Ha sido una perspectiva política argentina latente y constante. Ansiada por unos. Temida por otros. Hoy, parece estar ya entre nosotros el Tercer Movimiento Histórico de la Argentina, superador y sintetizador del Radicalismo y el Peronismo, los dos movimientos político-sociales que coparon la escena nacional en el Siglo XX.
Pero con una sorpresa: su vigencia supera ya las limitadas fronteras de la Argentina. Como no podía ser de otra manera -para ser realmente superador y en sintonía con los tiempos de la globalización- el Tercer Movimiento es Sudamericano. Será así. Y si no, no será nada.
Kirchner, Lula, Lagos, Chávez, Tabaré Vásquez... son las cabezas visibles del Movimiento Popular Sudamericano en marcha. El MPS, si se lo quiere bautizar ya con una sigla.
Como toda síntesis superadora, la nueva realidad tiene la virtud de proyectar hacia adelante y de ordenar hacia adentro. La Política con mayúsculas no se renueva con cambios de caras ni con correcciones individuales. Se renueva con objetivos y contenidos de conjunto, abarcadores y superadores de la realidad anterior. Las grandes Causas tienen el poder de purificar las mezquindades inevitables de la política menuda. Así como las creaciones artísticas, los actos de amor y las destrezas deportivas nos hacen olvidar que los seres humanos somos persistentes y compulsivos productores de excrementos. Qué sería de los minúsculos arroyos si no pudieran fundirse en los grandes cauces que los llevan al mar...
Las realidades políticas nacionales que como partes integran el nuevo Todo, adquieren así una renovada proyección y se ordenan de acuerdo con estrategias y prioridades inéditas. Y, sin duda, de todo ello resulta una divisoria de aguas para toda la sociedad.
No es lo mismo, por caso, pensar Mendoza como la última casa del barrio argentino, que como uno de los nudos más importantes entre las grandes avenidas sudamericanas.
No es lo mismo el concepto de mercado interno cuando se lo limita a los 36 millones de argentinos, que si se lo expande a los 450 millones de sudamericanos.
No es lo mismo montar una empresa para competir con otra de Brasil o de Chile, que asociarse con ellas para llegar a nuestro mercado interno sudamericano o al mercado internacional.
No es lo mismo, para un joven que debe definir su futuro, saber o no que el destino de su generación es construir el nuevo espacio del poder sudamericano.
No es lo mismo, para científicos e investigadores, vivir celosos de los presupuestos que tienen sus pares de países vecinos, que articular las políticas nacionales de ciencia y tecnología para potenciar los pocos o muchos recursos que cada país destina a ese sector estratégico.
No es lo mismo tener una serie de empresas petroleras dispersas, que contar con un bloque energético conformado por Petrobras, Petróleos de Venezuela, Ecopetrol, Petroperú... (oh, y si todavía tuviéramos YPF!) con capacidad determinante en el concierto energético mundial.
No es lo mismo evaluar y priorizar una noticia que proviene de Bolivia pensando que es un país tan extranjero como Mauritania, que a partir de la conciencia de que Bolivia es parte de nuestro lugar en el mundo.
La lista de cómo cambian las perspectivas podría ser muy larga...
Seguramente, algunos objetarán que estamos perdiendo soberanía e identidad. Habrá que decirles que hoy por hoy la formación del bloque sudamericano es condición de posibilidad de soberanía y de identidad nacional. No faltarán otros, para quienes la suma de pobres no puede sino resultar en números negativos. Son los que prefieren mirarse a sí mismos con ojos ajenos, que es la peor de las alienaciones.
Lo importante es que la conformación de los Estados Unidos de América del Sur está golpeando a nuestra puerta y es necesario responder. El Movimiento -que, por cierto, viene de lejos- toma cada vez más ritmo. Cuándo llegará a su plenitud, depende de la mayor o menor conciencia, del mayor o menor compromiso con que los ciudadanos nos incorporemos a él.
Lo que sí es seguro, es que -desde el más allá que los cobije- Irigoyen y Perón percibirán que los árboles que plantaron siguen ramificándose a escala continental. No estarán solos en esa percepción. Bajo la mirada satisfecha de los Libertadores San Martín y Bolívar, de Artigas y O’Higgins, los acompañarán Raúl Haya de la Torre, Getulio Vargas, Víctor Paz Estenssoro, Carlos Ibáñez del Campo, José Martí, Juan Velasco Alvarado, Juan Lechín, Farabundo Martí, Jaime Roldós, José Figueres, Omar Torrijos, Jacobo Arbenz, Salvador Allende, Juan Bosch, Eliecer Gaitán, César Augusto Sandino y tantos otros intérpretes, ilustres o incógnitos, de la gran sinfonía del Sur.
(Diario Los Andes, 12 de agosto de 2003)