En una decisión tan inexplicada como sospechosa, la Armada decidió que la Fragata Libertad no atracara en Nigeria sino en Ghana. Los fondos buitre que quieren cobrar por su valor nominal bonos que compraron por centavos la esperaban con una demanda que incluía hasta el cálculo de los intereses. Esto es consecuencia de la renacida autonomía castrense que consiente el ministro de Defensa Arturo Puricelli. Es imprescindible esclarecer las razones detrás de la decisión.
La escala de la Fragata Libertad en Ghana fue decidida por la Armada el 14 de mayo, invocando “razones operativas” no especificadas. El itinerario original incluía en cambio el puerto de Lagos, la capital de Nigeria. Así consta en la nota que se reproduce en esta edición, firmada por el Director de Organización y Doctrina Naval, comodoro de Marina Alfredo Blanco, quien informó del cambio al ministerio de Defensa, que lo retransmitió sin comentarios a la Cancillería. El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, ni siquiera intentó averiguar a qué se debía esta curiosa inclusión de Ghana en el itinerario, algo que ahora es ineludible preguntarse. La Fragata hizo puerto en Tema el 1º de octubre y ofreció una recepción a bordo, con asistencia de altas autoridades del país. Al día siguiente, un abogado representante del fondo buitre “NML Capital Limited”, del especulador financiero Paul Singer, se presentó ante el alto tribunal de comercio de Ghana a solicitar que la nave fuera retenida en el puerto. Por si quedaba alguna duda de que los buitres tenían información previa sobre el arribo de la Libertad, la demanda informó en qué muelle había anclado e incluyó el cálculo de los intereses reclamados a la Argentina hasta el mismo día 2 de octubre. La retención en ese país de una nave con tan ostensible carga simbólica resulta así otra consecuencia de la nueva autonomización de las Fuerzas Armadas consentida por Puricelli, quien intentó tapar esa responsabilidad con una burda operación de prensa en el amistoso diario La Nación, a la que por sus propias fobias se sumó Clarín.
La colonización del ministerio
En su edición de ayer, La Nación incluyó en su tapa el título “El itinerario de la Fragata de-sató una interna en el gobierno” y el subeditor de Clarín, Ricardo Roa preguntó “¿Y ahora a quién le echan la culpa por Ghana?”. Ambos diarios, asociados en Papel Prensa y Expoagro, apuntaron sobre la Cancillería y su titular, Héctor Timerman. En La Nación, Mariano de Vedia escribió que los dos ministros “disentían sobre la conveniencia de que el buque atracara en esas costas”. Agregó que “la Armada no quería ir a Ghana. Casi no hay intercambio entre las fuerzas militares de ambos países, allá no hay agregado naval ni militar y no se conoce el terreno”, frase que atribuyó a “una fuente que estuvo en las últimas horas con Puricelli, que compartía la posición de la Armada”. Vale la pena recordar que Puricelli designó como Directora Nacional de Inteligencia Estratégica Militar a Lourdes Puente Olivera, una egresada de la Universidad Católica y con un postgrado en el estadounidense Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa, sucesor de la Escuela de las Américas. Antes, Lourdes era Personal Civil de Inteligencia de la Armada, que por esta vía ha colonizado el ministerio que no conduce el anodino Puricelli. Puente Olivera es además sobrina del Secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Oscar Cuattromo, quien no intervino en el itinerario de la fragata, pese a que le competía en forma directa. Sin duda, no tenía objeciones al respecto. Según La Nación “la conducción naval desaconsejó en su momento a la Cancillería sumar los puertos de Senegal, Ghana y Angola al itinerario de la fragata, retenida hace 11 días por decisión judicial. Prevaleció, sin embargo, la decisión política de priorizar el acercamiento con esos países, como prolongación del acercamiento comercial que el Gobierno promovió este año con el régimen angoleño. Mientras en el área de Defensa responsabilizaron por la definición del recorrido a la Cancillería, anoche partieron finalmente a Accra el vicecanciller Eduardo Zuain y el viceministro de Defensa, Alfredo Forti, con la misión de evitar el embargo del buque en el que se encuentran varados 289 marinos argentinos, junto a 23 graduados de Uruguay y de Chile y 13 invitados especiales”. En Clarín, Roa opina que “a los dos ministerios, pero sobre todo al de Relaciones Exteriores, les cabe el error de no haber previsto el bochorno: diagramaron el itinerario sin tener en cuenta el riesgo que implicaba la escala en Ghana”, país que, recuerda, está dentro de la esfera de influencia del Reino Unido. La nota de la Armada del 14 de mayo es un dato duro que plantea un panorama muy diferente al de estos editoriales o partes de Acción Psicológica.
