En 2008, como víctima de los hackers, declaró en el expediente donde están imputados el “Tata” Yofre y dos ex agentes de la SIDE, entre otros. Durante su testimonio ante la jueza Arroyo Salgado, dejó evidencia de su vínculo con el Grupo Clarín.
Salvo que medie alguna postergación, este lunes comenzará la última semana de declaraciones indagatorias para los imputados en la causa abierta en 2006 por la “pinchadura” de mails a una larga lista de funcionarios, sindicalistas, empresarios y estrellas de la farándula. A la cabeza de los acusados por “violación de secretos políticos y/o militares” figura el bestseller y antiguo jefe de la SIDE menemista Juan Bautista “Tata” Yofre, secundado por dos ex agentes de Inteligencia y un general retirado del Ejército. También aparecen involucrados cuatro periodistas y un empresario de medios, señalados como supuestos usuarios de la información sustraída.
Hasta ahora, los imputados se negaron a declarar o bien aportaron poco y nada al expediente. De todas formas, para la jueza Sandra Arroyo Salgado, a cargo del tribunal en lo Criminal y Correccional Nº 1 de San Isidro, ya está claro el modus operandi de los hackers.
Entre las muchas víctimas de los espías informáticos figura el ex jefe de Gabinete y luego consultor de la petrolera española Repsol, Alberto Fernández, que el 14 de agosto de 2008 brindó por primera vez testimonio en la causa.
Tiempo Argentino pudo acceder a esa declaración, prestada cuando Fernández aún integraba el gobierno nacional, por lo que le fue tomada en su despacho de Balcarce 50.
Ante la jueza, el ex funcionario confirmó la propiedad de la mayoría de los mails que le fueron exhibidos y que habían sido secuestrados en allanamientos a los domicilios de los hackers. Asimismo, dejó asentadas sus sospechas sobre varios periodistas, algunos de los cuales están entre los citados a indagatoria.
Al margen del interés puntual de la pesquisa judicial, los dichos de Fernández también evidencian el trato cercano que ya por entonces mantenía con la cúpula del Grupo Clarín.
“En un momento empecé a notar que algunas publicaciones en medios como SEPRIN, Urgente 24 y en la revista Noticias, el periodista Darío Gallo, se publicaba información que estaba en e-mails que yo recibía o enviaba”, relató Fernández. “En otra oportunidad –sostuvo–, el periodista Daniel Hadad me dijo que le habían ofrecido en venta mis e-mails.” Además, agregó que ya en 2005, durante la campaña de Cristina Fernández para senadora, comenzó a sospechar que le podían estar hackeando las encuestas que recibía. “Avisé a la Secretaría de Inteligencia lo que estaba pasando y supongo que eso habrá motivado esta investigación”, consideró Fernández. De hecho, la causa Nº 8470 se inició cuando la SIDE alertó sobre la posible intromisión en el correo de varios miembros del gobierno.
Para el ex jefe de Gabinete existía una relación entre algunos de sus correos y notas que luego aparecían en la prensa. “También los periodistas Mariano Obarrio en comentarios radiales que hacía en Radio América y Carlos Pagni, cuando estaba en Ámbito Financiero, publicaban información que se vinculaba al contenido de mis propios e-mails”, aseguró.
Cuando le mostraron el material obrante en las fojas 183/188 del Bibliorato Nº 10, Fernández reconoció como propio el contenido de un mensaje enviado por Jorge Rendo, miembro del directorio del Grupo Clarín y uno de los principales operadores del multimedios en el ámbito político. “Jorge Rendo, efectivamente me acuerdo que me pidió concretar una reunión con la Cámara empresaria de Brasil”, respondió el ex funcionario.
Ante otro mail, incluido en el Bibliorato Nº 19, mencionó al diario de los Mitre: “Es una nota que yo escribí y se la pasé a Isidro Bounine, el secretaria privado de la Presidenta, posteriormente se publicó en La Nación”, afirmó.
Por último, cuando la jueza le preguntó si había sido extorsionado a partir de alguno de los datos que le fueron sustraídos, recordó que por entonces la encuestadora Doris Capurro le había advertido que su correspondencia electrónica estaba a la venta. “Me avisó que le habían ofrecido el contenido de mis mails y como el servicio me lo daba Fibertel les pedí auxilio y me pusieron un programa de seguridad anti hackeo, pero evidentemente fue un fracaso”, explicó.
Fernández volvería a declarar en la misma causa en agosto de 2009, ya fuera del kirchnerismo y luego de que perdiera su puesto en el directorio de Papel Prensa.
(Diario Tiempo Argentino, 12 de mayo de 2012)