ARGENTINA / “Estamos satisfechos con el fallo” / Escribe: Pedro Lipcovich






Paolo Menghini, uno de los voceros habituales de los familiares de las víctimas de la tragedia de Once, dijo que la sentencia habla acerca del “contubernio entre los funcionarios y la empresa”. Pidió a la Cámara que ratifique los procesamientos.

“Los familiares estamos satisfechos con el fallo del juez (Claudio) Bonadío, y esperamos que la Cámara ratifique los procesamientos”, destacó Paolo Men-ghini –padre de Lucas, víctima del siniestro del 22 de febrero y uno de los voceros habituales del conjunto de familiares de las víctimas–. Menghini señaló que “el fallo desbarata los intentos de poner al maquinista del tren como chivo expiatorio” y destacó que “las pericias mostraron el contubernio entre la empresa y los funcionarios públicos: se dedicaban millones a gastos obscenos mientras los trenes se derrumbaban”. Explicó por qué los familiares se negaron a participar en acciones de control junto al Poder Ejecutivo y, en cambio, exigen la conformación de una comisión bicameral para monitorear las obras del ferrocarril Sarmiento. Incluso, se atrevió a señalar un riesgo del que está prohibido hablar en la actividad ferroviaria argentina: la falta sistemática de uso del freno “de hombre muerto”.


–¿Coincide con los pedidos de procesamiento que formula el juez Bonadío?

–Sí, y esperamos que la Cámara los ratifique. Este aspecto del dictamen es fundamental en cuanto define a quién señalar y no da ningún calce a la posibilidad del chivo expiatorio, donde el maquinista Marcos Córdoba resultaría ser responsable de todo. Ellos todo el tiempo intentaron poner trabas: se llevaban documentos, hacían presentaciones pidiendo nulidades, incluso, el abogado de Schiavi inventó la teoría que atribuyó a Córdoba una enfermedad neurológica. Mientras, las pericias marcaban el contubernio entre la empresa y los funcionarios: 3500 millones de pesos derrochados con tarjetas corporativas, gastos obscenos, vinos, viajes, muebles, pagados con dinero público mientras los trenes se derrumbaban. El fallo del juez Bonadío, cuando habla de “una trilogía siniestra de empresarios, funcionarios y sindicalistas”, expresa lo que dijimos desde el primer día.

–¿Cómo fue la experiencia de agruparse de los familiares de las víctimas?

–Somos personas de distintas extracciones sociales y políticas, unidas para que los responsables sean procesados y llevados al juicio oral. En el dolor, coincidimos en un objetivo y procuramos que nadie nos corra de allí. Nos basamos en experiencias como la de los familiares de Cromañón y de Ecos. Como los de Cromañón, somos víctimas de la corrupción empresarial y la falta de control estatal; con Ecos tenemos en común que muchos perdimos hijos jóvenes y queremos convertir parte de nuestro dolor en la lucha por cambios.


–A diferencia de familiares de Ecos, ustedes se negaron a participar en acciones de control propuestas por el Poder Ejecutivo...

–El ministro Randazzo nos propuso formar parte del control de las obras en el Sarmiento, así como propuso a los padres de Ecos trabajar en relación con la Agencia de Seguridad Vial. Pero en el siniestro que mató a los chicos del Ecos, el Estado poco tenía que ver directamente, mientras que en la tragedia de Once, la responsabilidad del Estado es innegable. No podemos participar en acciones de control con el gobierno del que Schiavi y Ricardo Jaime fueron funcionarios. En cambio, le pedimos al Congreso de la Nación que forme una comisión bicameral para el seguimiento de esas obras, y estamos siguiendo ese trámite: ellos tienen la responsabilidad de hacerlo y la estructura técnica para concretarlo.

–¿Sus abogados están totalmente de acuerdo con el dictamen del juez Bonadío?

–Si bien la satisfacción por el fallo de Bonadío nos representa como conjunto, tenemos distintos abogados. En cuanto a nosotros, los familiares de Lucas Menghini, todavía debemos analizar el sobreseimiento de Antonio Sícaro, ex jefe de la CNRT, y el del maquinista Córdoba. La responsabilidad de Córdoba es la menor de todas, pero no estamos seguros de exculparlo y tenemos que ver en detalle los fundamentos del fallo.


–Un aspecto del que no suele hablarse pero que puede ser importante en accidentes de este tipo es el “freno de hombre muerto” (que el maquinista debe mantener oprimido mientras el tren está en marcha): ¿usted puede decir algo al respecto?

–Ese es el tema: lo traban con un tornillo porque les molesta usarlo; me lo han dicho unos cuantos ferroviarios, pero ninguno lo reconoce públicamente. Claro, también es cierto que al tren le faltaban dos compresores de freno, siendo que, por los propios manuales de TBA, tiene que haber un compresor por cada vagón. Estos trenes mueven tres mil personas, llevan entre seis y ocho personas por metro cuadrado: no se puede funcionar así.

(Diario Página 12, sábado 20 de octubre de 2012)

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