(viene de la edición de ayer)
Saturnino Segurola a la sazón Inspector General de Escuelas, el 22 de octubre de 1822 solicitó a la autoridad correspondiente el envío de un facultativo para una escuela de Quilmes aplicando el art. 31 del Reglamento General de Escuelas que por otra parte lo había confeccionado él, dicho artículo referido rezaba: -Los Preceptores no recibirán en la escuela niños que no estén vacunados apelarían a los padres que no quisiesen verificarlos, tomando las medidas que le dicten la jurisprudencia, para cerciorarse de la verdad de esta operación (Ibídem, VISICONTE).
Si existía prevención o renuencia en la población ante la pequeña incisión o tajo que un médico debía efectuar sobre el brazo de la persona para inocular la vacuna, es de imaginar la resistencia que deberá existir en el medio supersticioso del indio que consideraba la vacuna y la viruela gualichos procedente del huinca.
Cuando una epidemia de viruela se abatía sobre una toldería, era práctica de los indios para librarse de ese gualicho matar a las indias más viejas.
En más de una oportunidad el mismo Rosas ante la inminencia de una matanza de pobres indias por esta cruel tradición, dio instrucciones a los comandantes del lugar para que con habilidad y sin violencia sustrajeran a esas indias con las promesas que el mismo Rosas arrojaría el gualicho de las viejas manteniéndolas en el poblado.
ALGUNOS METODOS QUE ROSAS UTILIZO PARA LA VACUNACION
El prestigio y la confianza que se le tenía permitió vacunar a los aborígenes.
ara ello apeló a varios procedimientos: su propio ejemplo, haciéndose vacunar entre ellos; en presencia de varios caciques importantes mostraba la herida en la protuberancia consiguiente desnudándose el brazo y exhibiéndolo ante ellos.
Después de comprobar que el mismo Rosas se sometía a la vacuna recién entonces consentían.
Otro procedimiento consistió en la explicación persuasiva como lo demuestra esta carta que Rosas le escribió a Catriel: ...Ustedes son los que deben ver lo mejor les convenga. Entre nosotros los cristianos este remedio es muy bueno porque nos priva de la enfermedad terrible de la viruela, pero es necesario para administrar la vacuna que el médico la aplique con mucho cuidado y que la vacuna sea buena, que el médico la reconozca porque hay casos en que el grano que le salió es falso y en tal caso el médico debe hablar la verdad para que el vacunado sepa que no le ha prendido bien, el grano que le ha salido es falso, para que con este aviso sepa que para el año que viene debe volver a vacunarse porque en esto nada se pierde y puede aventajarse mucho.
La vacuna tiene también la ventaja de que aún cuando algún vacunado le da la viruela, en tal caso esta es generalmente mansa después de esto si quieren ustedes que vacune a la gente, puede el médico empezar a hacerlo poco a poco para que pueda hacerlo con provecho y bien hecho y para que tenga tiempo para reconocer prolijamente a los vacunados (CHAVEZ, Fermín, La vuelta de Juan Manuel, Edic. Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 1991 o Edit. Theoría, Buenos Aires, 1991).
Obsérvese la sagacidad de Rosas, comienza expresando para que los cristianos es un buen remedio pero deben ser ellos los indios los que deben resolver, señala la importancia del médico porque es el que sabe como se administra la vacuna y entiende su evolución.
Además es de inferir que un médico que puede entrar a una toldería para vacunar no solamente hará ese trabajo sino que intentará curar otras enfermedades, gripes, infecciones varias y otras dolencias que pueden ser controladas.
Lo cierto es que Rosas facilitó la llegada de un médico a la toldería que de otra manera hubiera resultado imposible no sólo por la negativa de los jefes sino por las resistencias que hubiera presentado las machi y los adivinos de la tribu.
Hacia 1878 ya muerto Rosas en Southampton donde vivió su exilio en la extrema pobreza, durante la segunda campaña al sur efectuada por los oficiales de Roca, un oficial del coronel Villegas, llamado Solís en una de las incursiones llevadas en las proximidades de Malal (La Pampa) sorprenderá entre unas cortaderas nada menos que al famoso cacique Pincén (Pin-then, dueño del decir, hablar bien) y a un pequeño hijo que llevaba para protegerlo.
