MENDOZA / Otilio Romano: la vuelta al pago con pasaje gratis / Escribe: Ramón Abalo






Pertenecía a la aristocracia geronte de la justicia emparentada con los genocidas del 76. Esa justicia que en la víspera fue vapuleada por la presidenta Cristina, y con razón, a tono con la visión que tenemos la gran mayoría de los argentinos de esa corporación enquistada en el costado más oscuro del Estado. Pero aquí en Mendoza la lucha, esa que nunca se abandonó por los organismos de derechos humanos, se logró una limpieza profunda en la jurisdicción federal, acentuada por las políticas del gobierno nacional, con lo que se logró abrir una brecha en el blindaje ideológico de la corpo. Para Romano, como también para Miret y otros de la misma calaña, fue el acabose, por lo que un día de agosto del 2011, se fugó a Chile. La jugada fue acudir a requerir del estado chileno que se le diera asilo en su condición, según él, de perseguido político.


Romano contaba, seguramente, con la identidad política e ideológica actual del gobierno chileno que deviene del poder genocida del pinochetismo. Esa identidad le sugirió a Romano que allende los Andes estaba su salvación, pero le escapó porque no supo, y tampoco sus mentores en la fuga, que para Piñeira, el presidente trasandino, por encima de sus posiciones ideológicas, le conviene mucho más una relación cordial y de intereses concretos, con los gobiernos y los pueblos del resto de la región, como lo ha demostrado permanentemente desde que asumió. Primero se le rechazó la pretensión de ser considerado un perseguido político por el régimen argentino, que desde 1984, viene construyendo un país que desde la institucionalidad se fortalece con más democracia, igualdad e inclusión social. Y como de inmediato el gobierno argentino envió todos los antecedentes al estado chileno de lo que en realidad es Romano en su paso por la justicia federa durante la dictadura, fue la justicia chilena la que entró a analizar su pasado profesional, y como primera medida le acotó sus movimientos en su hospedaje de alto vuelo, en uno de los barrios residenciales de mayor alcurnia en Santiago, la capital.

Ya lo esperaba en cuanto hace un tiempo reciente, Otilio manifestó su error en haber huido de la justicia argentina, aunque no le alcanzará porque ya el juez de la Suprema Corte chilena Sergio Muñoz decidió, ante los argumentos argentinos, ordenar la extradición solicitada, encontrando veraces los cargos por delitos de lesa humanidad que se le sigue en nuestra provincia. Son más de 100 causas en que se lo vincula por secuestros, torturas y homicidios. Anterior a la decisión del juez Muñoz, se había expedido la fiscal de la Corte, Mónica Maldonado Croquevielle, quien evaluó la situación y de resulta de ello recomendar su extradición por entender que la investigación realizada en la Argentina tenía elementos probatorios de sobra para confirmar la participación de Romano en los delitos que se le imputan.


Como decimos, ha Romano se le terminan unas vacaciones que inició en agosto del 2011,cuando puso pies en polvorosa, por un camino nada polvoriento, pero que le ha sido adverso como una huella en el desierto en tiempos de sequías. Trató de esquivar en su terruño el juicio en el Consejo de la Magistratura Ya se había quedado sin fueros y sin impunidad alguna. Incluso tiene el pedido de captura internacional, pedida por el juez Walter Bento, a quien Romano había amenazado de muerte. La decisión del juez Muñoz responde, además, a su reconocida actitud política, de neto corte progresista.

Le quitó los fueros que el dictador Pinochet tenía como senador vitalicio. También es un enemigo declarado de los que atentan contra el medioambiente apuntando a las grandes corporaciones por sus prácticas antiambientalistas.

El Otilio ya debe estar preparando sus valijas para su vuelta al pago y sin retorno a ningún lado. Aunque sí, a un lugar con barrotes, a un ámbito donde suelen caer con sus osamentas los que han sesgado vidas, y éstos, los que son directamente responsables de crímenes de lesa humanidad. No escapará a la prisión común que le espera, porque no le será concedido ya ningún privilegio, como la prisión domiciliaria o exención de prisión.

Al menos el regreso no le costará gasto alguno. Para estas ocasiones, el pasaje es gratis, un mínimo costo para este hecho que hace justicia a decenas de miles de víctimas.

(Fuente: LA QUINTA PATA)


Image Hosted by ImageShack.us