MENDOZA / Río + 20 / Escribe: Alberto Lucero






Hace veinte años, en 1992, en la llamada cumbre de Río, la ONU tuvo un rol importante al alertar sobre los peligros que corría la vida humana y también la no humana, si el mito del crecimiento económico indefinido continuaba dominando las políticas económicas y si no se controlaba el consumismo irresponsable, recordando que el planeta es finito; los ciclos naturales de reposición de los recursos naturales están siendo destruidos y la naturaleza “se vengará” con cambios climáticos que pronto serán irreversibles y afectarán de modo especial a los más pobres, añadiendo nuevas dimensiones de injusticia social a las muchas que ya existen. Los Estados del mundo parecieron tomar nota de estas advertencias y se realizaron muchas promesas bajo la forma de convenios y protocolos. Las empresas multinacionales, que en todo el planeta son los grandes responsables de la degradación ambiental, parecían haber quedado bajo vigilancia.



Hoy, a pocos días de que se celebre en Río de Janeiro la cumbre Río+20, denominada así por los 20 años transcurridos desde 1992, las perspectivas de lograr ese cambio tan esperado para combatir los desastres ambientales del planeta y la pobreza, no son muy alentadoras. Nadie espera un plan maestro de amplio alcance, porque las crisis financieras en Occidente y los cambios geopolíticos, con la emergencia de China, India y Brasil, anticipan pocas decisiones valiosas, mientras expertos de todo el mundo temen que la humanidad sea ya incapaz de poner fin a la destrucción de la Tierra. Los científicos dijeron que la meta de limitar el calentamiento global a dos grados Celsius, ya es inalcanzable y estamos observando una pérdida de biodiversidad que no tiene precedentes en los últimos 65 millones de años.

Brice Lalonde, el político francés y militante ecologista coordinador ejecutivo de la cumbre Río+20, dice que la mentalidad simplista del capitalismo empaña los posibles progresos y piensa que hoy debemos ir más rápido, con más empuje, sabiendo que dentro de cada país muy pocos hablan del planeta, de la humanidad como un conjunto. Hablan de sus países, defienden sus intereses nacionales, pero hay temas que están más allá de los intereses nacionales y que el sistema internacional actual no logra tratar. Algún día habrá que inventar algo para que nos ocupemos de aquello que tenemos en común, es decir, la atmósfera, los océanos y hasta el mismo conocimiento, porque esta crisis ambiental proviene de un sistema económico global, que no responde a la situación real del planeta hoy.

Lalonde plantea que la división más clara está entre los que afirman que no se puede continuar así, que es preciso salvar el planeta y los partidarios del desarrollo económico incrementando la utilización sin restricciones de los recursos naturales, que dicen que lo prioritario es la lucha contra la pobreza porque no se puede continuar con tantas desigualdades y que la cuestión del planeta tiene que ser un paso posterior.

Para Lalonde, toda la cuestión radica en nuestra capacidad de organizar el mercado, de fijarle reglas. No hay mercado sin reglas. En realidad, aclara, es preciso salir del capitalismo más básico: hay que defender el concepto de que el capital más importante son el pueblo y la naturaleza. No hay que sacrificar ese capital en beneficio del pequeño capital monetario de las empresas, aunque existan intereses económicos que trabajen para enriquecerse a corto plazo y a los cuales es preciso combatir y para hacerlo confía en la sociedad civil, es decir las organizaciones no gubernamentales. Asociaciones, ONGs, científicos, profesores, trabajadores, en suma, todos aquellos que se preocupan y trabajan por el cuidado del planeta, son esenciales en esta crucial etapa de la existencia del hombre sobre la tierra y cada vez es más cierto aquel axioma que dice que o nos salvamos todos o no se salva nadie.

Nosotros coincidimos con este enfoque y de allí el nombre de nuestro programa: SALVEMOS EL PLANETA y, como siempre hacemos, sugerimos entrar a cualquier buscador, como el Google y escribir: OTRO MODELO AGROALIMENTARIO. Mas de 400 mil resultados, para entender de qué estamos hablando.

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