Grecia: se están viviendo días definitivos. Para el gobierno griego, pero también para el pueblo. Ese nuevo gobierno griego que acaba de ser elegido por el pueblo, francamente de izquierda, ha heredado de otros gobiernos conservadores y socialdemócratas anteriores una deuda impagable. Las naciones europeas se niegan rotundamente a negociarla y quieren el cumplimiento ya mismo de esas deudas.
Claro, se trata el griego de un gobierno de izquierda y ahí está la ocasión para los conservadores de demostrar que un gobierno de izquierda es insoportable en el concepto europeo. Estos días serán definitivos: o paga o no paga. Si no paga, ¿cuáles serán las medidas contra Grecia? No lo podemos adivinar. Pero hay muchos políticos europeos que tienen así la ocasión de intentar demostrar que todo gobierno de izquierda no sirve para nada.
La deuda global de Grecia es de casi 350 mil millones de euros. El 30 de junio debe pagar 1600 millones de euros al Fondo Monetario Internacional. Es practicamente imposible que Grecia esté en condiciones de pagarlos. Y el 20 de julio debe pagar otros 3500 millones al Banco Central de Europa (BCE).
Es decir, que sin nuevos acuerdos de renegociación de pagos no hay salida para el nuevo gobierno del joven primer ministro Alexis Tsipras. Se dice que, para cumplir, Tsipras deberá vender “todo”. Lo que significaría la ruina del país para siempre. Por eso llama la atención la falta de voluntad de los países europeos para tratar de encontrar una solución posible que sería el pago en cuotas de la deuda, en un esquema posible para Tsipras. No, hasta ahora, o “pagan o se van”. Algo totalmente injusto ya que, como se dijo, esas deudas fueron hechas por gobiernos anteriores. Puede ser que haya que pagarlas, pero en plazos razonables. Aunque también es fundamental cumplir con el pedido del gobierno griego a los acreedores de un quite de la abultada deuda, por incobrable.
Los griegos quieren quedarse en el euro como moneda y no desean aislarse, pero, claro, hay que ver primero las condiciones de pago que impondrá Europa y el FMI. Esto lo han expresado diversos sectores de la población griega. La aceptación de la izquierda como gobierno ha sufrido una derrota en las últimas encuestas realizadas: el 53 por ciento está en contra del gobierno de Tsipras y el 45 lo apoya. Pero, en otra encuesta acerca de la capacidad de acción de Tsipras, el carismático líder obtuvo el 53 por ciento a favor y el 45 en contra.
Tsipras, por otra parte, quiere prorrogar los créditos hasta el término de cien años, por supuesto con el pago de intereses, término que es muy difícil que sea aceptado.
La única salida para Grecia es el compromiso, o la ruptura de relaciones económicas.
El abandono del euro le traería problemas dificilísimos de resolver y el peligro de una agresión europea o de un aislamiento total. Sin ninguna duda, la ayuda de toda Europa a Grecia es totalmente necesaria y debería darse sostenida en los principios de la Etica. Tiene razón el economista checo Tomas Sedlacek: “Si los griegos piden, hay que hacerlo. Les debemos eso a Sócrates, Platón y Aristóteles. Y a eso que denominamos ‘democracia’”.
Grecia está el borde de la bancarrota –así recibió el gobierno el socialista Tsipras– y no se trata de un país con grandes riquezas. Ayudar, ayudar es la única salida para las fuerzas democráticas del mundo.
Lo importante es que sigan las conversaciones. Los países de la Zona Euro se reunirán el lunes en una nueva cumbre extraordinaria que tiene como tema central la crisis griega. Angela Merkel, la jefa de gobierno alemana, dijo: “Los esfuerzos de Alemania están dirigidos a que Grecia permanezca en la Eurozona y que no se produzca el Grexit”, la salida de la Unión Europea.
Pero pasemos de Grecia a la Argentina. Lleguemos al Río de la Plata y de ahí a Quilmes, el barrio tan conocido y popular. Bien, allí se ha producido un hecho económico y moral. Sí, en Quilmes, las instituciones encargadas dejaron de pagar los gastos de un instituto de cuidado de niños, nada menos. Son jardines maternales comunitarios, los cuales acompañan a familias en situación de extrema vulnerabilidad. Lo hacen desde hace más de tres décadas. Se atiende gratuitamente durante diez horas diarias a 150 niños de entre tres meses y cinco años. Pertenecen en su gran mayoría a familias que viven en las grandes villas que bordean la autopista a La Plata, en la ribera misma o en Ezpeleta. Viven del cirujeo o de changas. Diversas condiciones insalubres acompañan sus vidas. Otro efecto siempre presente es la violencia.
En los jardines se obra con la más completa estimulación y formación posible de niñas y niños. Y también se busca el fortalecimiento de los adultos a su cargo, mas la consolidación de las frágiles estructuras familiares, con la madre como único sostén.
De pronto, el Estado dejó de pagar los sueldos del personal del jardín, lo que produjo un verdadero desastre para todos los que habían creado el jardín y sus empleados. La protesta consiguiente fue muy grande, con el apoyo de la población. Lo que logró que los responsables aprendieran que no podían seguir adelante con lo que habían realizado, quitar los medios de subsistencia a un establecimiento de bien público para los niños más rezagados de la sociedad argentina. Este movimiento popular consiguió que las autoridades responsables aceptaran pagar el 80 por ciento del presupuesto de gastos de los “jardines de Quilmes”. Pero esto no resolvió el problema porque los gastos no pueden rebajarse o ser eliminados. Lo que quieren los maestros de los jardines es que se vuelva a cumplir con los gastos del presupuesto ya que el jardín jamás va a exigir pagos a los padres de los alumnos, por sus condiciones de extrema pobreza. Pero hasta ahora no han dado respuesta. La lucha sigue. Y debemos apoyarla porque es una lucha de la generosidad contra los graves pecados de diferencias sociales que presenta nuestra sociedad.
Hemos traído aquí dos hechos que ocurren en nuestra humanidad después de tantos siglos de experiencias. Grecia, aquel país de los grandes filósofos, en tren ahora de caer en el caos por no poder pagar deudas anteriores. Y en la Argentina todavía no hemos logrado la paz para todos. Los Jardines de Quilmes.
(Página 12, sábado 20 de junio de 2015)