MENDOZA / Acerca de los vertederos electrónicos / Escribe: Alberto Lucero






El Puerto de Tema, en Ghana, pasó a ser un lugar conocido para nosotros cuando allí estuvo retenida nuestra Fragata Libertad, a raíz de la demanda presentada por un fondo buitre que no prosperó.

Hoy volvemos a hablar del Puerto de Tema porque ese lugar, ubicado en uno de los países pobres del planeta, es un Vertedero Electrónico. ¿Y qué son los Vertederos Electrónicos? Veamos: Las grandes marcas, que fabrican computadoras, teléfonos móviles y otros elementos electrónicos, han desarrollado el concepto de Obsolescencia Programada, es decir, fabrican productos con una corta vida útil, para acelerar su reposición y vender uno nuevo, manteniendo así plena ocupación en sus fábricas, pero entonces, el producto que queda fuera de servicio, se convierte en una basura electrónica, altamente contaminante y muy difícil de procesar.


Ahora bien, ¿qué se hace en el planeta con los productos electrónicos obsoletos? Van a para a los Vertederos Electrónicos. Según datos de Naciones Unidas, el mundo genera 40 millones de toneladas de residuos electrónicos por año y de esa cantidad, el 80 % termina en países pobres, como Ghana.

Allí, esta chatarra electrónica llega en contenedores provenientes de los países ricos, rotulados como bienes de segunda mano, argumentando que los envían para ayudar a reducir la brecha digital, cuando lo que realmente pretenden los países de origen es darle a esos equipos un destino final lo más lejano posible y así, llegan al puerto de Tema y terminan en los llamados centros de reciclaje, eufemismo para designar inmensas pilas de chapas y plásticos, en donde muchos adultos desocupados, pero mayormente niños, tratan de recuperar el aluminio y el cobre que contienen los equipos en desuso, quemando las fundas de plástico y tornando irrespirable el aire.

Quedan allí, apilados para siempre y sin posibilidad de degradación biológica alguna, aparatos electrónicos inútiles y destrozados que contienen en sus partes cadmio, bromo, bario, arsénico, plomo y mercurio y son una herencia letal para los pobres habitantes de los suburbios del Puerto de Tema.


Ante ésta situación en Tema, pero también replicada en Nigeria y en otros lugares pobres del planeta y, considerando que es insostenible continuar contaminando a perpetuidad esos lugares, se empezó a hablar de ”ética” en la fabricación de productos electrónicos y fue una empresa holandesa quién presentó su Fiarphone, anunciado como el primer teléfono móvil fabricado según principios éticos.

Para ello la empresa se preocupa, en primer lugar, de utilizar Minerales libres de conflicto; recordemos el coltán y los conflictos por su obtención en la República Democrática del Congo, que fue uno de los primeros escándalos en torno a la fabricación de móviles y otros dispositivos electrónicos, con una violencia que está en buena parte financiada precisamente por ése mineral, hoy imprescindible para los celulares. Muchas de las marcas que han querido obtener “minerales libres de conflicto” lo han hecho abandonando el Congo y buscando a sus proveedores en otros países más caros.

Fairphone decidió sin embargo aliarse con algunas organizaciones que trabajan por conseguir minas libres de conflicto dentro del propio Congo, resolviendo los problemas allí donde existen, no evitándolos. Esta empresa también se preocupa de los problemas de ensamblaje, a raíz de las críticas a las condiciones de esclavitud en que trabajan en algunos enclaves asiáticos y entonces Fairphone se planteó fabricar el dispositivo en un país con mejores derechos laborales que los de Asia y para ello buscaron una planta de producción en el este de Europa.


Por último, el teléfono ético Fairphone se diferencia de todos los demás en cuanto a su vida útil y al destino que tendrá cuando el usuario quiera cambiarlo, porque ante la tendencia generalizada de crear nuevos teléfonos móviles que tengan que ser renovados continuamente, ya sea por la escasa vida del producto o por el lanzamiento de un nuevo modelo, el Fairphone está diseñado para durar el máximo tiempo posible. Para ello los fabricantes aseguran que todas las piezas sean reemplazables, no sólo para cambiarlas cuando se rompan o estropeen, sino también para poder actualizar el dispositivo, simplemente renovando las piezas necesarias y, por último, se comprometen también a hacerse cargo del dispositivo una vez que su vida útil termine, es decir, evitar que termine como basura electrónica en lugares como Ghana o Nigeria.

Por ahora la venta del FairPhone se está realizando a través de su página web de forma directa y el dispositivo será enviado a los primeros compradores a fines de este año. Lo que diríamos, un ejemplo de la verdadera Responsabilidad Social Empresaria, ¿no es cierto?

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