HISTORIA / El "trapo rojo" que sumó al General casi un millón de votos / Escribe: Martín Piqué






Víctor Ramos es el coordinador de la Casa de la Cultura que se inauguró hace diez días en la Villa 21, de Barracas. Periodista, fundador del Inadi durante la gestión de Carlos Menem, Ramos está estrechamente vinculado con la corriente revisionista de la historia argentina. Su padre, Jorge Abelardo, el "Colorado” para sus contemporáneos, fue dirigente de la "izquierda nacional" y un prolífico autor de la vertiente revisionista. En una reunión del Instituto Nacional Manuel Dorrego, la presidenta Cristina Fernández contó que ella, al igual que muchos jóvenes de su generación, se formó leyendo los tomos de Revolución y Contrarrevolución en la Argentina e Historia de la Nación Latinoamericana, las obras más famosas del "Colorado". Pero el historiador también era un actor político. Y a mediados de 1973, tras el regreso de Perón a Argentina, Ramos negoció con el líder del justicialismo presentar en las elecciones presidenciales del 23 de septiembre una boleta alternativa al Frejuli: el Frente de Izquierda Popular (FIP), cuya consigna pasó a ser "vote a Perón desde la izquierda".


En septiembre de 1973, Víctor Ramos tenía 19 años. En aquella elección, vale recordarlo, sólo se elegía presidente y vice. Las demás categorías habían sido electas el 11 de marzo, cuando se impuso la fórmula Cámpora-Solano Lima por más del 49% de los votos. Pero los acontecimientos se precipitaron, ambos renunciaron; el presidente provisional del Senado pidió licencia para realizar un oportuno viaje al exterior; y el titular de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri, convertido en presidente provisional, convocó nuevamente a las urnas para elegir al nuevo jefe de Estado. En aquella elección, el joven Ramos se desempeñó como fiscal general del FIP, que tenía su búnker en un local partidario ubicado en las calles Alsina y Jujuy, a pocas cuadras de Plaza Once.

"El FIP contaba con pocos fiscales generales, entre los que me encontraba. Cuando se abrieron los primeros sobres, los votos del FIP superaban a los del Frejuli en varias mesas. En otras, marchaban a la par. Ante esta situación, el comando electoral del Frejuli ordenó suspender el conteo de votos diferenciado entre el FIP y el Frejuli, unificando el conteo. Se resolvió que todos los votos a Perón se sumaban juntos", reconstruye Ramos en diálogo con Tiempo Argentino. Tras esa decisión, que la UCR (principal partido de oposición, que postulaba la fórmula Balbín-De la Rúa) no objetó, los votos del FIP a la fórmula Perón-Perón dejaron de ser contabilizados de forma independiente.

Según Ramos, hasta las 19:30, hora en que comenzó el nuevo método de conteo, el escrutinio ya llevaba registrados "900 mil votos" de la boleta del FIP. "Los fiscales del Frejuli estaban anonadados. Declaraban que la gente se había confundido de boleta. Pero el voto del FIP representaba una alternativa de los que queríamos fortalecer el liderazgo de Perón. Era un voto crítico que rechazaba a la derecha reaccionaria que lo rodeaba, pero también a los que, desde un discurso progresista, lo enfrentaban", cuenta Ramos. Aquella experiencia política anticipó el método de las listas "colectoras" que se pusieron de moda en los últimos años. Sobre todo en el peronismo, que siempre optó por los frentes electorales.


Aunque la boleta del FIP tenía un rasgo muy distinto que las listas alternativas de estos tiempos: a diferencia de las "colectoras", no postulaba candidatos propios en otras categorías. "No había un interés electoralista en meter diputados o senadores. Es más, luego de la elección, mi padre se reunió otra vez con Perón en la casa de Gaspar Campos y a la salida lo entrevistó el periodista Sergio Villarruel. Allí contó que como contrapartida de semejante acuerdo él sólo le había pedido a Perón, ya presidente electo, dirigir junto con Arturo Jauretche, que también había votado al FIP, una colección de libros de historia latinoamericana de Eudeba", comenta Ramos algo divertido.

El antecedente del FIP, con aquel slogan de "vote a Perón desde la izquierda", cobró actualidad luego de que la presidenta confesara que, en aquella elección de 1973, también votó a Perón con la boleta de Ramos. "Un viejo secreto", deslizó con picardía. La revelación se concretó, justamente, en la inauguración de la Casa de la Cultura de la Villa 21. La mandataria, sin embargo, ya había adelantado aquel pecadillo de juventud en una reunión íntima del Instituto Manuel Dorrego, del que Ramos es vicepresidente. "Estaban Pacho O’ Donnell y otros compañeros. Y ahí nos contó su 'transgresión juvenil'. La misma transgresión del secretario de Cultura, Jorge Coscia, que mudó su oficina desde la Avenida Alvear a Barracas", compara Ramos.

–¿La Juventud Peronista, y los espacios cercanos a la Tendencia Revolucionaria, apoyaron o boicotearon la idea del FIP?
–Públicamente no. Pero las bases, muchos militantes, votaron a Perón a través de la lista del FIP. Contra la voluntad de las conducciones. Porque las conducciones no simpatizaron con la propuesta del FIP y suscribieron una solicitada del Frejuli que se titulaba "Vote a Perón con la boleta 100 por 100 peronista". Sin embargo, por abajo, los muchachos, la militancia, en su gran mayoría no respetó esa decisión. Por otro lado, la dirigencia del peronismo ortodoxo, la semana anterior al 23 de septiembre, reaccionó agresivamente con una campaña de afiches. Decían: "¡Argentinos! Ojo con la boleta del trapo rojo". Pero el ataque a la boleta del FIP no hizo más que contribuir a instalarla públicamente.


–Lo que dijo Cristina en la Villa 21, su voto a Perón a través del FIP, ¿se le ocurrió de forma imprevista, improvisada? ¿O fue un guiño a la colectora kirchnerista para legisladores porteños que encabeza Pablo Ferreyra, que se presenta bajo el nombre Alternativa Popular?
–No sabría decir. Cristina está abierta a sumar, y tomó aquella experiencia como un ejemplo del criterio amplio que tuvo Perón en 1973. Creo que hizo esa referencia porque me vio a mí en el acto. Además, Nidia Zarza, vecina del barrio y directora de la Casa de la Cultura, me mencionó. También influyeron las presencias de Jorge Coscia y del propio Pablo Ferreyra. Todo pudo haber influido. No hay nunca un solo elemento.

(Diario Tiempo Argentino, domingo 22 de setiembre de 2013)

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