portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Bernardette Meehan, expresó que, con la visita, Obama quiso “presentar sus respetos a la diáspora y honrar los sacrificios que los cubano-estadounidenses han hecho en su búsqueda de la libertad”.



Sin embargo, parte de los exiliados cubanos en Miami no recibieron de la mejor manera el anuncio de ayer. Pedro Rodríguez, director de la Fundación por los Derechos Humanos en Cuba, dijo que debería haber establecido un período mayor de tiempo de observación antes de volver a retirar a La Habana de la lista. “Lo de hoy (por ayer) fue ilógico, precipitado y penoso”, sentenció. En la misma línea, se manifestó el ex gobernador de Florida y aspirante republicano a la Casa Blanca, Jeb Bush, quien rechazó “la concesión unilateral a Cuba” y pidió al Congreso que mantenga la presión sobre Cuba. “Ni la represión continuada en el país, ni las actividades de desestabilización de Cuba en el extranjero parecen ser suficientes para detener al presidente Obama para hacer más concesiones al régimen comunista de La Habana”, dijo.

Cuba reclamaba desde hace años salir de esa “lista negra” y la revisión de su designación como país patrocinador del terrorismo formó parte del histórico acuerdo anunciado por Obama y Castro el 17 de diciembre pasado para la normalización de las relaciones bilaterales. La presencia de Cuba en esa lista era uno de los mayores obstáculos hacia la reapertura de embajadas en Washington y La Habana. En efecto, según advirtió el mandatario cubano Raúl Castro hace un par de semanas, tras la salida de la isla de la lista de países patrocinadores del terrorismo se podrá “nombrar a embajadores”, pese a que desde Washington fueron cautos al señalar que “aún queda mucho por hacer” para llegar a ese paso.

(Página 12, sábado 30 de mayo de 2015)

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