(Ex) Servicios de inteligencia y sus “agencias periodísticas”, militares procesados por crímenes de lesa humanidad y sus apologistas, la “noticia basura” como mercancía, el espionaje y el rol de Raúl Moneta, Daniel Hadad y el Grupo Vila-Manzano. Periodistas que compran y venden información de la “SIDE paralela”, para hacer sus “operaciones de prensa”. El rol clave de Clarín, La Nación y Perfil. Conozca las “cuevas secretas” que destapa la operación montada contra el programa de la televisión pública “6,7,8”.
“Toda noticia es un mandato de conducta”
William Burroughs
“La verdad sin interés es reemplazada por una mentira emocionante”
Aldous Huxley
Hace un año, en esta revista, titulábamos “No estamos solos” a una noticia de nuestra sección “breves”. En ella hacíamos referencia a la salida al aire por la Televisión Pública del programa “Seis en el siete a las ochos” (6,7,8), donde saludábamos que el canal estatal volviera a tener un programa de análisis político después de mucho tiempo.
Entre otras cosas, el programa se distinguía por poner en evidencia el rol de los monopolios mediáticos, en un año clave para la comunicación, donde se pronosticaba el dilatado tratamiento de la nueva Ley de medios, además de reflejar opiniones con un aire distinto al monocorde discurso de las corporaciones mediáticas.
Como era de prever, el programa fue rápidamente catalogado de “oficialista”, algo que conocemos a la perfección desde nuestra revista, y se orquestaron infinidad de notas injuriosas contra el programa y sus periodistas.
Algunas veces con chicanas, como las de Editorial Perfil, nombrando como “Peor periodista del año” a Orlando Barone, o grandilocuentes investigaciones, como la de unos anónimos estudiantes de la Maestría Clarín, publicada en el mismo diario, donde nos alertaban sobre los “20 mil pesos más IVA” que le cuesta “a todos los argentinos” por día, la salida del programa al aire.
Pero la corporación mediática iba a retomar sus ataques con más furia que nunca, luego de que el programa mostrara una cámara oculta anónima, que ya circulaba por Internet. El video en cuestión, de 17 minutos, mostraba un supuesto cobro de dinero por parte del editorialista de La Nación, Carlos Pagni, por haber realizado una operación de prensa a pedido de falsos empresarios, en contra de la empresa petrolera Repsol - YPF.
El periodista de La Nación “percutado”
En el video se ve claramente como el ex vocero de Repsol - YPF, Fabián Falco, le recomienda a los empresarios “truchos”, el nombre de Carlos Pagni de La Nación, para hacer la operación contra la empresa petrolera.
El intermediario era Juan Manuel Romero, colaborador periodístico de Pagni. Ambos aseguraron que el video es falso y que “fue editado”, pero al menos cuatro artículos periodísticos con los datos recibidos en aquellas reuniones fueron publicados por el editorialista de La Nación, todos ellos falsos.
En el mismo programa, los periodistas del ciclo, se mostraron cautos ante el video, aunque el daño ya estaba hecho: por primera vez se mostraba, ante el público masivo, como se realiza una “operación de prensa” a cambio de dinero y con información falsa para perjudicar a alguien.
La prudencia de los panelistas y la conductora, como así también del invitado del día, Carlos Heller, no tenía que ver tanto con la información que mostraba el video, sino con el hecho de que la cámara oculta no llevaba firma, lo que dejaba abierta la posibilidad de que se tratara, más allá de la veracidad de los hechos, de “una cama” realizada al periodista de La Nación, posiblemente por “servicios”.
“6,7,8” en la mira
La información saltó rápidamente a los grandes medios. Se hicieron eco los medios de los grupos Clarín, Perfil y el diario La Nación. Se denunció en una noticia, que luego mereció la opinión iracunda de varios columnistas, que María Julia Oliván cobraba “90 mil pesos por mes” y los columnistas tienen sueldos que “oscilan entre los 40 mil pesos (para Carla Czudnowsky y Sandra Russo, por ejemplo)”, y de “hasta 80 mil pesos (en el caso de Orlando Barone)".
