INTERNACIONAL / “Queremos demostrar que otra Grecia es posible” / Escribe: Emiliano Guido






Costas nació en Quilmes y eligió como ruta de exilio a Grecia. En diálogo con Miradas al Sur, explica por qué el actual cierre de la TV Pública es parte de un plan del gobierno local para promover un Estado débil y sin voz propia.

La partida de nacimiento de Costas Isychos está timbrada en Quilmes pero, poco tiempo atrás, casi se convierte en el par griego del canciller argentino Héctor Timerman. Ocurre que Costas, a diferencia de otros argentinos que mayormente se exiliaron en México, Brasil o España, terminó viviendo en la cuna de la filosofía occidental cuando se fue del país para sobrevivir al Terrorismo de Estado. En Atenas, se vinculó con sindicatos, organizaciones de izquierda y llegó a fundar la formación socialista Syriza. El partido fue creciendo y tras la gran crisis de la política tradicional helena –los dirigentes socialdemócratas, por ejemplo, travistieron sus programas para aplicar las duras recetas de ajuste ordenadas por Berlín–, Syriza y su candidato presidencial Alexis Tsipras casi ganan la última elección nacional. En esa campaña, el quilmeño Isychos era promovido como el canciller del futuro gobierno de izquierda. Ahora, tras el cierre de la TV Pública y el despido de 2600 trabajadores de prensa ordenado por el actual gobierno de coalición conservadora, Costas Isychos le puso el cuerpo a la ocupación de la emisora nacional que promovieron los sindicatos como medida de protesta. En ese marco, Isychos habló con Miradas al Sur desde Atenas sobre la particular coyuntura griega y, en todo momento, demostró que su rocambolesco derrotero no distorsionó su acento argentino.


–Si bien los gobiernos de los países del sur de Europa están promoviendo fuertes políticas de recorte ningún Estado llegó a clausurar los medios estatales para reducir el gasto. ¿Atenas va por todo a la hora de ajustar?
–A ver, el cierre de la TV pública y de varias radios públicas regionales es parte de una política económica, política y cultural en la cual Grecia es un conejillo de indias de un experimento ultraliberal aplicado con fuerza por la troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea) en el sur del continente. Además, los tres partidos de derecha que conforman el actual gobierno de coalición tomaron esta decisión con el viejo pretexto de reducir costos pero, claro, en el proceso han despedido a 2.600 trabajadores de prensa. Por eso, se dio una respuesta contundente de los sindicatos que convocaron el último jueves a un paro general de 24 horas con ocupación de las emisoras ajustadas y a un apagón informativo en todos los medios privados para solidarizarse con la clausura de la Televisión Pública.

–En líneas generales, ¿cuál es la coyuntura nacional griega?
–De ninguna manera, este proceso de privatización de los servicios públicos: la salud, la educación, el Estado de Bienestar social, la Compañía Estatal Telefónica (privatizada un año y medio atrás), el agua, la energía y, ahora, la TV y Radio Pública es parte de la profundización de un proceso neoliberal total ordenado por la troika. En ese marco, el gobierno griego está perdiendo todo tipo de autonomía en sus decisiones y, de esta manera, permite que Atenas se convierta en una nueva neocolonia de la Unión Europea en el sur del continente.

–Syriza casi gana el último comicio presidencial. ¿Cuál es el presente de su partido y cuándo es la próxima instancia electoral importante en Grecia?
–Estamos dando una lucha muy fuerte en todos los tableros: el social, el político y el electoral. Nosotros entendemos que Europa se está convirtiendo en uno de los principales centros ultraliberales y diría, también, imperialistas del mundo. La Unión Europea no sólo tiene una crisis de legitimidad doméstica, también están en crisis sus relaciones diplomáticas con los países de Medio Oriente, de Noráfrica y del mundo árabe porque algunos gobiernos del Viejo Continente han participado de aventuras militaristas direccionadas por la OTAN, como la ocurrida en Libia y la proyectada en Siria. En ese sentido, Syriza está debatiendo y construyendo un programa alternativo de gobierno para superar la actual crisis y, además, estamos proponiendo con un conjunto de organizaciones un adelantamiento de las elecciones para plebiscitar la continuidad del actual plan de ajuste ante el pueblo griego.


–¿Cuál es la identidad ideológica de Syriza? Para entenderlo desde Latinoamérica, ¿están más cerca de la tradición nacional-popular o de una concepción más anticapitalista y clasista?
–Syriza es un emergente de protesta al laboratorio ultraliberal que se está aplicando en Grecia. Además, reflejamos una alianza de diferentes grupos de izquierda, algunos más tradicionales como el Partido Comunista, otros de corte neomarxistas e, incluso, hay sectores ligados a la ecología radical. En total, somos más de quince partidos y organizaciones. Tenemos más de nueve años de vida, salimos segundos en la última elección presidencial y tenemos como horizonte no sólo ser gobierno sino demostrar que otra Europa es posible.

–¿Puede explicarme qué lo llevó de nacer en Quilmes a casi convertirse en el canciller de un gobierno de izquierda griego?
–Tuve que irme del país en la década del ’70 por obvias razones. Tuve que emigrar con mi familia primero al Canadá, luego me fui a Cuba a estudiar y terminé en Grecia en 1980. En Atenas, siempre participé en la acción social, antineoliberal y anticapitalista y, al mismo tiempo, fui uno de los fundadores de Syriza y, en este momento, soy parte de la dirección del partido como responsable de la política internacional de Syriza.

(Semanario Miradas al sur, domingo 16 de junio de 2013)

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