ARGENTINA / La tinta en los cuarteles / Escribe: Alberto López Girondo






Porque hay en la actualidad mucho de aquel espíritu de cambio y de unidad regional que se expandía en la América Latina de aquellos años de la mano de gobiernos que vieron en la experiencia de Chile un camino posible en el marco de las instituciones constitucionales.

También las dirigencias políticas habían encontrado un ejemplo de hombre público que tenía el coraje de cumplir sus promesas electorales, como lo fue el médico socialista chileno.

O Globo supo que algo tenían que hacer durante las marchas que en junio se desplegaron en las calles de Brasil. "La verdad es dura, O Globo apoyó la dictadura", gritaban miles de jóvenes. Lo mejor sería recoger el guante y dar explicaciones. Así fue que apuraron en su página web un mea culpa que salió impreso en la edición dominical, reconociendo que había sido un error aquel apoyo a una dictadura que, entre 1964 y 1985, gobernó con mano de hierro a Brasil y fue sostén de cuanto golpe homicida se produjo en el Cono Sur.


El texto, justo es decirlo, explica la posición del multimedios ante aquella dictadura haciendo hincapié en el momento histórico, enmarcado por la Guerra Fría y "la radicalización" del presidente João Goulart, luego muerto en Corrientes casi con seguridad envenenado, como en breve podrán determinar los estudios ordenados por la Comisión de la Verdad brasileña. Pero una profunda lectura del texto deja la sensación de que, por más que a la distancia ahora lo vean como un error, si se repitieran las mismas condiciones, no dudarían en poner toda la tinta para apoyar otro golpe.

El argentino La Nación publicó ayer un editorial bajo el título "La tinta no destituye", con el que intenta responder a un discurso de la presidenta Cristina Fernández. "Ni las balas de plomo derrocaron al general Juan Domingo Perón, ni existen balas de tinta, ni, en caso de existir, podrían destituir gobiernos", cuestiona el más que centenario matutino. "Perón no cayó por obra de las armas que alzó la Revolución Libertadora en 1955 –añade–. Cayó, básicamente, porque su régimen se había agotado y abundaban los escándalos y las burdas muestras de autoritarismo." Y luego se explaya en consideraciones acerca de la pérdida de votos del oficialismo en las primarias de agosto pasado.


De lo que no se hace cargo el periódico fundado por Bartolomé Mitre es de que en realidad Perón no cayó. Lo voltearon. No se pudo comprobar si perdía votos, porque la autodenominada Libertadora –Fusiladora, mejor sería– clausuró toda posibilidad de elecciones, proscribió al peronismo y eliminó la Constitución del '49 por un bando militar.

Salvando las distancias, como gustan decir, lo de O Globo fue más decoroso: acusan el mensaje de las calles y asumen haber cometido un error histórico. No ideológico, pero si histórico. Algo es algo.


(Diario Tiempo Argentino, sábado 7 de setiembre de 2013)

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