Según relato del historiador Juan José Estévez en su importante biografía del cacique, el perrito que Pincén llevaba salió a torear al perro que de la partida, los ladridos de los canes alertaban a los soldados que creyeron estar en un escondrijo de punas; preparaban sus armas de fuego y el cacique al sentir -los aprestos para el disparo de armas de fuego, temiendo que su hijo sufriera daños se puso de pie y gritó ¡no tiren! (ESTEVEZ, Juan José, Pincén. Vida y leyenda, Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 1991).
Pincén fue llevado a la presencia de Villegas que le tenía un gran respeto y garantizó su vida y fue enviado a Buenos Aires alojado en el cuartel del batallón 6 de Infantería de Línea en donde lo visitaban personajes importantes como Roca, Estanislao Zeballos y otras personalidades para escuchar de labios del cacique sus hazañas en el desierto que al parecer salía relatar muy bien haciendo honor a su nombre.
En uno de sus cuentos Pincén recordó que en su juventud llegó a conocer al gran cacique general argentino don Juan Manuel de Rosas, expresando: ...Juan Manuel ser muy bueno pero muy loco; me regalaba potrancas, pero un gringo nos debía tajear el brazo, según él era un gualicho grande contra la viruela y algo de cierto debió de ser porque no hubo mas viruela por entonces... (ROSA, José María, op. cit. T. VIII).
De ese recuerdo de Pincén parece desprenderse otra metodología para inducir a la vacunación un pequeño chantaje: iban los suministros pero después iba la vacuna.
EL DESCUBRIMIENTO DEL COW-POX EN UNA ESTANCIA
Ya asentamos un hecho que jerarquizó la medicina argentina como lo fue el descubrimiento de la vacuna por el Dr. Francisco Javier Muñiz en el distrito de Luján efectuado en la estancia de don Juan Gualberto Muñoz en la que de los pezones de una vaca extrajo la pústula de donde sacó la sustancia para la vacuna antivariólica.
El descubrimiento fue protocolizado ante escribano público el 25 de septiembre de 1841 y tuvo gran repercusión en Londres ya que fue comentado auspiciosamente por el Instituto Jenneriano y por el periodismo inglés.
Hasta esa época se creía en Inglaterra que el antídoto sólo era producido por las vacas de Gloucester, por las condiciones de humedad y otras variables climáticas que solamente se afirmaba, se daban en dicha localidad inglesa.
La distinción que había recibido Rosas de la Sociedad Jenneriana fue hecho extensivo al Lic. Médico Justo García Valdés, a los Dres. Saturnino Pineda, Francisco Javier Muñiz, Blas Azpiazu y los estudiantes de medicina próximos a recibirse Claudio Mamerto Cuenca y Francisco Rodríguez Amoedo, profesionales que se destacaron en el suministro de la vacuna antivariólica durante las épocas de Rosas y gracias a la atención que el gobernante dedica a esta delicada problemática. En una carta dirigida al Lic. Médico García Váldez el 15 de julio de 1832 puede comprobarse su reiterado interés por la propagación de la vacuna entre los indios: "...Sirváse Ud. hacer entender a la Sociedad Real Jenneriana entre lo más satisfactorios triunfos digno de su memoria deben enumerarse la propagación del virus de la vacuna entre los indígenas reducidos y sometidos al gobierno y aseguraba que tomando yo en sus honrosos trabajos la parte que puede caberme en mi actual posición, no perdonaré medio para que la institución de la vacuna sea conservada en este país con todas creces que dependan ya de mi autoridad ya de mi decisión personal..." (FERNANDEZ, Humberto "Francisco Javier Muñiz, Rosas y la prevención de la viruela" en "Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas nº 42 enero/marzo 1996. Trabajo presentado al Congreso Nacional de Historia celebrado en Buenos Aires entre el 23 y el 25 de noviembre de 1995 y publicado en los Anales de dicho Congreso, T. I, p. 383).
LAS EPIDEMIAS Y LOS RECLAMOS IDEOLOGICOS Entre los siglos XVII y XIX se produjeron y están documentadas todas las epidemias o pestes de viruela que hicieron estragos entre la población indígena. Dicha documentación señala los siguientes años fatales: 1615, 1620, 1638, 1642, 1660, 1728, 178, 1788, 1792, 1805, 1819, 1871, 1875 y 1881 (GRAU, Ibidem). Como se observa los períodos de frecuencia o reiteración de la peste son muy seguidos y por lo tanto muy breves los períodos libre de ella.
