Años de golpes militares y salidas electorales, citando el título del reconocido historiador, periodista y poeta Félix Luna; nuestro sistema democrático vivía acechado por militares sedientos de poder y de civiles proclives a su aparición, cuando no llamadores compulsivos a los cuarteles.
Entre 1958 y 1962 gobernó Arturo Frondizi, a quien muchos nombraban como “artero Frondizi” luego de la traición que asestó a Perón, sin cuyo concurso no habría obtenido su victoria electoral. Muchas de las promesas electorales que le permitieron el triunfo, estaban llamadas a devolver existencia legal al peronismo, proscripto desde 1955. Pero no ocurrió así.
Sin embargo y al margen de datos muy controvertidos de su gobierno, intentó fórmulas desarrollistas que apuntaron a forjar un nuevo país. Esto y la poca base propia de apoyo fueron caldo de cultivo del próximo golpe institucional, que no tardaría en llegar.