MENDOZA / Agua y recurso finito / Escribe: Alberto Lucero






La Tierra es Azul vista desde el espacio exterior y ese color se lo dan el oxígeno y el agua. Agua que no está uniformemente distribuída para el uso de todos los humanos, ya que en nuestro querido planeta azul, un norteamericano consume 600 litros de agua al día; un europeo 250, pero hay 900 millones de seres humanos que tienen un consumo medio de solo cinco a diez litros por día. Eso explica por qué la escasez de agua y la falta de salubridad causan cinco millones de muertes cada año, es decir, 10 veces más muertes al año que todas las guerras del mundo.

La escasez de agua es un problema humano, no un designio de la naturaleza y las Naciones Unidas lo dicen claramente: ”La escasez de agua se debe a la mala gestión, a la corrupción, a la ausencia de instituciones adecuadas, a la inercia burocrática y a la falta de inversiones adecuadas, tanto en capacitación humana como en infraestructuras física” y concluyen las NU”.


Las crisis del agua, dependen de cómo se controla ese recurso y cómo se gobierna el acceso a ella.” San Mamerto, obispo de Viena, allá por el año 469 d.C. dejó escrito:”Virgen Santa del Espino, ten compasión de los pobres, échanos un chorro de agua, defiende a los labradores”. Sucede que la sequía y la escasez de agua siempre han tenido una cierta connotación agraria, debido a que más del 80 % del agua se utiliza para cultivar la tierra, pero el hábitat humano es, sin embargo, cada vez menos rural y más urbano, ya que en la actualidad, la mitad de la población mundial es urbana y existen 400 ciudades de más de un millón de habitantes; en muchas de ellas, una parte de la población vive de manera precaria en la periferia marginal y para esas personas, disponer de los 50 litros de agua limpia que las Naciones Unidas consideran el umbral mínimo necesario para beber, bañarse y cocinar, es un sueño inalcanzable.

Escasez se refiere a la no disponibilidad del recurso agua para satisfacer las necesidades humanas y de los sistemas naturales, en un momento dado y la escasez la conocen bien en la región que desde hace más de 50 años concentra las mayores dosis de tensión y violencia del mundo, el Cercano Oriente, o sea Egipto, Líbano, Israel, Turquía, Jordania, Yemen, Siria, Irak, Arabia.

El control del agua está en gran medida en la base del enquistado conflicto que atraviesa la zona y desde 1972, la región extrae más agua de ríos y acuíferos de la que se repone de manera natural. Por eso aplaudimos que en nuestra provincia, el tema del agua será obligatorio en todos los niveles educativos desde 2014, ya que se dictó la Ley de Ciudadanía del Agua, que establece la presencia en la educación formal del tema del agua como “transversal, prioritario y obligatorio”, declarando además a Noviembre como Mes Provincial del Agua.


Después de su publicación en el Boletín Oficial, hay un plazo de 90 días para su reglamentación y su principal objetivo es incentivar la concientización y la formación de ciudadanos responsables con relación al recurso hídrico, porque mucha gente olvida que Mendoza posee un clima semidesértico y esa gente actúa como si dispusiera de tanta agua como un habitante de la Pampa Húmeda.

Vemos con preocupación como el tener jardines con abundante y verde pasto es un símbolo de status; lo mismo tener plantas exóticas que requieren grandes cantidades de agua, como por ejemplo las Palmeras en lugar de plantar Aguaribay; vemos la ausencia de riego por goteo en la mayor parte de las cultivos agrícolas; vemos el desorden que existe en la utilización del agua subterránea; vemos la falta de preocupación por el arbolado público, herencia de nuestros mayores que permite atenuar la aridez del clima; vemos que están como agazapados, esperando condiciones propicias, proyectos como el de las Sales de Potasio, en Malargue, que nos obligarán a entregarles para que contaminen y evaporen, 86 millones de litros de agua por día, durante la friolera de 40 años.

Lunes, Marzo 17, 2025

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