Entre 1615 y 1620 sólo hay 5 años de bonanza, entre 1620 y 1638 hay 18 años, entre 1638 y 1642 solo 4 años sin peste, etc. Sólo hay dos períodos que la epidemia mortal permite un respiro, entre 1728 y 1778 y entre 1819 y 1871, luego se reinicia el azote con una frecuencia aterradoramente breve. Esta información conduce por lo menos a dos conclusiones inequívocas:1º) Entre 1615 y 1881 período que cubre 266 años, según el cálculo de historiadores y antropólogos, la viruela se cobró en sus catorce estallidos epidémicos más de dos millones de indígenas en lo que fue la gobernación, luego el Virreynato del Río de la Plata (actuales Argentina, Paraguay, Uruguay, sur de Brasil, Bolivia y Chile).
Estimación que creemos exagerada pero que de todas maneras nos demuestra que la viruela mató muchos más indios que todas las guerras llevadas contra él.2º) El período de mayor sosiego es el que se encuentra entre los años de 1819 y 1871, que alcanza a 52 años. No es ninguna casualidad que en este período transcurren los años de los dos gobiernos de Rosas en los que se suministró la vacuna entre los indios cuyos efectos sanitarios se prolongaron algunos años después de 1852. Después de Caseros, se retacearon o se olvidaron los abastecimientos a los indios y se abandonó toda política de integración, ¿...y la vacuna antivariólica...?, los "progresistas" triunfantes también se olvidaron de suministrarla.La peste apareció con toda su virulencia en 1871, reiterándose en 1875 y en 1881...¡La generación del Ochenta funcionando a pleno...!
Queremos hacer una última reflexión vinculada a este tema y dirigida a aquellos que en conocimiento de estos datos que expresan una catástrofe demográfica se valen de ella para denigrar a la Conquista española responsabilizando a España por traer pestes como la viruela.
El cargo es infantil. Con ese criterio deberíamos estigmatizar al Africa o sus habitantes de color de donde procede el SIDA o atribuir a los homosexuales la intención de exterminar a la humanidad por ser los transmisores del SIDA. Algunos indigenistas anacrónicos no advierten que si los españoles trajeron enfermedades, hubieron dolencias que a su vez los indios transmitieron a los españoles y por ellos a Europa misma que las desconocía. La frambesia o "bubas" o sífilis americana, el mal de Chagas, la parotiditis y otras fueron pestes americanas transmitidas a los españoles.En el contacto de razas, en el intercambio de sangre, se produce inevitablemente un intercambio recíproco de enfermedades. Por otra parte, recordamos que las epidemias no comienzan en América a partir de su descubrimiento "códices mayas y mixtecas testifican la existencia de flagelos antes de la llegada de Colón, esas endemias, todo hace presuponer, develan el misterio de grandes centros poblacionales deshabitados o extinguidos entre los mayas antes del arribo español. En los idiomas indígenas caso de aztecas o incas habían vocablos que designaban enfermedades epidémicas" (PETROCELLI, Héctor B., "Lo que a veces no se dice de la Conquista de América", Ediciones Didascalia, Rosario, 1992).No está demás recordar que dos siglos antes de la Conquista de América, Europa también sufrió un derrumbe demográfico no menor al americano. La peste negra que asoló a Europa en el siglo XIV registró una mortalidad que alcanzó a un tercio de su población total.De allí que el europeo del siglo XVI estuviera medio inmunizado ante la viruela, en su composición genética la tenía registrada. Mientras que el indio no. El hecho histórico como "cargo" a la Conquista de América, minúscula como otros que se hacen a la España católica de entonces, tiene más de escarceo ideológico que de reflexión histórica sustentable.La problemática reside en la pregunta ¿qué se hizo ante esas enfermedades? España introdujo metodología médica, el hospital, todo tipo de medicamentos desconocidos en América para enfrentar las enfermedades nuevas o viejas. Rosas introdujo la vacuna antivariólica entre los indios de las pampas. Por el contrario, los conquistadores del norte americano regalaban a los indios frazadas infectadas del virus de la viruela. Allá se decía y era popular el dicho: "the best indian is the death indian" (el mejor indio es el indio muerto...). ¡Distintas metodologías de dominación! No obstante muchos indigenistas actuales estudian antropología en universidades de Norte América en donde ocultan su propia política de exterminio.Actualmente conocemos algunos descendientes de caciques mapuches que concurren a congresos indigenistas financiados por fundaciones norteamericanas y la central socialista europea, que mantienen una hostilidad anacrónica verdaderamente cómica contra la España católica del siglo XVI y su proyección en América. ¡Cosa veredes Sancho faran hablar las petras...!