A buen puerto
Desde 1964 la Fragata Libertad realizó 37 viajes llevando a miles de guardiamarinas a más de 500 puertos en 60 países de América, Europa, Asia, Africa y Oceanía, durante los cuales participó en regatas y desfiles internacionales. En 2010 la ex ministra de Defensa Nilda Garré circunscribió el itinerario a países de Sudamérica, alegando que las misiones de la Armada argentina nunca la llevarían hacia aguas más lejanas (ni turbulentas, desde el punto de vista político y económico). Los puertos de la UNASUR eran los únicos en los que estaba asegurado que ningún embargo podría amenazar a la nave, según las evaluaciones de la Cancillería entregadas a Garré. Esto torna dudosa la pretensión naval de que esta vez no hubo aviso. El canciller Timerman viajaba ayer a Japón, por lo que no pudo ser consultado al respecto. La decisión de Garré creó malestar entre los marinos, que consideraban sus seis meses de turismo internacional a expensas del Estado un derecho adquirido. Invocaron para ello el decreto 727/01, por el cual el presidente Fernando de la Rúa designó a la Fragata “Embajadora de la República con carácter de distinción honorífica y con efecto exclusivamente protocolar”. La Armada le da una interpretación que excede ese carácter honorífico y protocolar y en sus documentos oficiales pretende que además de completar la formación profesional de los Guardiamarinas, “contribuyendo al incremento de sus conocimientos marítimos, náuticos y a su formación en la cultura de trabajo en equipo y el nacimiento de futuros líderes naturales”, la Fragata tiene la misión de “contribuir a la política exterior de la Nación representando a la República Argentina al difundir las bondades de su realidad geográfica, cultural y productiva” y “fomentar las relaciones navales internacionales”, nada de lo cual está contemplado en el ordenamiento jurídico vigente. Otro argumento que el ex jefe Jorge Godoy opuso a la decisión de Garré, fue la tradicional participación de la Fragata en torneos deportivos internacionales. Garré le respondió que hicieran la regata con Chile. Así fue, en 2010 ambas naciones organizaron un torneo marítimo continental para evocar el Bicentenario, el Encuentro y Regata Internacional de Grandes Veleros “Velas Sudamérica 2010”, del que participaron fragatas, bergantines y goletas de distintas nacionalidades, civiles y militares, que navegaron por los océanos Atlántico y Pacífico y el Mar del Caribe. El itinerario incluyó puertos de Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En diciembre de 2010 la presidente CFK creó el ministerio de Seguridad y designó para encabezarlo a Nilda Garré. En Defensa fue designado Puricelli, quien hasta ese momento dirigía Fabricaciones Militares. Puricelli fue el primer gobernador electo de Santa Cruz luego de la dictadura militar, a quien Néstor Kirchner tuvo que vencer para alcanzar la conducción del Partido Justicialista en su escala hacia la gobernación. La Armada insistió ante el nuevo ministro, quien este año la autorizó a realizar dieciséis escalas en trece países, sin preocuparse por el revoloteo de los buitres tras su estela. El itinerario que informó la Armada en su página electrónica http://www.ara.mil.ar incluía Brasil, Surinam, Guyana, Venezuela, Portugal, España, Marruecos, Senegal, Nigeria, Angola, Namibia, Sudáfrica y Uruguay. Hasta que el 14 de mayo, Nigeria fue sustituida por Ghana, sin ninguna explicación.
El derecho del mar
El viaje de los viceministros de Defensa, Alfredo Forti, y de Relaciones Exteriores, Eduardo Zuain, a Ghana tiene varios objetivos. Uno ostensible es prestar la asistencia necesaria al personal embarcado. Pero además, realizarán gestiones ante el gobierno de Ghana. Ambas naciones son signatarias de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, aprobada en 1982 y que rige desde 1994, cuando 60 estados la ratificaron. Ghana fue el 6º en ratificarla, en 1983, y la Argentina el 43º, en 1995. Según el artículo 32 de la Subsección C. de la convención (“Normas aplicables a los buques de guerra y a otros buques de Estado destinados a fines no comerciales”), tales naves están protegidas por inmunidad soberana y en consecuencia libres de requisas y embargos. Los funcionarios argentinos reclamarán a las autoridades de Ghana el cumplimiento de ese artículo de la Convención, que obliga a levantar cualquier restricción a los movimientos de la Fragata. Cuando el juez del Tribunal de Comercio de Accra, Richard Adjei Frimpong, rechazó la apelación presentada por el gobierno argentino, la Cancillería anunció que la Argentina “agotará las instancias judiciales de Ghana y de los tribunales internacionales en defensa de su soberanía, contra los fondos buitre y quienes intentan imponer un sistema global donde los pueblos vivan sometidos al capital especulativo”. Si el gobierno de Ghana no aceptara el reclamo, su decisión debería recurrirse ante el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, el órgano judicial creado por la Convención, con sede en Hamburgo, Alemania. Lo integran 22 especialistas en derecho del mar independientes, que duran nueve años en sus cargos. No puede haber dos miembros de la misma nacionalidad ni menos de tres por cada grupo geográfico reconocido por la ONU. Sus actuales integrantes son ocho europeos (cinco de ellos, occidentales), cinco asiáticos, cinco africanos y cuatro latinoamericanos y del Caribe.