También se hacía correr el trascendido de que el humorista Diego Capusotto cobraba “200 mil pesos por mes”. En todos los casos, no se mostraban pruebas, y los periodistas, la productora PPT y Canal 7, coincidían en que los números eran “un disparate”.
Violando los propios “manuales de estilo” (una especie de declaración de principios y actuación profesional que tienen la mayoría de los grandes medios) donde se afirma que “toda información debe ser debidamente chequeada”, fue publicada esta información, sin aclarar que los sueldos no dependen del canal, y que la encargada es la productora, ya que el programa es una coproducción, donde el canal sólo aporta la técnica y la infraestructura.
Pero siguiendo el circuito, la información de los sueldos de “6,7,8”, hasta llegar a las grandes corporaciones mediáticas, podemos conocer la oscura trama de relaciones entre el poder económico mediático y los (ex) servicios de inteligencia.
La novia de Frankenstein
Silvia Mercado fue la periodista que publicó por primera vez, el 4 de noviembre de 2009, el supuesto monto de los sueldos de los periodistas de “6,7,8” y el de Diego Capusotto, en su intrascendente blog “El Aguijón Online”, que cuenta tan sólo con 15 seguidores, pero parece ser lo suficientemente confiable como para proveer de noticias a los grandes medios.
La periodista dice en su blog que intentó chequear la información con el Jefe de Prensa de Canal 7, “Ricardo Olivieri”, (suponemos que se refiere al Gerente de Relaciones Institucionales y Prensa, Roberto Olivieri), pero que no obtuvo respuesta, por lo que decidió publicar la información como “versiones”.
Resulta poco creíble, que alguien que conoce el oficio de la prensa institucional, espere que un jefe de prensa tenga como misión difundir tal información, más si se trata de personas que no están en relación de dependencia con Canal 7.
Silvia Mercado lo sabe, porque fue jefa de prensa de Felipe Solá, mientras el ex gobernador era Secretario de Agricultura durante el gobierno de Carlos Menem. Hoy Mercado se presenta como “especialista en información agropecuaria”, siendo columnista del sitio agrositio.com.
Mercado no llegó a ese puesto de forma casual. Fue hasta unos años la mujer de Héctor H. Huergo, quien se desempeño como Director del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) durante la gestión de Solá durante el menemismo.
Huergo fue el gran lobbysta de la soja RR (transgénica) y actualmente de la “Siembra Directa”, principalmente como Director de Clarín Rural desde 1971, y desde mediados de la década de los 90, como dueño del Canal Rural, lo que refleja que negocios, política y medios estuvieron grotescamente entrelazados en el menemato.
El ingeniero agrónomo e historiador Alberto Lapolla, ex compañero universitario de Huergo, expresó en Página 12, que en la década de los 90, el periodista de Clarín, “era un empleado de Monsanto (…) transfirió el capital genético estratégico para el país a las empresas privadas como Monsanto y Nidera, les permitió el acceso a los archivos secretos del INTA, cuyos equipos de investigación también fueron comprados por estas empresas. Esto le permitió a Monsanto crear la soja RR sobre la base de la variedad de soja natural desarrollada en la Argentina para los suelos del país. Quienes estaban en desacuerdo fueron despedidos del INTA”.
El mote de Frankenstein no es casual. A Huergo se le atribuye la frase, “hoy la biodiversidad se hace en los laboratorios”, cuando el integrante del Grupo de Reflexión Rural, Jorge Rulli, lo cuestionó por las consecuencias que genera la utilización del herbicida Glifosato en plantas y animales (incluidos humanos).
Nadie puede juzgar a alguien por una relación marital del pasado, pero esto demuestra que Mercado no es una ingenua “bloguera” que ante un mail anónimo decide publicarlo, exigiéndole a los periodistas de “6,7,8” que “corresponde que digan cuánto ganan, porque tienen un contrato con el Estado y su sueldo lo pagamos entre todos”.