MENDOZA / Empresarios militantes del horror genocida / Escribe: Ramón Abalo






Expresión del capitalismo concentrado en la Argentina y, por consecuencia lógica, esencialmente impulsor y sostén de la violencia, represión y muerte en todo el planeta, fue el ingenio azucarero Ledesma en Jujuy, como lo fueron, por extender el ejemplo, las patronales que condujeron las grandes empresas durante la dictadura.

Los aportes para señalar este costado oscuro, lo están demostrando los organismos de derechos humanos, como la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, que están acumulando antecedentes y acciones concretas lo que podría derivar en juicios de crímenes de lesa humanidad contra el sector civil, especialmente encumbrados empresarios, como lo es actualmente Carlos Pedro Blaquier, titular del ingenio azucarero Ledesma, ubicado en la provincia de Jujuy.


Es uno de los principales implicados en las primeras causas que se ventilan en la provincia norteña, tal como lo afirmó ente el Tribunal Oral de justicia federal jujeña el ex trabajador Hugo Condorí. Indicó que dicho ingenio era considerado como una "empresa de interés nacional" por la dictadura, un dato del nivel que tenían los poderosos del dinero en la estructura dictatorial. Era la lógica para el sector que representa en el capitalismo el poder real, el económico y financiero, el del dinero. Las FFAA y de seguridad pertenecen, como otros estamentos, tal la Justicia, a la súper estructura del Estado, cuya identidad de clase es de la que detenta ese poder real.

La información que aportó Condorí fue que los motivos de las represiones en el ámbito del Ledesma, con muertos y desparecidos, tuvieron su origen en el enfrentamiento que tenían con la empresa. Como lo dijo el fiscal ad-hoc Pablo Plazzo y servirá para incorporarlo a la causa en la que se investiga la responsabilidad indirecta del mismo Carlos Pedro Blaquier en la denominada Noche del Apagón y otros delitos de lesa humanidad. Condorí sufrió varias detenciones y permanente persecución durante la dictadura por su labor gremial al frente de la obra social de los trabajadores. Sobre otros imputados, como los militares Rafael Braga, José Bulgheroni y Antonio Vargas, se supo que formaban parte de la cadena de mandos del área 323, a la que pertenecía Jujuy, cuyo jefe era el coronel Néstor Bulacio, viejo represor conocido en Mendoza, en el año 1972, autor directo del secuestro y desaparición, en San Juan, de Marcelo Verd y de su compañera Sara Palacios, mendocina.

"Hemos vivido una jornada muy intensa, Condorí hizo una denuncia contundente de los vejámenes que imponía la empresa a sus trabajadores en una clara vinculación con la represión de la dictadura", afirmó Juan Carlos Junio, diputado nacional por Nuevo Encuentro, que integra también Condorí, como asimismo es integrante de la dirección de APYME (Asociación de Pequeños y Medianos empresarios de Jujuy).


El diputado hizo referencia a los diversos atentados -intento de secuestro a un nietito, amenazas a una de sus hijas y agresiones directas a su persona- "pero no lo quebraron y su declaración fue un acto de conciencia y valentía", expresó Junio.

Ese testimonio del ex-trabajador de Ledesma es un aporte que acentúa la complicidad directa de Blaquier en la persecución y desaparición de varios trabajadores y habitantes de Gral. San Martín, departamento en el que ubicaba el ingenio, durante la llamada Noche del Apagón.

Esto ha ocurrido en todo el país, por ello la dictadura fue un genocidio cívico militar.

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