HISTORIA / Mishima en la Argentina peronista / Escribe: Pablo Adrián Vázquez






Yukio Mishima, seudónimo de Kimitake Hiraota, (1935 - 1970) fue una de las plumas y personalidades más arrolladoras del siglo XX. De familia noble japonesa – no samurai - venida a menos e infancia tortuosa, empieza como escritor sus primeros pasos con cautela.



Su obra Confesiones de una máscara (Kamen no Kokuhaku) de 1949 fue un éxito sin precedentes. Novela autobiográfica? donde el despertar sexual y amoroso de un adolescente gay se mezcla con miedos, egolatría, masturbación, emoción, tragedia y muerte. A la par del éxito de ventas y crítica, trabó amistad con el gran escritor Yasunari Kawabata, el cual sería su mentor y consejero.
En correspondencia entre ambos autores comentan el segundo (15 de marzo de 1950) su inminente ida a Edimburgo a raíz de la realización del Congreso Internacional del Pen Club, donde invita al primero no sólo a dicho congreso, sino a Hiroshima Nagasaki, a la vez que le anuncia que el próximo Congreso será en la Argentina.
La respuesta de Mishima no se hace esperar. Tres días después desiste de ambas invitaciones, ya que carece de recursos para Edimburgo, y, de tiempo para visitar las ciudades que sufrieron bombardeo nuclear, pues debía terminar Sed de amor (Ai no Kawaki). Pero, aunque ansía conocer Europa, sí se entusiasma con que ambos viajen, el próximo año, a la Argentina.
Tras cartas donde ambos se intercambian elogios por obras y situaciones personales, se corta abruptamente. En la navidad de 1951 Mishima se embarcó para Norteamérica como corresponsal del diario Asahi. Por dicho viaje recorrió EE.UU, Brasil, y luego Francia y Grecia. Y la Argentina? En carta a su maestro Kawabata (13 de febrero de 1952) desde Estado de San Pablo, comentó su experiencia norteamericana y la emoción que le produce estar Brasil. “Desde mi llegada a América del Sur, estuve completamente seducido por los brasileños. Jamás vi gente tan poco complicada, inclusive los residentes japoneses son abiertos y amables”, escribió el novelista.
Más adelante en la misma carta afirmó: “Iré a San Pablo hacia el 16, y desde allí partiré para conocer regiones más escondidas…
Planeamos ir al Mato Grosso y llegar a al frontera boliviana… Volveré para el carnaval de Río, que comienza el 23 (estoy fascinado por ir), y una vez que termine, tengo la intención de partir para la Argentina, pero como tengo dificultades para obtener una visa, si no al consigo, voy a regresar directamente a New York”.
Lo cierto que Mishima no llegó a nuestro país, sea problemas de visa o su atracción por la fiebre del carnaval carioca, lo cierto que se nos privó de su estadía en nuestro país y sus impresiones sobre la Argentina de aquel tiempo.
Porqué su insistencia con venir aquí? No consta ningún pariente o amigo por estas tierras. Tal vez estuvo anoticiado de la gran colectividad japonesa y su integración con la comunidad local. Quizás la ayuda económica y humanitaria brindada por el Estado y la Fundación Eva Perón traducida en 2 barcos con rumbo a las costas niponas, por lo cual el propio Emperador Hirohito condecoró al presidente Juan Perón y le regaló una armadura y armas de samurai del siglo XVI, y a Evita le obsequió un kimono tradicional.
O tal vez le interesó la promoción de la inmigración japonesa a nuestras tierras, los cuales sólo se les exigía la conversión católica, a cargo generalmente del Padre Virgilio Filippo, a la sazón diputado peronista, y con casamientos colectivos y el apadrinamiento de los propios Perón y Evita, de sincera amistad con la comunidad japonesa local.
Habría tomado nota del fenómeno peronista? Aunque uno pude presumir que la figura de autoridad de Perón lo podría atraer, sería la imagen y actuación de Evita la que lo fascinaría.
Sería muy alejado para la pluma de Mishima pensar en el diálogo entre Evita y su pueblo el 22 de agosto de 1951, donde el dramatismo fue más que elocuente para presagiar tempestades? O sus últimos discursos, donde se imbricaba el dolor de la partida física de Evita con los sufrimientos de los rayos en su cuerpo por el cáncer? Le habría gustado la bravura heroica del discurso del 1º de mayo donde “viva o muera, no dejaría en pie ningún ladrillo que no sea peronista”?

Es tan distante esas imágenes que las que el autor expuso en Sed de amor? Allí la protagonista Etsuko se entrega orgiásticamente a la pasión amorosa, y a su autodestrucción. Rodeada de personajes secundarios que exudan insipidez, traición e incoherencia, el personaje principal, una mujer, (excepcional en Mishima) prefiere entregarse al amor intensamente antes que conformarse con los convencionalismos de los demás. Su sensación por el sufrimiento de no querer ser amada y, al mismo tiempo, entregarse a introducir dolor en el amor (pensar en la escena donde Etsuko excitada clava sus uñas en la espalda de Saburo hasta hacerlo sangrar) es erótica, tiene tinte político y escapa a los convencionalismos.
Consideraciones despojadas, a la luz de la obra del genio japonés, amante del heroísmo, y de la entrega de la Jefa Espiritual de la Nación.
Lo cierto que Mishima regresó a Japón en mayo de 1952.
El 26 de julio de ese año falleció Evita. Su cuerpo, luego del golpe cívico militar de 1955 fue ultrajado y desaparecido, - al cuerpo de su hermano Juan Duarte le cortaron la cabeza para demostrar, por parte de la Revolución Libertadora que fue mandado asesinar por Perón -, hasta que fue devuelto a Perón en su exilio madrileño en 1971.
Un año antes Yukio Mishima, luego de años de componer obras de teatro, novelas, poemas, guiones de cine, actuar, ser nominado varias veces al Premio Nobel, cultivarse físicamente como atleta, dominar las artes marciales y crear un ejército privado la Sociedad del escudo (Tate – no – kai) para defender desarmado al Emperador cumple su última actuación. El 26 de noviembre de 1970, al tomar prisionero al general Mashita y arengar a la tropa inútilmente, se realizó – al igual que su asistente y amigo Morita - el tradicional seppuku, con corte en el abdomen y cercenamiento de su cabeza de forma ritual como los antiguos samurais.


Su mentor Yasunari Kawabata, luego de publicar obras de relieve y ganar en 1968 el premio Nobel en Literatura, seguiría el trágico final de su discípulo suicidándose con gas el 16 de abril de 1972.
Recién el cuerpo de Evita volvería al país el 17 de noviembre de 1974 y descansaría en la bóveda familiar el 22 de octubre de 1976.

PD: la obra de Kawabata se editó localmente El rumor de la montaña; En el lago; Kioto; Lo bello y lo triste; La bailarina de Izu; El maestro de Go; Mil Grullas; y País de nieve, entre otras, todas por Emecé.

De Mishima hay ediciones españolas de la mayoría de sus novelas, y también obras biográficas publicadas en España. Hay sólo una edición local de El Pabellón de Oro (Kinkakuji) por Seix Barral, y Yasunari Kawabata – Yukio Mishima Correspondencia (1945 – 1970) por Emecé. Y en la lejanía existió una edición de 1961 de Confesiones de una máscara por SUR

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